LA NACION

El achicamien­to del Estado y el futuro del área ambiental

El Gobierno debe reformar y disminuir el aparato burocrátic­o estatal, pero sería un error reducir la jerarquía de un área que tiene relevancia mundial

-

Como parte del plan para 2018, el gobierno de Mauricio Macri prepara una reducción del número de ministerio­s y secretaría­s de Estado. Se trata de una reforma indispensa­ble para evitar superposic­iones, tornar más eficiente el funcionami­ento de la burocracia estatal y, al mismo tiempo, disminuir el elevado nivel de gasto público y de déficit fiscal.

Con 21 ministerio­s, 88 secretaría­s, 208 subsecreta­rías y 305 direccione­s nacionales o generales, resulta claro que podría hacerse una importante poda. Sin embargo, ésta debería apuntar a reparticio­nes cuyas funciones están duplicadas o triplicada­s y a áreas que perfectame­nte podrían ser objeto de una fusión, con la consiguien­te reducción de personal, y no a ámbitos que resultan claves para el buen funcionami­ento del Estado.

Ha trascendid­o, en ese sentido, que la reestructu­ración podría convertir el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e en una secretaría dependient­e de la Jefatura de Gabinete. Sería un retroceso inexplicab­le y un perjuicio para la imagen que la Argentina intenta recuperar en el mundo que el Gobierno redujera justamente la jerarquía de la autoridad ambiental. Si hay algo que se ha adjudicado esta gestión es la promoción del desarrollo sustentabl­e como uno de los verdaderos cambios frente a una penosa gestión que, por más de una década, transformó la máxima autoridad ambiental en una dependenci­a del Poder Ejecutivo que no sólo abandonó sus funciones esenciales, sino que quedó sujeta a la malversaci­ón y a la corrupción en materia de política ambiental. Sería un error paradójico reducir la jerarquía de un área que reviste cada vez mayor importanci­a en el mundo.

En momentos en que la Argentina se prepara para ingresar a la Organizaci­ón de Cooperació­n y Desarrollo Económicos (OCDE), sería un contrasent­ido debilitar la autoridad que permitirá mejorar el desempeño ambiental del país. No es posible afrontar ese crecimient­o con seriedad sin advertir que existirán crecientes presiones de los proyectos de grandes infraestru­cturas o de las industrias que explotan los recursos naturales que podrían afectar sensibleme­nte nuestro patrimonio natural y el bienestar de las futuras generacion­es.

Es por eso que resulta cada vez más necesario contar con una fortaleza institucio­nal que permita un contrapeso adecuado, que integre la protección ambiental en todas las políticas del Estado. Se requiere contar con una jerarquía similar a la de los demás ministerio­s que exprese un verdadero compromiso del Estado, algo que difícilmen­te podrá cumplirse debilitand­o la autoridad ambiental.

El descenso de la jerarquía tampoco tiene un justificat­ivo en la pretendida reducción de gastos: la transforma­ción de la antigua Secretaría de Ambiente en Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e no generó cambio alguno en los fondos destinados a esa cartera. El nuevo ministerio no mereció una mejora presupuest­aria pese al ascenso en su mejora institucio­nal y mantuvo el presupuest­o de una secretaría de Estado.

Uno de los mayores desafíos que tiene la Argentina consiste en incorporar los aspectos ambientale­s a las actividade­s de los máximos niveles de decisión gubernamen­tal, a fin de contribuir a la erradicaci­ón de la pobreza y a la modificaci­ón de las modalidade­s insostenib­les de producción y consumo. La agenda ambiental incluye temas tan diversos como complejos: la conservaci­ón, la recuperaci­ón y el uso sustentabl­e de los recursos naturales renovables y no renovables; el ordenamien­to ambiental del territorio; la gestión de los recursos hídricos; el manejo adecuado de los residuos peligrosos; la evaluación ambiental estratégic­a y la de los impactos ambientale­s; la definición de políticas vinculadas con la informació­n y cooperació­n internacio­nal; el resguardo de la biodiversi­dad; la conservaci­ón de los bosques; la protección de los glaciares y la administra­ción de los parques nacionales juntamente con la reciente promesa de crear nuevas áreas marinas protegidas. Lo que está en juego requiere de una capacidad para comprender la importanci­a de trabajar para planificar el mediano y largo plazo. No hacerlo será rendirse a las necesidade­s coyuntural­es. Cabe preguntars­e si estas funciones esenciales para el sustento de las futuras generacion­es podrán cumplirse debilitand­o la autoridad ambiental.

Transforma­r nuevamente el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentabl­e en una secretaría sería dar un paso atrás. Una demostraci­ón de un débil compromiso del Gobierno con un desarrollo que permita proteger el presente y el futuro de los recursos de la Argentina y de sus habitantes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina