May sella un acuerdo con los unionistas y continuará en el poder
Londres le dará US$ 1000 millones al gobierno de Belfast
MADRID.– Hace un año los británicos celebraran su referéndum para divorciarse del bloque europeo y lo que entonces era puro entusiasmo hoy ya no lo es tanto.
En aumento el costo de vida, retroceso en ingresos y la previsión de mayores cargas impositivas, la factura del Brexit empieza a hacerse evidente para muchos de los que creyeron que luego de la ruptura, el dinero poco menos que “crecería en los árboles”.
En ese contexto de evidente menor entusiasmo, el frágil gobierno de la conservadora Theresa May obtuvo oxígeno y la posibilidad de sobrevivir políticamente, al menos, por un tiempo, gracias a un acuerdo sellado a última hora con el Partido Unionista de Irlanda del Norte (DUP).
Se trata de una fuerza hasta ahora minoritaria y hoy convertida en absolutamente decisiva ante la desesperada necesidad con la que May depende del voto de sus 10 parlamentarios. Sin ellos, no puede siquiera soñar con sacar adelante su agenda de gobierno. Con ellos, tal vez lo logre: eso se verá pasado mañana, cuando el Parlamento vote dos puntos cruciales: la formación de su gobierno y el presupuesto.
Además de los Unionistas del DUP –que lograron 1000 millones de dólares en beneficios presupuestarios para su territorio gracias a la desesperación de May– la primera ministra necesitará el voto de todos los conservadores en la sesión de pasado mañana.
Algo interesante de ver, cuando suenan nuevos rumores de acoso y derribo desde su propio partido. En este caso, el beneficiario no sería el canciller Boris Johnson –hasta ahora, el favorito para reemplazarla– sino el responsable de Hacienda, Philip Hammond. Con el acuerdo unionista cerrado, sin embargo, es más difícil que el asalto prospere y posiblemente todo quede en la nada. Al menos, por ahora.
Mientras, todo es dolor de cabeza en lo referido a la negociación del divorcio más costoso de la historia. El acuerdo con el DUP obliga a May a mantener la “línea dura” para las tratativas de salida con sus, hasta ahora, socios de la UE. Anoche, había enorme disgusto en Bruselas con la propuesta del gobierno tory de generar un documento específico para los tres millones de europeos no británicos que viven en el territorio insular.
Si no se registran como tales en un plazo perentorio, queda claro que, cuando ocurra el divorcio, “perderán” los derechos que ahora gozan en materia de residencia, salud y posibilidad de trabajo. “Serán tratados como si fueran británicos”, atajó May en medio de las críticas.
La exigencia es que cumplan por lo menos un plazo de cinco años de “residencia” para obtener el estatus en cuestión. Pero nada está muy claro todavía y tanto en Bruselas como entre la fortalecida oposición laborista, los cuestionamientos son muchos.