Trump, contra la corriente
Resulta deplorable la salida de EE.UU. del Acuerdo de París; la lucha por preservar nuestro planeta requiere el esfuerzo de toda la comunidad internacional
Como lo había anunciado durante la campaña presidencial, Donald Trump confirmó la salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París, iniciativa para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la principal causa del calentamiento global. El aumento progresivo de la temperatura terrestre no es un asunto menor y sus consecuencias cada vez son más notorias: sequías extremas que causan crisis alimentarias; tormentas intensas que derivan en inundaciones devastadoras; propagación de epidemias como el mal de Chagas, el dengue o la malaria; escasez de agua potable; destrucción de ecosistemas por causa del aumento del nivel de los océanos, y fuertes incrementos en el precio de los alimentos.
El objetivo del Acuerdo de París es mantener el aumento de la temperatura en este siglo por debajo de los 2 grados centígrados e impulsar los esfuerzos para limitar el aumento de la temperatura incluso más: por debajo de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales. Se trata de una meta de difícil cumplimiento. Sin embargo, la lucha contra el cambio climático se ha convertido en una causa global. En particular, si consideramos que los últimos tres años han sido los más calientes de la historia.
Trump deja a los Estados Unidos prácticamente en solitario. De los 197 países que ratificaron la convención de las Naciones Unidas para diseñar la estrategia contra el cambio climático sólo dos quedaron fuera del acuerdo de París: Siria y Nicaragua. De los 194 signatarios restantes, 147 países ya lo han ratificado.
Paradójicamente, los Estados Unidos son uno de los principales causantes del calentamiento global y el segundo emisor de dióxido de carbono, detrás de China. Es por eso que el convenio entre Pekín y Washington, orquestado por la administración de Obama, abrió el camino para cerrar el acuerdo de París, sucesor del Protocolo de Kyoto. De este modo, los Estados Unidos se habían comprometido a reducir para 2025 sus emisiones entre el 26 y el 28% por debajo de los niveles de 2005.
Ahora Trump buscará el reingreso en condiciones distintas o la negociación de otro acuerdo, a lo cual ya varios líderes han anunciado su oposición. Además, retirará su ayuda económica a países en desarrollo, uno de los aspectos más sensibles del acuerdo, que requiere cuantiosos recursos para la adaptación a los efectos del cambio climático.
Al confirmar la salida de los Estados Unidos, Trump resistió la presión del G-7, China, Rusia, el Vaticano y las Naciones Unidas. Por su parte, Alemania, Italia y Francia emitieron un comunicado conjunto para respaldar la ofensiva climática. Incluso, la decisión tuvo repercusiones en su propio país: los alcaldes de Los Ángeles, Boston, Nueva York, Chicago, Miami, Denver y Phoenix, entre muchos otros, manifestaron su rechazo y aseguraron que continuarían con sus planes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. También compañías como Exxon Mobil, Shell, General Electric, Facebook, Microsoft, Google, Tiffany y Apple firmaron una declaración conjunta en la que emplazaron al presidente norteamericano a no abandonar el acuerdo para luchar contra el cambio climático. Nuestro país ratificó su compromiso para cumplir con el Acuerdo de París.
Expertos temen que la determinación de los Estados Unidos lleve a otros a seguir el mismo camino o a permanecer en el acuerdo, pero relajando sus compromisos. El pacto de París estableció que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años de entrada en vigor (noviembre de 2016) y, una vez decidido, no sería efectivo hasta un año después. En la práctica, la situación es distinta. El mandatario estadounidense ha aprobado diversas normativas que ya han desmantelado la política de Obama en su lucha contra el cambio climático y que contribuirán a que no se reduzcan las emisiones, eliminando los planes que prohibían nuevas explotaciones de energías fósiles y dando vía libre a las extracciones en zonas costeras de los EE UU.
Debe lamentarse la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo de París toda vez que la lucha contra el cambio climático y la aspiración a que nuestro planeta sea mejor y más saludable se ha convertido en una causa que requiere el esfuerzo de toda la comunidad internacional.