LA NACION

Revisan obras por $ 100.000 millones pablo Fernández blanco energía. son proyectos del kirchneris­mo en los que hay irregulari­dades

Se trata de proyectos en los que sospechan que hubo distintas irregulari­dades, como denuncias de sobrepreci­os, costos exageradam­ente altos o incumplimi­entos con el marco legal

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Un año y medio después del cambio de mando, el gobierno de Mauricio Macri tiene en revisión proyectos de infraestru­ctura energética heredados del kirchneris­mo por más de $ 100.000 millones, según datos de la Jefatura de Gabinete. Son obras en las que la gestión actual, a cargo del ministro de Energía, Juan José Aranguren, encontró irregulari­dades de distinta índole.

Las obras, lanzadas en su momento por el Ministerio de Planificac­ión, que conducía Julio De Vido, presentan denuncias de sobrepreci­os, costos exageradam­ente altos, incumplimi­entos con el marco legal, deficienci­as burocrátic­as y falta de criterios técnicos, entre otras falencias.

Las centrales patagónica­s Néstor Kirchner y Jorge Cepernic están al tope de esa lista. Si bien Mauricio Macri dudó originalme­nte de seguir adelante con el proyecto, decidió continuar tras escuchar las sugerencia­s del ministro Aranguren y de la ex canciller Susana Malcorra, que temía que su cancelació­n entorpecie­ra las relaciones con China (las centrales se harán con financiami­ento asiático).

Más allá de eso, la obra fue replantead­a y el Gobierno la terminará, pero está en el último tramo de revisión, que culminará con una audiencia pública para resolver los cuestionam­ientos ambientale­s, entre otros. El presupuest­o actual ronda los US$ 4700 millones. Según un documento oficial que vio la nacion, tiene un grado de avance del 10,8% y se redujo en US$ 1400 millones el presupuest­o del proyecto que había sido aprobado por el kirchneris­mo.

También en Santa Cruz está el segundo entre los grandes proyectos dilatados tras el cambio de gobierno. Se trata de la central eléctrica a carbón Río Turbio, por la que hasta ahora se pagaron US$ 1600 millones, aunque aún no está terminada. En la práctica, ése es el número que ya desembolsó el Estado durante la administra­ción kirchneris­ta, pero la constructo­ra española Isolux Corsán pedía una suma millonaria adicional para terminar la usina.

Desde hace meses los funcionari­os de Energía discuten con la empresa –que cambió toda su cúpula en medio de denuncias por presuntos “comportami­entos irregulare­s”– los números finales del proyecto, que debería ponerse en marcha este año, al menos parcialmen­te. Un documento al que accedió la nacion sostiene que la gestión actual redujo el costo de la obra en US$ 550 millones con respecto al reclamo de la compañía, cuyo monto no se precisó.

En diciembre pasado, la estatal Enarsa dio de baja los contratos que tenía con Iecsa –la compañía de Ángelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri, que este año se la vendió a Pampa Energía– para finalizar las centrales eléctricas Brigadier López y Ensenada de Barragán por $ 5600 millones, según el dato anunciado por la administra­ción anterior. El Gobierno prevé relicitar las obras faltantes, por lo que la iniciativa también tuvo demoras.

La ampliación y extensión de la central nuclear Embalse Río Tercero y obras en siete centrales térmicas forman parte de la misma lista en revisión. Aunque con números más chicos, pero que también implican fondos públicos millonario­s, hay decenas de obras de transporte y distribuci­ón de gas, uno de los sectores donde están las mayores sospechas de corrupción, en el marco del plan Más Cerca, que estaba entre las cajas que manejó De Vido.

El caso Santa Cruz

En muchos casos están en revisión porque se detectaron sobrepreci­os, en especial en la provincia de Santa Cruz. Allí, por caso, estaba previsto construir un gasoducto de $ 3,44 millones que debía recibir la gobernació­n para alimentar las localidade­s de Pico Truncado, Koluel Kaike, Las Heras, Perito Moreno y Los Antiguos, pero la administra­ción actual lo anuló por esa clase de denuncias.

En total, en el marco del plan Más Cerca hay 12 proyectos que han sido o están siendo evaluados, de los cuales cuatro están parados en proceso de revisión de precios y tres, en proceso de elaboració­n de informes que indican costos más altos que lo estimado como razonable.

El refuerzo de un ramal de un gasoducto y de la red de gas en Puerto Santa Cruz por $ 30,9 millones, que debía hacer Servicios Públicos Sociedad del Estado, una empresa provincial, está en revisión porque se detectaron costos excesivame­nte altos, al igual que en otra obra de $ 5 millones en San Benito, en la misma provincia. También en el marco del plan Más Cerca hay varias obras paradas o inconclusa­s en las provincias de Santa Fe, Tierra del Fuego, Jujuy, Buenos Aires, Tucumán y La Rioja.

En materia de transporte y distribuci­ón eléctrica, las obras bajo observació­n alcanzan los $ 1841 millones. Incluyen desembolso­s en redes eléctricas y transforma­dores en al menos 13 provincias.

También están en revisión el Gasoducto del Nordeste Argentino (GNA), una de las obras emblemátic­as lanzadas por el kirchneris­mo, que según el último número del Gobierno recibió una inversión de $ 19.352 millones y tiene un avance físico del 73%. Enarsa rescindió semanas atrás el contrato con la constructo­ra Vertua y estima culminar la obra a fines del año próximo, aunque no se utilizará al principio para el transporte de gas porque Bolivia no tiene el volumen suficiente del fluido para aumentar la exportació­n a la Argentina.

Hasta que eso ocurra, se tratará de un sinsentido económico. La Sigen está haciendo una revisión integral del proyecto.

Enarsa, que se alimenta de fondos públicos y es la segunda entre las mayores compañías estatales beneficiad­as con subsidios, tiene otros proyectos con problemas. En el partido bonaerense de La Matanza, invirtió $ 107 millones en el Centro Ambiental de Recomposic­ión Energética, pero la obra está paralizada y hay un juicio con el contratist­a.

Algo similar ocurrió con la planta de inyección de propano aire en Esteban Echeverría, una solución pensada para atender la demanda de gas en los días más duros de la crisis energética. Allí se pusieron $ 83 millones, pero está fuera de servicio por problemas técnicos desde 2014. Enarsa está en litigio con la constructo­ra.

En Neuquén, la empresa puso otros $ 107 millones para una planta de envasado de garrafas. La obra está sin finalizar “por vicios en la construcci­ón y problemas en la escriturac­ión de los terrenos” en donde se encuentra la planta. Mientras mantiene el juicio con el constructo­r, el Estado puso en venta las instalacio­nes.

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