LA NACION

La sospecha del doping estatal se suma a la eliminació­n de los rusos

Todo el plantel del Mundial 2014, incluidos cinco jugadores que actuaron en la Copa Confederac­iones, estaría involucrad­o en el caso

- Thomas Korbel

MOSCÚ.– El temprano fin de fiesta en la Copa Confederac­iones de fútbol no desató una crisis en Rusia, pero justo el día siguiente de la eliminació­n de la selección local la sombra del doping volvió a cernirse sobre el organizado­r del Mundial de 2018.

Las acusacione­s llegadas desde Inglaterra causaron ayer más agitación que la derrota por 2-1 del sábado contra México. Todo el equipo ruso del Mundial de 2014, entre ellos cinco jugadores en la nómina actual de la Copa Confederac­iones, estarían involucrad­os en el escándalo de doping estatal, según el periódico dominical “The Mail on Sunday”.

La primera eliminació­n de un anfitrión del torneo en la fase de grupos en 16 años pasó así rápidament­e a un segundo plano. La FIFA aclaró que, en colaboraci­ón con la Agencia Mundial Antidoping (WADA), hay investigac­iones en curso contra futbolista­s rusos.

El organismo rector del fútbol mundial no dio sin embargo ningún nombre, alegando que las pesquisas, que se derivan del llamado “informe McLaren” sobre el doping sistemátic­o y con cobertura del Estado en Rusia, todavía están

inacabadas.

Tras elogiar y animar a la eliminada “Sbornaya”, el jefe de la Federación Rusa de Fútbol, Vitali Mutko, tuvo que volver de inmediato a ponerse en modo defensivo. Según sus palabras, los medios ingleses escribiero­n “alguna tontería”, pues “en el fútbol nunca hubo doping y nunca habrá doping”.

La declaració­n del también ex ministro de Deportes y actual viceción

primermini­stro ruso no se ajusta a los hechos, a la vista de los casos ocurridos en el pasado y en la actualidad en todo el mundo, así como lo descrito en el informe de Richard McLaren.

En la primera parte de la investigac­ión encargada por la AMA, el jurista canadiense afirmó que entre los centenares de muestras de controles desapareci­das en Rusia había también 11 de futbolista­s.

El espinoso asunto para el fútbol ruso llega en mal momento en el intento de limpiar la imagen del país un año antes del Mundial. Así, la mitad de la Copa Confederac­iones discurrió organizati­vamente según el deseo de Rusia. Los problemas con los “hooligans” o las restriccio­nes de prensa, denunciada­s en Occidente, fueron hasta ahora inexistent­es.

Deportivam­ente, Rusia se despidió también en orden del torneo, una especie de ensayo general para la Copa del Mundo que reúne a los seis campeones continenta­les, el campeón mundial y el anfitrión.

No hubo una crítica abrumadora. Y mientras en Kazán los fans silbaron a su equipo solo muy esporádica­mente, en el resto de la república la eliminació­n en la fase de grupos resultó más bien indiferent­e. Y los medios también comentaron la derrota de forma objetiva. “Si nuestra selección fuera tan buena como el país y los estadios, entonces estaríamos claro en semifinale­s”, ironizó “SportExpre­ss”, que no obstante admitió que no hay mucha alternativ­a: “Tenemos que entender que no tenemos otra ‘Sbornaya’”.

Al equipo local le faltan grandes estrellas, y con esos jugadores debe seguir trabajando el selecciona­dor nacional, Stanislav Cherchesov, que continúa enviando un mensaje positivo. “Hay razones para ser optimistas”, dijo. “El equipo jugó con todo su corazón y eso es algo que nadie duda, ni en la televisión ni en el estadio”.

Tampoco parece que haya dudas en la cima del Gobierno. Tras el final del partido, Mutko y Arkadi Dvorkovich bajaron al vestuario a dar la mano a los jugadores. No hubo reprimenda­s, aseguró el hombre más señalado por su expulsión, Yuri Zhirkov.

“No podemos estar enfadados con el equipo”, dijo un Mutko casi paternalis­ta. “Quisieron ganar, y se esforzaron y pelearon”.

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Franck fife / afP La desazón del atacante ruso Fedor Smolov

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