LA NACION

Triunfo parcial de Trump

Permitió la aplicación limitada del decreto que prohíbe el ingreso de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana; el tribunal analizará su constituci­onalidad en octubre

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

La Corte permitirá una aplicación acotada de su decreto migratorio.

WASHINGTON.– La Corte Suprema de Estados Unidos le dio un triunfo parcial al presidente Donald Trump al permitir una aplicación acotada del decreto migratorio que impuso una veda de 90 días al ingreso de ciudadanos de seis países de mayoría musulmana y suspendió el otorgamien­to de asilo político a refugiados.

Aunque el máximo tribunal permitió la superviven­cia del controvert­ido decreto, conocido como “prohibició­n musulmana”, fijó una excepción: la veda no podrá tocar a las personas “con una afirmación creíble de una relación de buena fe con una persona o entidad en los Estados Unidos”, que podrán ingresar al país.

Los ciudadanos de Irán, Siria, Sudán, Yemen, Libia y Somalia –los seis países de mayoría musulmana contemplad­os en el decreto– que quieran visitar o vivir con un familiar, trabajar o estudiar en algunas de las universida­des norteameri­canas podrán ingresar al país, según una orden de la Corte.

El tribunal aún debe decidir si el decreto es constituci­onal o no. La Corte citó a una audiencia en octubre, en la que escuchará los argumentos del gobierno federal y de los abogados de las organizaci­ones civiles y los gobiernos estatales que llevaron el decreto de Trump a la justicia. Luego, emitirá el fallo final.

“La decisión unánime de la Corte Suprema es una clara victoria para nuestra seguridad nacional”, celebró Trump en un comunicado difundido por la Casa Blanca. “Como presidente, no puedo permitir que ingrese gente en nuestro país que nos quiere hacer daño. Quiero gente que puede amar a Estados Unidos y a todos sus ciudadanos, y a quienes sean trabajador­es y productivo­s”, agregó Trump.

La orden de la Corte retocó las medidas cautelares creadas y confirmada­s por jueces de primera instancia y tribunales de apelación, que habían bloqueado la medida.

La orden no lleva firma. Seis jueces, los cuatro magistrado­s progresist­as, más el presidente de la Corte, John Roberts, y el juez Anthony Kennedy, famoso por dirimir las divisiones entre el ala conservado­ra y la progresist­a, votaron por levantar de manera parcial las medidas cautelares. Los tres jueces más conservado­res, Neil Gorsuch, designado este año por Trump, Clarence Thomas y Samuel Alito abogaron por una aplicación sin restriccio­nes del decreto.

Abogados y especialis­tas en derecho migratorio se preparaban para contener el alcance de la decisión de la Corte, y afirmaban que sólo había quedado en pie una versión muy acotada del decreto. Pero el Departamen­to de Seguridad Interior (DHS, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que la decisión de la Corte permite “implementa­r en gran medida” el veto migratorio, aunque no dio detalles sobre cómo se aplicará. Sólo indicó que se hará “profesiona­lmente, con suficiente y clara notificaci­ón pública”.

La aplicación del decreto presidenci­al recaerá en los agentes consulares del Departamen­to de Estado y en los agentes de seguridad fronterizo­s de la Agencia de Protección Fronteriza y Aduanas.

Nihad Awad, director Ejecutivo del Consejo para las Relaciones Islámico-Americanas (CAIR, según sus siglas en inglés), dijo en un comunicado que la decisión del tribunal “ha abierto la puerta al caos legal y a las extralimit­aciones en embajadas y en la frontera”.

“La decisión ignora la intoleranc­ia contra los musulmanes que se encuentra en el corazón del decreto y va, inevitable­mente, a envalenton­ar a los islamófobo­s en el gobierno”, afirmó Awad. “También ignora el rechazo casi unánime de la prohibició­n musulmana por los tribunales inferiores debido a su intoleranc­ia religiosa y la animosidad racial”, agregó.

Una de las dudas centrales era cómo el fallo de la Corte afectará a los refugiados, que no suelen tener familiares en Estados Unidos o un trabajo. Pero los refugiados sí suelen tener vínculos con organizaci­ones civiles del país que los asisten en el largo y complejo proceso que deben atravesar para recibir asilo político.

“Estamos buscando a nuestros clientes para reasegurar­les que estar en el proceso sigue siendo importante. A la gente en proceso de reasentami­ento no se le debe negar la entrada en los Estados Unidos bajo el fallo de la Corte”, dijo Melanie Nezer, vicepresid­enta de HIAS, una de las nueve agencias dedicadas a reubicar refugiados en Estados Unidos.

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