Temer contraataca y califica como una “ficción” la denuncia de corrupción
brasil. El presidente acusó al fiscal general de actuar motivado por revanchismo político; insistió en que no va a renunciar
RÍO DE JANEIRO.– Para Michel Temer, el primer presidente brasileño en ser denunciado por corrupción en el ejercicio de su mandato, la mejor defensa es el ataque. En su primera reacción a las acusaciones de la Procuraduría General de la República (PGR), Temer descalificó la demanda como una “ficción” del fiscal general, Rodrigo Janot, que montó una acción penal motivada por intereses políticos de revancha.
“Quieren parar el país, parar el Congreso, en un acto político con denuncias frágiles y precarias con- tra la institución de la presidencia de la república. Cuando se ataca esta institución, es necesario tener pruebas robustas y comprobadas; no apenas insinuaciones. Crearon una trama de novela; la denuncia es una ficción. Lo que hay es un atentado contra nuestro país”, afirmó el presidente en el Palacio del Planalto, rodeado de numerosos legisladores de su coalición, como para demostrar su fortaleza política en el Congreso frente al escándalo de sobornos del frigorífico JBS que puso a su gobierno contra las cuerdas.
Es que será en la Cámara de Diputados donde se apruebe o rechace la denuncia de Janot. Deberá contar con dos tercios de los votos para que Temer sea apartado de su cargo durante un plazo de hasta 180 días, en el cual sería juzgado por el Supremo Tribunal Federal (STF).
El fiscal, que analiza presentar otras demandas por intento de obstrucción de la justicia y asociación ilícita, acusa a Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de haber recibido una valija de 500.000 reales (US$ 150.000) de coimas de JBS a través del ex asesor presidencial y ex diputado Rodrigo Rocha Loures.
En un acuerdo de delación premiada con la justicia, el dueño de JBS, Joesley Batista, entregó también a la PGR la grabación clandestina de una conversación que tuvo con Temer en marzo, en la que el mandatario daba su aval para los sobornos y la compra del silencio de un potencial delator de la operación Lava Jato, el condenado Eduardo Cunha, ex titular de la Cámara de Diputados. El año pasado, Cunha fue el principal promotor del impeachment contra Dilma Rousseff, que posibilitó que Temer asumiera el poder.
“No sé cómo Dios me puso aquí”, bromeó ayer en un momento, y sus palabras fueron replicadas con amplio rechazo en las redes sociales.
Temer evitó en todo momento nombrar a Janot, pero señaló que su denuncia “busca la revancha, la destrucción y la venganza”. Asimismo, buscó generar desconfianza hacia el procurador al apuntar que su antiguo brazo derecho, el fiscal Marcelo Miller, había dejado la PGR en marzo y luego pasó a trabajar para un estudio de abogados que actuó en la negociación del acuerdo de delación premiada de JBS. Insinuó que, al igual que Miller, Janot podría haberse beneficiado económicamente de los arreglos de colaboración con la justicia.
Indignado, Temer señaló que no permitirá que lo acusen de crímenes que no cometió y dejó en claro nuevamente que no renunciará, como le han pedido de varios sectores, incluso del principal aliado del PMDB, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). “No huiré de las batallas ni de la guerra que tenemos por delante”, destacó.
Mientras el mundo político recalculaba cuánto desgastará esta denuncia contra Temer, la PGR emitió un comunicado en el que defendió su proceder. “La denuncia presentada (…) es pública y basada en vastos elementos de prueba, tales como laudos de la Policía Federal, informes circunstanciados, registros de vuelos, contratos, testimonios, grabaciones ambientales, imágenes, videos y certificados, entre otros documentos que no dejan duda en cuanto a la materialidad y la autoría del crimen de corrupción pasiva”, señaló, para aclarar que el análisis de Janot fue de carácter técnico, no político, y que “nadie está por encima de la ley”.