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¿Qué se siente sacar el pie del acelerador y soltar el volante de un automóvil a 90 km/h en una autopista japonesa? La experiencia de entregar el comando a un sistema de conducción automatizado
¿Cómo es la experiencia de viajar por una autopista japonesa a 90 km/h y entregar el comando del vehículo a un sistema de conducción autónoma?
Animarse a conducir un automóvil a más de 90 km/h en una angosta autopista de Tokio, sacar el pie del acelerador, soltar el volante y entregarse a que el sistema inteligente se ocupe del resto, no es una experiencia cualquiera.
Al configurar el sistema, uno selecciona qué distancia quiere guardar con el vehículo que va adelante –definida por el volumen de tránsito– y la velocidad crucero. Una vez establecidos estos parámetros, hay que sumergirse en la experiencia. La pantalla en verde indica que el sistema está en funcionamiento. Luego, se puede sacar el pie del acelerador y hasta soltar el volante.
Los camiones pasan finito; a pocos metros se visualiza la primera curva y el auto, como un episodio casi mágico, la toma a la perfección sin necesidad de que el conductor tome el volante. La sensación de observar cómo gira éste sin necesidad de la asistencia manual es vertiginosa. La primera reacción es tomarlo entre las manos y está bien, porque el tacto con el volante es clave: si el conductor no apoya sus manos por 10 segundos, suena una alarma, y si no hay contacto, el sistema de conducción autónoma se desbloquea, porque interpreta que el conductor pudo haberse quedado dormido. Pero, cuidado con querer adueñarse del control total: si usted tiene la costumbre de manejar cerca de las banquinas, el monitor y una alarma le informarán sobre el riesgo.
Vista periférica
La experiencia se vive a bordo de un Serena, modelo de Nissan que cuenta con el sistema de asistencia al conductor ProPilot, que posee un monitor de vista periférica y advertencia de salida de carril, en una de las autopistas que conecta Yokohama (a treinta minutos en auto) con Tokio, la única ciudad en la que por ahora está disponible la tecnología autónoma de la automotriz japonesa.
El sistema cuenta con una cámara en el parabrisas, que puede reconocer rápidamente y con profundidad tridimensional los vehículos que circulan por delante, así como los marcadores de carril. Esto permite que acelerador, el freno y el volante se controlen en base a la información obtenida a través de dicha cámara, que está vinculada a un programa de procesamiento de imágenes.
Una vez activado, el sistema puede controlar la distancia con el auto que nos precede, de acuerdo a la velocidad fijada previamente por el conductor, que puede variar entre 30 y 100 km/h, aproximadamente. También mantiene centrado el auto en el carril, al identificar los marcadores, controlando el movimiento del volante, incluso en las curvas.
Por ahora, esta tecnología que solo permite conducir en autopista, aunque sin poder cambiar de carril, está disponible en Japón. Para acceder a ella, los usuarios pagan US$ 1800 adicionales al costo del Serena de Nissan, el único modelo que se vende en el mercado masivo nipón con este sistema de conducción autónoma. Desde su lanzamiento el año pasado, el 56% de los compradores prefirió adquirir el auto con esta tecnología incorporada.
“Planeamos incluirla en más vehículos para que lleguen a los mercados europeo, japonés, chino y estadounidense. Serán diez los modelos que la Alianza Renault-Nissan presentará antes de 2020, incluyendo la próxima generación del vehículo eléctrico Leaf y el crossover Qashqai”, relata Kazuhiro Doi, vicepresidente director de la alianza franco-japonesa.
“Esta tecnología también es importante por-
El sistema ProPilot de Nissan mantiene la distancia con el auto que va adelante y el carril de circulación
que permitirá que la gente mayor pueda seguir manejando más años, porque les facilita la conducción”, agrega.
El ejecutivo define como positivo que los conductores sientan vértigo y no confíen plenamente en el sistema autónomo.
“La mente de los humanos no está preparada para ceder el control del volante, lo cual es muy bueno, porque ayuda a evitar accidentes. Este sistema no delega la conducción, la asiste”, reconoce Doi, también director del Nissan Research Center, el departamento de la automotriz japonesa encargada del desarrollo de vehículos de conducción autónoma.
Ayuda a la conducción
Esta es la primera etapa de la conducción autónoma. La seguridad sigue estando en manos del conductor. “El sistema está diseñado para usarse en vías rápidas de un solo carril y Nissan es el primer fabricante japonés en introducir un sistema que controla automáticamente el volante, el acelerador y el freno, reduciendo las tareas para el conductor durante los embotellamientos en autopistas y en los traslados largos”, explica Doi.
A través del sistema que utiliza tecnología de procesamiento de imágenes, el auto entiende situaciones viales y realiza maniobras por sí solo. Un dato clave es que un interruptor en el volante le permite al conductor activar y desactivar el dispositivo de manera sencilla.
Con el tiempo, este enfoque del manejo permitirá operar vehículos a distancia, descongestionar el tránsito, compartir autos de manera más eficiente y mejorar la gestión de energía. “Hoy, el 93% de los accidentes de tránsito se produce por una falla humana” explica Doi. Por eso, la marca japonesa avanza en la integración inteligente que permita que los autos interactúen con la gente, con otros coches y con la infraestructura vial. De a poco, como lo hicieron los teléfonos móviles, los vehículos se conectarán a la vida de las personas y el Internet de las cosas (IoT) será fundamental. En el futuro hasta podrán anticiparse a un bache.
“No esperamos que en cuatro años los vehículos se manejen solos en Río de Janeiro”, aclara el ejecutivo. En 2018 el sistema ProPilot permitirá cambiar de carril y en 2020 funcionará dentro de la ciudad (según los plazos acordados entre los cuatro grandes fabricantes japoneses –Toyota, Nissan, Honda y Mazda– y el gobierno nipón en 2015). En estos casos los vehículos se comunicarán con la nube para obtener la información. La firma japonesa trabaja en el centro de innovación que tiene en Silicon Valley, con ingenieros de la Nasa, para avanzar en la resolución de temas como por ejemplo la lectura de los semáforos, la detección de peatones que están tapados por algún otro auto y que las condiciones climáticas no compliquen la lectura de los sensores. “Hay que mejorar los sistemas de inteligencia artificial (AI)”, concluye Doi.
Desde hace unos años, buena parte del desarrollo del auto del futuro se centra en dos requerimientos: cero emisión y cero accidentes. Con sus variantes, la respuesta a la primera exigencia es la electrificación del automóvil. Ya sea mediante el uso de baterías recargables o de las denominadas celdas de combustible (o fuel cell).
Para la segunda, el camino es la automatización de la conducción. No se puede luchar contra las estadísticas: entre el 93 y el 95% de los accidentes viales se producen por errores humanos.
Hoy se habla mucho de los autos autónomos; pero, hay que tener en cuenta qué grado de automatización tienen. Para dilucidar la cuestión, la Society of Automotive Engineers (la famosa SAE) ha establecido seis niveles (del 0 al 5) divididos en dos categorías: del 0 al 2 están englobados dentro de la automatización en la que “el conductor humano monitorea el entorno de la conducción”, mientras que los niveles del 3 al 5 están dentro de lo que denominan “los sistemas automatizados de manejo (de ahora en más, el sistema) monitorean el entorno de conducción”. Así, tenemos:
Nivel 0. Sin automatización. Toda la conducción está en manos del conductor; esto implica la ejecución de maniobras con la dirección, la aceleración y el frenado; así como el control del entorno del tránsito.
Nivel 1. Asistencias a la conducción. El conductor sigue a cargo, pero recibe la ayuda de dispositivos como las alertas de cambio de carril, control de velocidad crucero, alertas de proximidad, así como de modos de configuración de la respuesta del motor, la transmisión y las suspensiones, entre otros dispositivos.
Nivel 2. Automatización parcial. Estos son autos semiautónomos en los que maniobras de dirección, aceleración y desaceleración pueden ser realizadas por el sistema, pero el monitoreo del entorno de conducción está bajo control humano. El auto se mantiene en el carril, regula la velocidad y frena para no acercarse demasiado a otro coche. Pero la persona debe estar siempre pendiente, porque si hay cualquier problema, la máquina cede automáticamente el control. Ejemplos: el sistema ProPilot de Nissan (páginas precedentes) y el AutoPilot de Tesla, entre otros.
Nivel 3. Automatización condicional. Tanto las maniobras de dirección y aceleración/desaceleración, más el control del entorno lo realiza el sistema, pero el conductor debe todavía tener capacidad de tomar el control ante imprevistos. Así, en este nivel el auto puede cambiar de carril, sobrepasar y permitir el sobrepaso, pero en autopistas: sin peatones, ciclistas o rotondas en el camino. Audi, por ejemplo, ha hecho pruebas de este nivel entre Los Ángeles y Las Vegas,
Nivel 4. Alta automatización. El vehículo tiene todo bajo su control, pero en entornos controlados; es decir, el coche es capaz de manejar por sí solo la gran mayoría de las situaciones de tránsito en una circulación en la que no haya elementos fuera de lo común. Ford dijo poder mostrar un auto de este nivel en 2021.
Nivel 5. Automatización total. Todo lo hace el sistema de conducción autónomo bajo cualquier condición.