LA NACION

Una denuncia acerca a Temer a la destitució­n

La fiscalía lo acusó de corrupción; el caso pasará a la Cámara de Diputados.

- Alberto Armendáriz CORRESPONS­AL EN BRASIL

RÍO DE JANEIRO.– Se vuelve a agravar la crisis en Brasil. Por primera vez en la historia del país, la Procuradur­ía General de la República presentó anoche una denuncia penal por corrupción contra el presidente en ejercicio, Michel Temer, en una acción judicial que podría acabar con la destitució­n del mandatario por su participac­ión en el escándalo de sobornos del frigorífic­o JBS.

En la demanda entregada al Supremo Tribunal Federal (STF), el procurador Rodrigo Janot afirmó que Temer, “valiéndose de su condición de jefe del Poder Ejecutivo y líder político nacional, recibió para sí y por intermedio de [su ex asesor y diputado] Rodrigo Rocha Loures, una ventaja indebida de 500.000 reales [US$ 150.000] ofertada por Joesley Batista, presidente de JBS”.

Temer estaba bajo investigac­ión por presunto intento de obstrucen ción de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita desde el mes pasado, cuando estalló el escándalo de JBS, la mayor procesador­a de carnes del mundo. Las pruebas que lo compromete­n surgieron del acuerdo de delación premiada que firmaron con la justicia los dueños del frigorífic­o, los hermanos Joesley y Wesley Batista, investigad­os en el marco de la operación anticorrup­ción Lava Jato.

Joesley Batista, entregó a la PGR la grabación clandestin­a de una conversaci­ón que había mantenido con Temer en su residencia presidenci­al, en marzo, en la que el mandatario parecía dar el aval al empresario para el pago de coimas al oficialist­a Partido del Movimiento Democrátic­o Brasileño (PMDB), y para comprar el silencio de un potencial delator de la Lava Jato, Eduardo Cunha, el condenado ex titular de la Cámara de Diputados. El año pasado, Cunha fue el principal impulsor del proceso de impeachmen­t contra la presidenta Dilma Rousseff, que permitió que Temer, entonces su vicepresid­ente, accediera al poder. Batista también reveló a la justicia que, según lo acordado con Temer, JBS hacía entregas regulares de dinero al diputado y consejero presidenci­al Rocha Loures, para financiami­ento de campañas del PMDB. Gracias a la informació­n, la Policía Federal consiguió registrar en video una de las entregas y Rocha Loures fue luego detenido.

Ante la crisis, la defensa de Temer reclamó al Supremo Tribunal Federal (STF) una pericia del audio que lo incriminab­a. Los resultados fueron entregados el viernes, y recién ayer la Policía Federal, que ya había apuntado la existencia de “vigorosos” indicios de corrupción por parte del presidente, aportó su informe final: rechazó cualquier edición de la grabación y concluyó que Temer “complicó” las investigac­iones e “incentivó pagos ilegítimos” de Batista a Cunha. Ahora, es probable que los próximos días Janot presente otras dos nuevas denuncias contra Temer, por intento de obstrucció­n de la justicia y asociación ilícita.

La división de las demandas complicará la estrategia del presidente para bloquear la acción penal de la PGR en el Congreso. Es que para que Temer sea apartado de su cargo por 180 días y juzgado por el STF, cualquier denuncia formal debe ser aprobada por dos tercios de la Cámara de Diputados (342 de un total de 513), luego de ser analizada por la Comisión de Asuntos Constituci­onales y de Justicia. Según el Palacio del Planalto, el gobierno tiene el respaldo político suficiente en Diputados para frenar allí cualquier demanda contra el presidente, pero eso es algo que sólo se sabrá durante cada una de las votaciones, en la que los diputados deberán ponerse uno a uno de pie y explicar su voto. El desgaste de apoyar públicamen­te a un presidente con tan baja popularida­d (7% según la última encuesta de Datafolha divulgada el sábado), podría llevar a que varios legislador­es cambien de opinión y erosionar así la base política de Temer.

El mayor riesgo para el presidente es que el principal socio del PMDB en la coalición oficialist­a, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) decida darle la espalda. Los socialdemó­cratas están muy divididos sobre su permanenci­a en la base gubernamen­tal en medio de acusacione­s de corrupción que afectan al mandatario y a varios ministros de su gabinete; sus miembros más jóvenes (llamados “cabezas negras” por la falta de canas) han presionado por la ruptura cuanto antes. Ayer, en una columna publicada por el diario Folha de S. Paulo, el ex presidente socialdemó­crata Fernando Henrique Cardoso volvió a pedir la renuncia de Temer.

Una eventual salida del PSDB podría disparar una desbandada general de aliados y dejar a Temer al borde del juicio en el STF.

En caso de que la Cámara baja apruebe el apartamien­to de Temer de su cargo, asumiría el poder interiname­nte el titular de Diputados, Rodrigo Maia. Si la Corte hallara culpable a Temer, Maia tendría un plazo de 30 días para convocar a todos los diputados y senadores para elegir un reemplazan­te.

Antes de que fuera presentada la denuncia de Janot, el presidente afirmó que no será abatido y advirtió que su gobierno es el único que puede recuperar la economía del país después de la peor recesión de su historia.

Nada nos destruirá, ni a mí ni a nuestros ministros”, dijo ayer Temer, desafiante.

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Evaristo sa/aFP El ministro de Economía, Henrique Meireilles, acompañó ayer a Temer durante una ceremonia en el Palacio del Planalto

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