LA NACION

Macri acusó a Venezuela de no respetar los DD.HH.

Lo hizo en la cumbre del G-20 ante líderes mundiales

- Jaime Rosemberg ENViADO ESPECiAL

Frente a los principale­s líderes mundiales y en un plenario del G-20 que tenía como tema central la lucha contra el terrorismo global, el presidente Mauricio Macri aprovechó el escenario para criticar duramente al gobierno de Venezuela encabezado por Nicolás Maduro, al que acusó de “no respetar los derechos humanos”.

De ese modo dejó en claro la importanci­a que le da al tema en su agenda exterior, y al mismo tiempo confirmó un endurecimi­ento de su postura desde la partida de la ex canciller Susana Malcorra, quien durante su gestión tuvo una posición más moderada en los foros internacio­nales.

HAMBURGO.– La reunión tenía como tema central la lucha contra el flagelo del terrorismo y los antídotos que los países más poderosos del planeta preparan para morigerarl­o. Pero el presidente Mauricio Macri aprovechó su momento para dejar en claro que la situación política de la Venezuela que gobierna Nicolás Maduro es una de las prioridade­s de su política exterior.

En el cierre de su exposición en el plenario de presidente­s del G-20, el Presidente llamó a que el mundo “tome nota de la situación en Venezuela, en dónde no se respetan los derechos humanos”, afirmó Macri. “Venezuela no respeta a los derechos humanos y peligra la paz social que todos los que estamos acá pregonamos”, afirmó el primer mandatario, luego de que el presidente norteameri­cano Donald Trump criticara a Corea del Norte y sus recientes ensayos de misiles.

La postura sostenida por el Presidente en relación con la crisis política y económica que sacude a la gestión de Maduro se remonta al inicio de su gestión al frente del Poder Ejecutivo. Y marca una clara diferencia­ción con los doce años del gobierno kirchneris­ta, donde los vínculos con Hugo Chávez, primero, y Nicolás Maduro, después, fueron prioritari­os para la cancillerí­a argentina.

En diciembre de 2015, durante su primera cumbre del Mercosur, Macri sentó una posición contraria frente a Venezuela, y sus argumentos contra el gobierno chavista le valieron un ríspido contrapunt­o con la entonces canciller venezolana, Delcy Rodríguez, que lo acusó de “injerencia” en la política interna de Venezuela.

Días antes del cambio de gobierno en el país, Maduro le devolvió gentilezas: elogiaba a la por entonces presidenta Cristina Kirchner y afirmaba que “el pueblo argentino está listo para luchar” contra la gestión de Cambiemos.

La posición de Macri concita el apoyo de Estados Unidos y países que integran la UE como Alemania, que lo ven como un “líder regional” que combate “el populismo” en la región. Se centra en varios reclamos de la oposición venezolana, como el pedido de elecciones en el plazo más corto posible; la libertad de presos políticos como Leopoldo López, y el respeto al derecho a manifestar­se de los dirigentes que se oponen al régimen de Nicolás Maduro.

“Estamos muy preocupado­s por lo que pasa en Venezuela y lo que están haciendo allí en relación con la democracia y el respeto al pueblo venezolano”, afirmó a el la nacion secretario de Asuntos Estratégic­os, Fulvio Pompeo. Se refería a las 90 muertes que desde abril se cobraron los violentos enfrentami­entos entre las fuerzas militares y policiales que responden al gobierno y los manifestan­tes de la oposición en el país caribeño.

Según fuentes del Gobierno, Macri fue el primer presidente en plantear la situación de Venezuela en el contexto de la reunión del G-20, que nuclea a los países más industrial­izados del planeta. Lo apoyó el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, mientras otros países cercanos a Maduro en materia de política pero también de negocios, como Rusia de Vladimir Putin, prefiriero­n no expresarse al respecto.

“Era un buen momento para decirlo, es bueno que todos sepan lo que defendemos y lo que no aceptamos en la región”, afirmó un miembro que integra la delegación argentina.

La Argentina fue uno de los promotores, en diciembre pasado, de la expulsión de Venezuela del Mercosur, como consecuenc­ia de los reiterados episodios de violencia protagoniz­ados por el chavismo. Cansado de las críticas, que incluyeron a organizaci­ones regionales, Maduro anunció en abril pasado que su país abandonaba también la OEA.

Macri repitió sus argumentos contra Maduro días atrás, luego de su reunión bilateral con la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, en su último viaje al exterior antes de su participac­ión en esta cumbre del G-20.

“Hablamos de la preocupaci­ón que tenemos por Venezuela: compartimo­s el dolor del pueblo venezolano para encontrar una solución, que pasa por nuevas elecciones, sin presos políticos y con división de poderes”, dijo entonces Macri en el Palacio de la Moneda.

Aunque su país no forma parte del Mercosur, Bachelet no lució cómoda con las palabras de su par argentino.

Desde la reciente llegada de Jorge Faurie a la Cancillerí­a, el cuestionam­iento a Venezuela se mantiene a rajatabla. Distinta era la situación cuando la canciller era Susana Malcorra, cuyas posiciones más moderadas frente al régimen chavista chocaban con las ideas del jefe de Gabinete Marcos Peña, y del propio Presidente, que ayer dejó el claro su toma de distancia con el régimen de Maduro.

De esa forma, Macri dio un paso más contra Venezuela frente a los principale­s líderes mundiales reunidos en Hamburgo.

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