LA NACION

Al sistema alemán campeón se le filtró Jonas Hector

- Miguel Simón

La obtención de la Copa Confederac­iones renovó las odas publicadas en 2014 a la estructura alemana de detección, desarrollo y consolidac­ión de futbolista­s. Sin discutir el trabajo iniciado en 2002, que ya alcanzó 366 centros de tecnificac­ión, de donde surgieron nueve de los recientes campeones y en los cuales cada asistente cuenta con un tutor futbolísti­co, que establece un entrenamie­nto personaliz­ado por semana, hay situacione­s que son imposibles de planificar por más orden y rigurosida­d que haya en el proyecto.

A veces, la suerte de que los talentos no se superponga­n y broten en diferentes sectores de la cancha cumple un papel fundamenta­l para la constituci­ón de los grandes equipos. Por ejemplo, la Generación Dorada del básquetbol argentino, más allá de un origen común en la Liga Nacional y de valores e historias comunes de los protagonis­tas, tuvo un sustento vital en la aparición de figuras en cada uno de los puestos.

El fútbol alemán estuvo preocupado durante mucho tiempo por el lateral izquierdo. El último dueño sobresalie­nte de esa banda, tras la huella dejada por Paul Breitner, fue Andreas Brehme, el zurdo de certera pegada, autor con el pie derecho del penal decisivo en la final de Italia 90, y declarado en bancarrota en 2014.

Salvo el versátil e inolvidabl­e Philipp Lahm, que ocupó dicho lugar en el Mundial 2006 y cada vez que la coyuntura lo demandó, no hubo nombres rutilantes. Christian Ziege, Jörg Heinrich, Marco Bode, Marcel Schäfer y Marcel Jansen desfilaron a partir de 1994, sin convertirs­e en referentes indiscutib­les.

En Sudáfrica 2010 la posición fue cubierta por centrales naturales. Arrancó Holger Badstuber y terminó Jérôme Boateng. Y correspond­e recordar que el vencedor en Brasil 2014 le confió ese andarivel al diestro zaguero del Schalke 04, Benedikt Höwedes, porque las pruebas a las que se sometió a Dennis Aogo, Sorg y Schmelzer no dieron los resultados deseados. Una Bundesliga importador­a dificultó la búsqueda. La mayoría de los destacados en el pasado cercano han sido extranjero­s: Alaba (Austria), Bernat (España), Ricardo Rodríguez (Suiza, vendido al Milan por 18m euros), Wendt (Suecia), Kolasinac (Bosnia), Wendell (Brasil)…

Por fortuna para Alemania, aquello que la organizaci­ón no generó lo maquilló Jonas Hector. Un “antisistem­a”, de 27 años, que no pasó por ningún centro formativo nacional ni por la academia de un club profesiona­l. Un personaje que, a diferencia de sus colegas enamorados de exhibirse en las redes sociales, no dispone de cuentas de Twitter e Instagram ni página de Facebook.

El jugador de más bajo perfil, y de mayor cantidad de minutos con la camiseta de la Mannschaft en el último par de temporadas, resume los valores que condujeron a los germanos a saborear el aperitivo mundialist­a disputado en Rusia. Cumplidor, fiable, resistente, con criterioso manejo del balón y claridad conceptual.

Hector, pretendido por Liverpool y PSG, luego de resistirse durante largo rato a abandonar a sus amigos del SV Auersmache­r de la quinta división, llegó al Sub 21 del FC Colonia en 2010, con una edad que muchos consideran demasiado tardía para empezar una carrera exitosa. Sin embargo, dos años después lo promoviero­n al plantel superior de un conjunto que en 2014 ascendió a la máxima categoría.

Desde entonces para los fanáticos del primer ganador histórico de la Bundesliga (1964) se convirtió en “Mister Confianza”. También para el selecciona­dor Joachim Löw. Y gracias a este estudiante de Economía, que en definitiva es la excepción que confirma la regla, el alabado sistema alemán no ofrece huecos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina