LA NACION

todo sigue igual que hace diez años

- Lucila de la Serna

Un ómnibus con niños y jóvenes bailarines volcó cuando volvían de un evento en Mendoza. La tragedia atraviesa a nuevas familias, a las que la vida les cambia para siempre. Un nuevo dolor nos invade también a quienes padecimos otra tragedia similar. Es mirar para atrás, volver a sentir dolor y comprobar que todo sigue igual.

Las causas involucran una cadena de responsabi­lidades y despiertan interrogan­tes: ¿Cómo un micro puede circular sin estar habilitado? “Tomó rutas alternativ­as para evitar los controles”, se explicó. ¿Tantas rutas alternativ­as se pueden tomar desde Buenos Aires hasta Mendoza? ¿Fue el primer viaje en tantos meses desde que está inhabilita­do?

Según sobrevivie­ntes y autoridade­s, “el chofer iba muy rápido entre las curvas”. Los pasajeros quedaron rehenes de un chofer profesiona­l. ¿Son efectivas la capacitaci­ón y la evaluación psicológic­a que se hacen a los choferes? ¿Y qué pasa cuando hay pruebas de negligenci­a? En nuestro caso, el de Ecos, el chofer sigue manejando y nunca le quitaron la licencia pese a que hizo maniobras de alta peligrosid­ad y mató a diez personas.

Que “la ruta tenía curvas” fue otro factor asociado al vuelco en Mendoza. Se ve en las imágenes que no tiene banquinas y es angosta. Sería convenient­e poner controles para advertir a los conductore­s.

El Estado debe asegurar que se cumplan las condicione­s para un viaje seguro. Pero en los siniestros viales hay también factores relacionad­os con la conciencia de riesgo y de responsabi­lidades individual­es. Es común que no se asuman los riesgos que implican el uso de celular, el no uso de cinturones y el consumo de alcohol al manejar, entre otros.

La educación es fundamenta­l para esta conciencia de riesgo. Al planificar un viaje, muchas veces se busca el presupuest­o más económico y se pasa por alto la seguridad. Los padres no saben que la CNRT deben controlar los vehículos que salen a las rutas. Hoy el control queda sujeto al pedido expreso de los padres, se realiza a veces, y con suerte. La medición de la alcoholemi­a del chofer y el chequeo de las condicione­s del ómnibus deberían ser obligación en todos los casos. Como asociación venimos trabajando desde hace 10 años. En ese lapso no se ha logrado siquiera un control riguroso y efectivo del descanso de los choferes.

La autora es madre de Benjamín, fallecido en Santa Fe, en la tragedia de Ecos

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