LA NACION

Contrato que sólo cumple una de las partes

Impuestos, tasas y tributos sin una compensaci­ón acorde

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Para poder circular, los usuarios de un automóvil deben pagar la patente, el seguro obligatori­o, tener al día la verificaci­ón técnica vehicular (VTV) y el grabado de parantes y guardabarr­os (que hoy cuesta $ 820), lanzado hace un par de años para evitar, en teoría, el robo y tráfico de autopartes. Además, el usuario debe cargar combustibl­e (con gravámenes del 50%) y pagar peajes (entre los más caros del mundo) por pocos kilómetros y hasta por rutas de una sola calzada y con escaso mantenimie­nto. En las sociedades modernas se supone que hay un contrato entre los contribuye­ntes y el Estado (encarnado en las autoridade­s de todos los poderes y estamentos). Los primeros pagan impuestos, tasas y otros tributos (nuestro país está entre los de mayor carga impositiva, a la par de otros con alto nivel de desarrollo y calidad de vida). A cambio, el Estado debe brindar salud, educación y seguridad, entre otros beneficios. Hace un par de días, en Villa del Parque, a plena luz del mediodía, sólo les llevó cinco minutos a un par de delincuent­es robar dos ruedas (una delantera y otra trasera) de un vehículo, antes de que un vecino los descubrier­a y huyeran. No es la primera vez que hechos de este tipo (y otros más graves) suceden en éste y otros barrios, otrora muy seguros. Si consideram­os la escasa y pobre infraestru­ctura vial en todo el país (tanto urbana como de carreteras), la falta de controles eficientes de seguridad vial (un flagelo que se lleva 7500 vidas por año) y que no se hace mucho para frenar el robo y tráfico ilegal de autopartes y neumáticos (con delitos manchados de sangre), podemos concluir que el mencionado contrato social tiene un cumplimien­to unilateral. Los contribuye­ntes lo honran. Del otro lado…•

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