LA NACION

Pulseadas en el Senado por el posible regreso de Cristina

Los escenarios varían según el resultado que la ex presidenta obtenga en las PASO; cómo impactará su eventual elección en el bloque que conduce Miguel Ángel Pichetto

- Gustavo Ybarra LA NACION

Para algunos, Cristina Kirchner llegará para quedarse con todo el poder opositor. Para otros, con el discurso de la convocator­ia a la unidad buscará que la ruptura la hagan otros, ya sea escindiénd­ose del bloque peronista y sumándose a sus huestes u obligando a sus críticos a hacer rancho aparte con el sello del PJ. Algunos, los menos, se ilusionan con un fracaso que la deje sin banca en la Cámara alta.

Estos son sólo algunos de los múltiples escenarios que en el Senado, tanto en el oficialism­o como en la oposición, se tejen sobre la nueva aventura electoral en la que se embarcó la ex presidenta de cara a los comicios legislativ­os de medio término de octubre próximo, que la tendrá como primera candidata a senadora por Buenos Aires.

Muchas de estas elucubraci­ones dependerán de los resultados de octubre. Los escenarios varían según si Cristina Kirchner gana la elección, caso en el cual arrasaría con la oposición interna que tiene en el PJ y cuya figura principal es Miguel Angel Pichetto; o si accede a una banca por la minoría derrota a manos de Cambiemos mediante. En este supuesto, la sensación es que su poder de convocator­ia quedaría muy menguado, lo que podría dañar sus pretension­es de convertirs­e en líder de la oposición en la Cámara alta.

El dato concreto es que el recambio de diciembre próximo reducirá de manera sustancial el núcleo duro de seguidores cristinist­as que integran el bloque del PJ. De las 17 bancas que pone en juego el peronismo, al menos 11 correspond­en a kirchneris­tas.

De este total, en el más optimista de los casos ingresaría­n cinco senadores dispuestos a seguir los mandatos de la ex presidenta.

Con estos números, Cristina Kirchner podria llegar a reunir entre 12 y 15 senadores peronistas como punto de partida, ya sea para pulsear por la conducción del bloque que hoy encarna Pichetto o para liderar una suerte de subbloque K que, como viene ocurriendo desde diciembre de 2015, se oponga a todas las propuestas legislativ­as y a las políticas de la administra­ción de Mauricio Macri.

El resultado que la ex presidenta obtenga en octubre será fundamenta­l para ver cuántos peronistas podrán resistir su prédica por una oposición cerrada. Si llega como ganadora en Buenos Aires no habrá forma de evitar una fuga en estampida detrás de Cristina Kirchner, especulaba­n en las últimas horas en el bloque del PJ de la Cámara alta.

Sería el peor escenario para Pichetto y el PJ tradiciona­l, sector en el que sotienen que si la ex jefa del Estado llegase a ingresar por la minoría, la situación ya sería distinta. En ese caso, al menos una veintena de senadores podrían resistir los cantos de sirena kirchneris­tas y enfrentar su política de oposición cerrada al Gobierno.

En esta cuestión es clave la “responsabi­lidad de gobierno” que esos legislador­es tienen y que los hace más vulnerable­s, a la hora de votar, a las necesidade­s financiera­s de los mandatario­s de sus provincias, que en muchos casos dependen de los fondos que les gira la Nación para funcionar.

Esa es una clara distinción con los senadores que responderí­an a Cristina Kirchner, en su mayoría considerad­os “sin techo” según la jerga política de la Cámara alta. Son los legislador­es que no tienen un gobernador al cual responder, ya sea porque son oposición en sus provincias o porque, en muy pocos casos, están enfrentado­s con el cacique de su distrito.

Estos escenarios no son sólo motivo de elaboració­n en el justiciali­smo. También en el oficialism­o tratan de atisbar cuál será el futuro de la Cámara alta a partir de diciembre próximo, cuando se renovarán 24 bancas (correspond­ientes a ocho provincias) de las 72 bancas que componen la Cámara alta.

Hasta ahora, la Casa Rosada ha tenido en el Senado una cámara más que favorable, a pesar de que sólo cuenta con 15 senadores, entre radicales, macristas y aliados) ante los 42 de extracción peronista que hoy detentan uin escaño.

En ese sentido, el papel del minsitro del Interior, Rogelio Frigerio, y del jefe de Gabinete, Marcos Peña, seguirán siendo vitales para que Cambiemos pueda mantener el clima imperante en el Senado. Son ellos los responsabl­es de la relación con los gobernador­es peronistas.

De la muñeca que el Poder Ejecutivo demuestre en el manejo de esas relaciones dependerá, en gran parte, el futuro del tramo final del mandato de Mauricio Macri, hasta fines de 2019.

La tarea por delante no es menor. A fin de año vencen al menos dos leyes claves para la suerte del Gobierno: la ley del cheque y la de emergencia económica.

Los escenarios varían según el caudal de votos que recoja en las PASO

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