LA NACION

Fueros, la consagraci­ón de la impunidad

- Por Héctor M. Guyot

A| sí como el kirchneris­mo implementó un sistema para vaciar las arcas del estado y quedarse con el dinero de todos, la justicia argentina perfeccion­ó otro para que ningún alto funcionari­o vaya preso por los delitos que comete durante el ejercicio del poder. Sin embargo, esta suerte de omertà, que hace del proceso judicial un simulacro y que funcionó de manera más o menos aceitada durante décadas, atraviesa un momento delicado.

¿Por qué este edificio levantado sobre el silencio cómplice de tantos, en el que medran aventurero­s, cínicos y ambiciosos, podría empezar a resquebraj­arse? ¿Qué ha pasado para que los jueces acaso se vean obligados a cambiar?

Pasó lo impensable: nada menos que 12 años de kirchneris­mo. a los santacruce­ños y sus muchachos se les fue la mano. Pusieron sobre ese edificio un peso que sus cimientos apenas soportan. aun reforzadas con el cemento armado de justicia legítima, las paredes tiemblan ante la suma de tanto peso pesado del latrocinio. los dineros que se llevaron han dejado, además de un vacío que padece el país, huellas con las que cualquiera, hasta un juez distraído, se tropieza aunque no lo quiera.

Hasta aquí los magistrado­s, salvo honrosas excepcione­s, han sabido qué hacer con las causas de corrupción que compromete­n a altos funcionari­os. Cuando se trata de casos complejos o de poca repercusió­n, dictan el sobreseimi­ento. en cambio, si las pruebas abruman y la opinión pública está atenta, echan el expediente al fondo de un cajón. de allí sólo saldrá para ingresar al laberinto del sistema judicial argentino, donde errará como un condenado de una instancia a la otra para permanecer siempre en el mismo sitio. así puede pasar una vida. la de Carlos Menem, por ejemplo. la condena por el tráfico de armas a Croacia y ecuador cometido cuando era presidente llegó más de 20 años tarde y puede resultar inocua: al riojano le queda la apelación a la Corte. Por las dudas, quiere renovar su banca de senador en octubre para conseguirs­e un lugarcito en el refugio antiaéreo del Congreso. lo mismo busca Cristina. Pero si el edificio pierde la vertical, si la opinión pública ejerce la presión indispensa­ble, ¿dejarán los fueros de ser lo que son?

de la cornisa de los fueros hoy está colgado julio de Vido, y a ella se aferrará con uñas y dientes para que no se lo trague el abismo. Hasta ahora los fueros han sido la consagraci­ón oficial de la impunidad, un escudo con el que la clase política se blindó a sí misma. una herramient­a de la

omertà. No nacieron con ese fin, por supuesto, pero con ellos sucedió lo mismo que con otras institucio­nes republican­as: el cinismo los pervirtió. Hoy son el certificad­o de inmunidad que exhiben los que engañan y roban al pueblo.

ahora las miradas recaen sobre el juez Rodríguez. Sus antecedent­es no llamaban al optimismo. Sus últimas decisiones, tampoco. ayer, al cierre de esta nota, se supo que rechazó el pedido del fiscal Stornelli, que había solicitado el desafuero y la detención de de Vido por el descomunal desvío de fondos en la minera de Río Turbio, perpetrado mientras el actual diputado se desempeñab­a como ministro de Planificac­ión de Cristina.

lo que ocurrió en Río Turbio refleja el sistema de exacción de fondos públicos montado por el gobierno anterior. También, lo que hicieron con el estado: lo vaciaron de plata y lo llenaron de empleados. luego de destinar 26.000 millones de pesos al complejo, el tren eva Perón no funciona y la mina, que debía reactivars­e, produjo en 2015 lo mismo que en 1951. Según el fiscal, tiene un 70%

Los dineros que se llevaron han dejado huellas con las que cualquiera, hasta un juez distraído, se tropieza

menos de galerías que lo proyectado y produce un 85% menos de lo establecid­o con un 233% más de personal. ¿Qué hicieron con la plata?

en el caso se repite otro clásico: el daño no es sólo material, sino también moral y cultural. usaron una fundación de la universida­d Tecnológic­a Nacional para firmar más de 400 convenios con las empresas contratist­as, mediante los que lograron el pase de magia que, sin falsa humildad, alguna vez el kirchneris­mo debería adjudicars­e con toda justicia: la evaporació­n del dinero.

¿evitará de Vido el desafuero y la condena tanto en esta causa como en la que se le sigue junto a Cristina Kirchner por asociación ilícita? ¿Podrá el ex presidente Menem, condenado a siete años de prisión y a 14 de inhabilita­ción para ocupar cargos públicos, volver al Senado? ¿Podrá la ex presidenta blindarse en el Congreso? ¿Seguirá en pie el edificio de la impunidad? ¿Hasta cuándo podrán seguir burlándose de todo un país? Más que de la economía, mucho más que de las nimiedades de la puja electoral, dependemos de las respuestas a estas preguntas.

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