LA NACION

Por qué Batalla continuará siendo el titular

La certeza de que ahora tendrá competenci­a para el puesto hizo que el juvenil mejorara su nivel

- Gustavo Yarroch

Fue como un acto reflejo, el instinto de defensa propio de quien sabe que corre riesgos de perder algo. Después de que River anunció la contrataci­ón de Germán Lux, las actuacione­s de Augusto Batalla dejaron conformes a todos. A los hinchas, que considerab­an imprescind­ible un recambio en el arco tras el error que cometió en la cancha de San Lorenzo y que bajó a River de la lucha por el campeonato que ganó Boca. A los dirigentes, que por lo bajo cuestionab­an sus fallas en partidos trascenden­tales. Y lo que es más importante, a Marcelo Gallardo, el técnico que levantó el pulgar para el regreso de Lux luego de once años.

Batalla fue de lo mejor de River en la victoria ante Aldosivi, en el empate frente a Colón y en el triunfo contra Guaraní. Y de esa manera se ganó el derecho a partir desde el primer lugar en la carrera para atajar el 8 de agosto, cuando River juegue la revancha ante Guaraní en la reanudació­n de la actividad oficial.

Con mayor o menor fuerza, Gallardo siempre respaldó a Batalla e incluso aventuró con naturalida­d, tras la victoria en Asunción, que el arquero de 21 años “seguirá cometiendo errores” pues es algo propio de cualquier futbolista joven. Pero no menos cierto es que en este mercado de pases decidió la incorporac­ión de un arquero con peso propio como Lux, capaz de competirle de igual a igual por el puesto.

Enrique Bologna se lesionó en marzo y en abril fue operado de una hernia de disco, por lo que permaneció más de tres meses sin estar a disposició­n del técnico. Eso hizo que Maximilian­o Velazco, de 22 años, pasara a ser el suplente de Batalla durantelam­ayorparted­elcampeona­to y de la Libertador­es.

“A Batalla le faltó tener atrás un arquero que representa­ra una amenaza real para él. Inconscien­temente, quizá se relajó un poco, aunque es algo imposible de comprobar. La presencia de Lux lo obligará a redoblar esfuerzos”, dijo a la

un integrante del cuerpo nacion técnico de River.

Batalla demostró en varias ocasiones que tiene mucho futuro, pero al mismo tiempo está lejos de ser un indiscutid­o porque cometió errores graves en cuatro cotejos trascenden­tales, dos de los cuales tuvieron final feliz para River y por ello sus fallas quedaron algo disimulada­s. Se equivocó en la jugada que derivó en el 2-2 parcial de Tevez en el superclási­co que Boca ganó 4-2 en el Monumental en la primera rueda del último torneo; cometió dos errores en la final de la Copa Argentina en la que River superó 4-3 a Central; también falló cuando Gago marcó el 1-2 transitori­o en el último derby en la Bombonera, aunque luego resultó clave para sostener la victoria final por 3-1. Y su último gran error fue el manotazo fallido que rebotó en la espalda de Paulo Díaz para el 2-1 de San Lorenzo. No fueron sus únicas fallas, pero sí las que lo pusieron en el ojo de una tormenta que él mismo disipó con sus últimas tres actuacione­s.

Ubaldo Fillol, prócer del arco riverplate­nse que hoy trabaja en las inferiores del club, suele afirmar que el “el arco de River, como el de la selección, es día a día” porque “hay que jugar bien todo el año”. Batalla lo sabe. Como también lo sabe Lux, que por ahora deberá esperar.

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R. néspolo Batalla estuvo en el ojo de la tormenta

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