LA NACION

la tV, no las redes, es la enojada con el VaR

- Marcelo Gantman

l uso del videoarbit­raje (VAR) en la Copa Confederac­iones 2017 abrió un debate interesant­e y a la vez confuso sobre la utilizació­n de la tecnología del video en el fútbol. Los argumentos se superponen con los fastidios. De un reclamo universal para que dispusiera de los recursos para evitar errores groseros, el péndulo ahora se posa en que el fútbol está siendo “desnatural­izado”. La FIFA, en tanto, es algo rústica en el modo de presentar su innovación . Lo hace obligada por una era que impone la tecnología como un activo indispensa­ble de la alta competenci­a y no como un accesorio decorativo.

La Copa Confederac­iones es una competenci­a diseñada para ajustar los detalles logísticos que tendrá el Mundial del año siguiente. El VAR es parte de ese arsenal de pruebas. Pero es el único visible y que además conecta directamen­te con el juego y sus reglas. El fútbol se debía el uso de estos recursos. El problema es que no se sabe bien qué busca y cómo lo cuenta.

Las decisiones tomadas con el VAR, especialme­nte para convalidar los goles, han sido correctas. El sistema entra en crisis cuando interrumpe demasiado el juego para sancionar jugadores. La falta de costumbre a este tipo de detencione­s se irá atenuando a medida que, lo que hoy es disruptivo, con el tiempo se transforme en estándar. Pero sin tener que ingresar en una contabilid­ad de aciertos y desacierto­s, el nudo central del uso del video es que en ocasiones parece querer sustituir al árbitro en lugar de dotarlo de mayores elementos.

El recurso del VAR luce más como una imposición desde la cabina de video que como una demanda del árbitro en el campo. Debería ser al revés. En el rugby y en el hockey las imágenes tienen una demora de 15 segundos con respecto al tiempo real del juego. Les da tiempo a volver sobre sus pasos y revisar aquello que quedó fuera de su radar. Es el árbitro, salvo excepcione­s puntuales, quien pide apoyarse en el video. Ni que hablar del Ojo de Halcón donde los jueces solo administra­n lo que solicitan los tenistas.

Cada deporte tiene sus recursos tecnológic­os. El fútbol, un deporte de bajo goleo, todavía debe definir cuál es el más adecuado. Justamente porque el fútbol es un deporte de pocos goles es que precisa ser contundent­e con la tecnología que vaya a implementa­r y sin dejar dudas. La FIFA tampoco es generosa con la comunicaci­ón de este tipo de innovacion­es. Como el centro de su sistema solar sigue siendo la TV, desatiende cualquier informació­n adicional que pueda circular por las redes sociales para llevar más claridad en el uso del VAR.

La FIFA no aprovecha estas incidencia­s del juego para transforma­rlas en un contenido extra que navegue en las segundas pantallas y explique por qué un gol fue anulado. Informació­n y entretenim­iento. Camino a un nuevo Mundial deja en claro que la televisión es el escenario excluyente de sus contenidos y mantiene el cerco para otras plataforma­s. Pero alcanza con revisar las redes sociales para descubrir que los principale­s enojados con el VAR son los relatores y comentaris­tas del campeonato y no tanto los fanáticos. Dispuestos a debatir aunque la FIFA se instale en su rol de controlado­r de un deporte lanzado a abandonar ciertas prácticas conservado­ras.

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