Pizarrón y pases cortos De la falta de presencia a tener el corazón en el N° 5
D e la primera fecha, derrota ante lanús, en el Sur (1-0), hasta el cierre ante Unión (victoria 2-1), en la Bombonera, ya con el título de campeón, sólo hubo tres futbolistas que se repitieron en la formación titular: Pablo Pérez, Pavón y Benedetto. Es cierto que fue un torneo largo de 30 fechas, que entre un encuentro y otro pasaron nada menos que 301 días, pero más allá de que hubo situaciones de lesiones y suspensiones, lo cierto es que las modificaciones que se fueron ejecutando desde las decisiones de Guillermo y Gustavo Barros Schelotto terminaron respondiendo, más tarde que temprano, a indicios que la estructura colectiva entregó en varios pasajes del torneo: la falta de presencia en la mitad de la cancha y defensores que quedaban expuestos a raíz de esa falencia, porque los atacaban mano a mano, sin un filtro previo, más allá de tener las colaboraciones en el retroceso de los wines Centurión y Pavón.
Ante lanús, el 28/8/2016, fueron titulares Sara; Peruzzi, Vergini, insaurralde y Fabra; Pérez, Bentancur y Castellani; Tevez; Pavón y Benedetto. Ayer lo hicieron Rossi; Jara, Tobio, Magallán y Silva; Pérez, Barrios y Gago; Pavón, Benedetto y Centurión. Cambió toda la defensa y el volante central. Sara perdió el puesto con Werner por lesión, pero tampoco le ofrecía garantías al cuerpo técnico. lo mismo sucedía con insaurralde, en el tramo final de la temporada. Gago estaba lesionado, por eso no arrancó.
El Boca que finalizó terminó defendiendo mejor que el que comenzó el certamen, aunque sí es cierto que (como dijo Guillermo) hubo algo que lo caracterizó de principio a fin, que le dio identidad: fue al frente siempre, atacó en todas las canchas, aunque eso no sea sinónimo de tomar (los jugadores) las mejores decisiones en los metros finales. Boca hizo 62 goles en 30 partidos a partir de la convicción del Mellizo, las proyecciones de sus laterales y también del poder de desequilibrio individual de Pavón, Centurión, Tevez y Benedetto, que si bien por momentos hicieron jugadas elaboradas muy buenas, los cuatro tienen características para autogenerarse las situaciones por olfato, desequilibrio, potencia y velocidad. Entre los cuatro mencionados sumaron 43 goles y 19 asistencias.
Por eso, en medio de tanta voracidad ofensiva, el equipo también necesitó defender mejor. Y fue allí cuando se terminó destacando un mediocampista central que resolvía simple y en silencio, casi sin levantar la voz, tomando decisiones en función de lo que pedía cada jugada, como recuperar y apoyarse, jugando seriamente y no dando ningún partido por ganado antes de tiempo: Wilmar Barrios. Entre tantos cambios, allí estuvo la modificación fundamental.