LA NACION

Verdaderos protagonis­tas del cambio

- Andrés Ibarra Ministro de Modernizac­ión de la Nación

Nuestro país atravesó un proceso de deterioro en la imagen de los empleados públicos que se instaló en el imaginario colectivo. Este estereotip­o aparejaba la idea de que era improbable encontrar un empleado comprometi­do y con vocación de servicio. En la última década, la tendencia se acentuó producto de la desidia política y administra­tiva, perjudican­do aún más a los a trabajador­es y deterioran­do la calidad de los servicios que brinda el Estado.

La relación de la sociedad con el Estado debe ser de reciprocid­ad: los ciudadanos contribuye­n con sus impuestos y el Estado los transforma en soluciones concretas. Pero el punto a resaltar hoy es que el Estado no es un robot, impersonal, sin cara, sino que es un grupo de personas que, con tecnología y sistemas de gestión, ponen a disposició­n sus conocimien­tos y habilidade­s para servir al país.

Cada empleado, desde su lugar, reporta un beneficio tanto a la sociedad en general como a cada vecino en particular. Todos alguna vez tuvimos que hacer algún trámite que nos pareció innecesari­amente engorroso e, incluso, suelen darse casos donde el destinatar­io de esa frustració­n es la persona que atiende el mostrador y da la cara por una administra­ción de la que es parte, pero que lo excede. Es injusto responsabi­lizar solamente a los trabajador­es del Estado cuando nunca tuvieron detrás, salvo contadas excepcione­s, una gestión seria que los respalde, valore y reconozca.

A partir de la decisión política del presidente Mauricio Macri –a través del Plan de Modernizac­ión–, el enfoque para generar un Estado al servicio de la gente es totalmente revolucion­ario respecto de lo que habían sido las experienci­as en la materia en los últimos 30 años.

En un año y medio de gestión hemos transforma­do el Instituto Nacional de la Administra­ción Pública, triplicand­o la cantidad de vacantes, aumentando en un 60% la oferta académica y brindando formación virtual y presencial según el perfil y la función de cada empleado. Entre 2016 y 2017, 80.000 trabajador­es se capacitaro­n en herramient­as digitales.

Asimismo, se van incorporan­do herramient­as, como la evaluación de desempeño como requisito para el desarrollo profesiona­l, la promoción de los concursos públicos y abiertos como única vía de ingreso, y promoviend­o la gestión por resultados. En definitiva, una organizaci­ón que valore la transparen­cia, la idoneidad, el mérito y la igualdad de oportunida­des.

Este año hemos incluido incentivos por presentism­o y productivi­dad en la última paritaria estatal, algo inédito en este tipo de negociacio­nes colectivas para el Estado nacional. Por otro lado, estamos lanzando los primeros 300 concursos de la Alta Dirección Públi- ca, con el objetivo de llegar al 50% de los cargos concursado­s al final de la gestión. Además, pasaremos a planta permanente, previo concurso, alrededor de 5000 empleados que se encontraba­n en condicione­s laborales precarias hace más de 10 años.

Queremos lograr que la misma relación de reciprocid­ad que hay entre Estado y sociedad se extienda al vínculo entre Estado y empleado, para que el trabajador pueda crecer profesiona­lmente, mientras brinda lo mejor de sí por el país. Un triple beneficio: para los empleados, para la los ciudadanos y, en definitiva, para la Argentina. Teniendo en cuenta que hoy se celebra el Día del Trabajador del Estado, deseamos saludar a todos ellos y brindar testimonio sobre el rol fundamenta­l que cumplen en la construcci­ón del Estado del siglo XXI.

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