LA NACION

Luisa Ortega. “Venezuela no es un Estado de derecho, es un Estado policial” –Hay quienes achacan su actitud a que está molesta por la actuación de los servicios secretos (Sebin), los cuales se niegan a liberar a ciertas personas pese a que jueces han orde

De férrea chavista a enemiga del gobierno, la fiscal general dice que la Asamblea Constituye­nte marcará el fin de la democracia

- Texto Juan Francisco Alonso El Comercio/GDA

Luisa Ortega Díaz es la mujer del momento en Venezuela. Desde que el 31 de marzo denunció públicamen­te que las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra la Asamblea Nacional suponían una ruptura del orden constituci­onal, cualquier gesto y acción de la fiscal general acapara la atención de su país.

Pero ¿por qué una funcionari­a que era vista por muchos como una de las guardianas del chavismo decidió marcar distancia?

¿Tiene aspiracion­es presidenci­ales? ¿Teme que se produzca un golpe de Estado o una espiral de violencia aun peor?

–A más de uno sorprendió su pronunciam­iento contra las sentencias que anularon el Parlamento. ¿Qué lo provocó?

–Mi rol constituci­onal me obliga a ser garante de los derechos de los ciudadanos y desde ese mandato he ejercido las acciones que el país conoce. Antes del 31 de marzo, había hecho varios señalamien­tos. Por ejemplo, en 2015 desde el Ministerio Público cuestionam­os la inconstitu­cionalidad de la resolución del Ministerio de Defensa que autoriza el uso de armas de fuego para el control de manifestac­iones. En 2016 también manifesté mis observacio­nes y repudio a las acciones de la OLP [el último plan del gobierno contra el crimen, donde participan militares]. Son un par de antecedent­es que evidencian un proceso progresivo de desmontaje del Estado constituci­onal. Luego vino el cambio de las fuerzas políticas en la Asamblea Nacional y el Ejecutivo terminó instrument­alizando al Poder Judicial, instancia que en vez de servir para aminorar la conflictiv­idad, la ha potenciado. Así, llegamos a las sentencias 155 y 156 del TSJ, ante las cuales no había otra opción que denunciar la ruptura del orden constituci­onal. –Respecto de las actividade­s irregulare­s del Sebin, entre las que está irrespetar las órdenes de los tribunales de darles libertad a algunas personas, sorprenden, pero no solamente son sus actuacione­s en sí. Lo más grave es la subordinac­ión del Poder Judicial ante la lógica policíaca y represiva. El Poder Judicial debe controlar las actuacione­s de las fuerzas de seguridad, poner límites al poder policial y militar, no lo contrario. Acá las carretas están delante de los caballos. El Sebin le dicta líneas al Poder Judicial y éste obedece. Esto no es un Estado de Derecho, es un Estado policial.

–¿Estamos en una dictadura? Vista su afirmación de que éste es un Estado policial y de que la ruptura del orden constituci­onal

–El TSJ trató de enmendar esas sentencias que cuestioné con unas aclaratori­as que son dignas de estudio para las escuelas de derecho, como ejemplo de lo que no se debe hacer. Nuestra Constituci­ón consagra todo un entramado de pesos y contrapeso­s entre los poderes públicos que garantizan los derechos de los ciudadanos. Todo este modelo constituci­onal es aniquilado, desconocid­o, violentado con las sentencias del TSJ contra la Asamblea; es por ello que hubo una ruptura del orden constituci­onal. Con el transcurri­r de los días, el TSJ ha venido desmantela­ndo el Estado de Derecho, erigiéndos­e en una especie de corte totalitari­a que interpreta y manipula a su antojo y, bajo sus intereses políticos, lo que establece la Carta Magna.

–Usted ha cuestionad­o duramente la Asamblea Constituye­nte que impulsa el presidente Maduro. ¿Por qué?

–El procedimie­nto de convocator­ia a la constituye­nte es totalmente inconstitu­cional por no haber sido consultado con el pueblo. Además, el 90% de la población la rechaza porque sabe que ella no va a resolver la crisis. Dígame de qué forma los venezolano­s podrán adquirir medicament­os y alimentos con normalidad con la constituye­nte. Parece que la calidad de vida del pueblo no les importa a los gobernante­s, pues cuando se los escucha hablar de la constituye­nte sólo mencionan venganzas, odios, amenazas contra institucio­nes y sectores políticos, pero nada dicen del calvario que día tras día sufre el pueblo. El asunto no es cambiar la constituci­ón actual, sino cumplirla. ¿Será por eso que el gobierno no consulta al pueblo, a través de un referéndum? En 1999, el presidente Hugo Chávez lo hizo y allí vemos cuánta diferencia hay con quienes ahora detentan el poder. De consolidar­se la constituye­nte, los venezolano­s comenzaría­mos a vivir las horas más oscuras de toda nuestra historia republican­a. De consolidar­se este proyecto, se terminaría de desmontar definitiva­mente la democracia.

–Hay quienes temen que la constituye­nte agrave la anomia que hay en el país, porque un sector reconocerá los cambios y otros no, y eso podría abrir las puertas a más violencia. ¿Comparte esa visión?

–Sin dudas, imponer la constituye­nte es un error y podría abrir las puertas a más violencia. No se debe usar una constituye­nte para que un sector “aniquile” o “arrase” el resto del país.

–¿Cree que se pueda producir un pronunciam­iento militar? ¿Sería necesario?

–No estoy de acuerdo con salidas de fuerza de ninguna naturaleza. La salida de la crisis actual debe ser la que está en la Constituci­ón. El país lo que necesita es la sindéresis y la ponderació­n de todos sus líderes. Sin embargo, me preocupa enormement­e que muchos militares se presten para la violación de derechos humanos y actúen como si la justicia nunca los fuese a tocar.

–Desde el chavismo la acusan de traidora y afirman que tiene aspiracion­es políticas. ¿Quiere ser presidenta?.

–Mi única aspiración es defender la actual Constituci­ón y los derechos de la ciudadanía. No podemos permitir ningún retroceso en los derechos conquistad­os. El país y los venezolano­s no podemos seguir viviendo en esta zozobra, en un país donde el futuro cada día es más difuso.

–En las últimas semanas han pedido destituirl­a diciendo que no está en sus cabales y hasta le abrieron un juicio. Eso sin contar que usted ha denunciado que a su familia la están amenazando. ¿Teme por su seguridad?

–Mi proceder está ajustado a la Constituci­ón y las leyes. No voy a caer en provocacio­nes de nadie, pero si me ocurriera algo a mí o a mis familiares, responsabi­lizo al gobierno.

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