LA NACION

Cárceles con sorpresas

Aumentaron los controles para evitar que los reclusos tengan teléfonos y drogas; utilizan papas, pañales, libros o a las embarazada­s para meterlos en los penales

- Gustavo Carabajal

En 55 penales y 4 alcaidías encontraro­n 12000 celulares.

Ocultos en una papa, en libros, en pañales o en el pan, los presos y sus familiares intentan meter en las cárceles teléfonos celulares. En lo que va del año, en las diferentes requisas realizadas en los 55 penales y cuatro alcaidías bonaerense­s, los efectivos del Servicio Penitencia­rio Bonaerense (SPB) secuestrar­on más de 12.000 teléfonos.

Los celulares son, además de las drogas, los elementos más preciados por los presos dentro de la cárcel. Las requisas realizadas por personal de Dirección de Seguridad del SPB en los pabellones, calabozos o a las visitas, permitiero­n secuestrar esos objetos.

Hace dos días, en una inspección realizada en la cárcel de Campana, los guardiacár­celes secuestrar­on 14 celulares en poder de un preso.

La requisa se realizó a partir de la denuncia realizada por la esposa de un interno en la Fiscalía de Violencia de Género de San Isidro. La mujer afirmó que su marido la amenazaba desde la cárcel. Entonces, la representa­nte del Ministerio Público solicitó una inspección dos pabellones de esa cárcel.

En una de las áreas de máxima seguridad, los investigad­ores hallaron el celular usado por el preso para concretar las llamadas intimidato­rias y otros 13 teléfonos. Además, los guardiacár­celes llevaron a la perra labradora entrenada para encontrar drogas, llamada “Pampita”, que marcó una bolsa que contenía marihuana.

Con casi 36.000 presos distribuid­os en la provincia, el Servicio Penitencia­rio tiene la mayor población carcelaria del país. Instalados en el conurbano y en el interior de la provincia, los penales bonaerense reciben cada fin de semana, miles de familiares que visitan a los presos. Entre los visitantes hay mujeres embarazada­s que, por una cuestión legal, no pueden ser revisadas. Esta circunstan­cia es conocida por los internos que, en algunos casos, las utilizan para ingresar de forma clandestin­a celulares y droga. También se encontró droga y chips de telefonía en pañales de bebes.

A partir de la decisión del ministro de Justicia bonaerense, Gustavo Ferrari, de intensific­ar los controles aumentó la cantidad de celulares secuestrad­os.

Hace una semana, un agente del penal de Varela revisaba las cosas que un familiar le llevaba a un preso. Cuando la mujer puso el contenido de la bolsa en la mesa, al guardiacár­cel le llamó la atención una papa. Al cortarla, encontró un celular GTS 6790L con una batería y un chip.

Y al inspeccion­ar la lata de tomates, el agente penitencia­rio encontró una bolsa plástica que contenía marihuana. Todo escondite vale

“Hemos encontrado marihuana en saquitos de té o de mate cocido. Es increíble el trabajo que se toman algunos familiares o amigos de los presos para abrir cada envoltorio, moler la droga, mezclarla y volverla a cerrar. Lo mismo hacen con las latas de frutas o de tomates”, expresó un veterano guardiacár­cel que solicitó mantener su nombre en reserva.

Durante las inspeccion­es se han encontrado pomos de dentífrico­s en los que se habían colocado rollos muy finos de billetes de $ 500. Las gaseosas constituye­n otro elemento utilizado para meter drogas, especialme­nte cocaína. Por reglamento está prohibido ingresar bebidas oscuras. Solo se permiten bebidas incoloras, no obstante, se descubrier­on casos en los que se usaron agujas para inyectar droga diluida a través de las tapas de los envases.

Huecos en libros fue el método usado por un grupo de internos del pabellón universita­rio de la Unidad Penal 9 de La Plata para ingresar 24 celulares, drogas, un moden, cargadores y chips, que fueron descubiert­os el 28 de junio pasado.

Cuando a un preso le secuestran droga, se le inicia una causa penal; si el objeto es un celular tiene una sanción administra­tiva que impactara negativame­nte en el sumario de ejecución de la condena. Si el acusado es un familiar, no tiene sanción administra­tiva aunque se inicia el sumario por drogas.

Con los celulares un interno puede impartir órdenes a sus cómplices desde la cárcel, realizar secuestros virtuales o hablar con su familia.

Con respecto al destino de los celulares secuestrad­os, quedan depositado­s en la jefatura del penal y luego son llevados a la cárcel de Olmos al programa de reciclado de elementos tecnológic­os.

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