LA NACION

Bandera a media asta, misas, velas y flores para despedir a las víctimas

Grand Bourg sigue conmociona­da por la muerte de los bailarines que viajaron a Mendoza

- Lucrecia Lacroze PARA LA NACION

La bandera a media asta en la estación Grand Bourg simboliza a la perfección el duelo general que vive el barrio. Los vecinos están en la calle. No salen de la tristeza ante semejante tragedia. Se trasladan, a paso lento, entre los distintos puntos que protagoniz­an este terrible desenlace: de una casa de velatorio a otra, pasan por la Iglesia y por el Soul Dance Studio. Nadie puede evitar parar unos minutos en “la rotonda”, allí es la plaza central donde el instituto de danza convocó anteanoche a llevar flores y encender una vela por las víctimas del accidente en Mendoza.

La plaza Bouchard, “la rotonda” para los locales, es el escenario principal del dolor. Es irrelevant­e si conocían, o no, a las víctimas. Todos sienten la necesidad de “brindar respeto a las víctimas”, dice Gladys, que no conoció a ninguno de los muertos, pero es amiga “de la tía de una de las nenas”.

El clima acompaña la sensación de duelo. Pese a la llovizna y al viento, la consigna de encender una vela sigue presente a lo largo del día. Se detienen en el centro y observan las fotos ubicadas entre las flores. Algunos señalan, para indicar a quien conocían, otros, miran con dolor a las víctimas de una fatalidad que sienten cerca.

La Iglesia Nuestra Señora de Lourdes, frente a la plaza, tiene una actividad incesante. Tras la misa del lunes a las 18.30, ayer celebraron dos misas más por los muertos y los heridos. Gladys, la sacristana, detalló que “entre las misas el sacerdote realizó dos responsos.” Susana, a cargo de la secretaría de la parroquia, destacó la presencia muchos jóvenes en las misas.

También se trasluce la indignació­n. “Una muerte que podría haber sido evitada”, es una afirmación que se repite entre quienes se acercan a la plaza. Patricia, docente, enciende una vela y expresa su tristeza: “Siento un dolor insoslayab­le como docente y como madre, esto nos podría pasar a cualquiera”. Está enojada con los comercios que están abiertos alrededor de la plaza. Considera que el barrio entero debiera haber cerrado sus puertas. “Es una tragedia sin precedente­s en nuestro barrio,” explica.

El Instituto Evangélico Argentino decretó día de duelo y cerró ayer. Tres chicas muertas eran alumnas del colegio. “Los docentes se reunieron a la mañana acá para ir a los velatorios juntos,” explicó un policía que vigilaba el colegio.

El colegio Nuestra Señora de Lourdes funcionó como todos los días, aunque tuvo muchísimas ausencias. La comunidad estaba afectada ya que murió la madre de uno de los chicos del grupo de Boy Scouts de la parroquia y Florencia Pardini, que fue alumna allí hasta el año pasado.

Micaela Pavón, compañera de Florencia, contó a la nacion que si bien el colegio daba clases normales, ellos “informaron que [ayer] no asistirían”. Micaela recordó que Florencia se cambió de colegio este año: “Además de que le fue mal en varias materias, quería seguir con el baile en Soul Dance y, por eso, se cambió a una escuela pública.” Explicó que el ahorro en la cuota le permitía pagar la escuela de danza que era lo que más le gustaba.

La vidriera cerrada del Soul Dance Studio desborda de apoyo para las víctimas, sus familias y el mismo instituto. Carteles de “El cielo está bailando”, se entremezcl­an con cientos de flores que cubren la fachada. Algunos mensajes están dedicados a ciertas víctimas y hay mensajes dejados por otras escuelas de baile: “Viravira Ballet los acompaña en este dolor.” La compasión se siente en todo Grand Bourg, el barrio entero está conmociona­do con la tragedia.

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