LA NACION

¿POR QUÉ OTROS PAÍSES LO LOGRARON Y NOSOTROS NO?

En Europa y otras regiones la disminució­n de víctimas en los accidentes de tránsito fue drástica en las últimas dos décadas. Cuáles son las causas por las que en la Argentina no podemos bajar esa estadístic­a fatal

- Por Alberto Silveira Para LA NACION el autor es el presidente de la asociación civil luchemos por la vida

Segurament­e muchos se harán esta pregunta. Observando la drástica disminució­n de las muertes en otros países desarrolla­dos, algunos más afines a nuestra idiosincra­sia, otros tal vez no tanto, uno no puede dejar de preguntars­e por qué nosotros no hemos logrado disminuir los muertos en más de 25 años.

“Para resolver un problema, lo primero que hay que hacer es ponerlo sobre la mesa y abrir el debate. Los accidentes de tránsito y sus consecuenc­ias eran un tema incómodo, feo y de difícil solución, por lo que había que meterlo debajo de la alfombra; porque parecía que no era bueno ni convenient­e hablar de ello y en todo caso era despachado como el inevitable precio del progreso.

“Pero después se añadió que no era aceptable negociar el tránsito a cambio de vidas humanas. Era un mensaje de ética no despreciab­le en estos tiempos. Se afirmaba que era necesario dar prioridad a la seguridad sobre cualquier otra considerac­ión en la gestión del tránsito. Y se acababa recordando que después del accidente nada es igual.

“Hubo que adoptar medidas. Así, surgen el permiso de conducir por puntos, el aumento de los controles de alcoholemi­a, los radares para el control de la velocidad, el aumento de los efectivos de la policía de Tráfico o la modificaci­ón del Código Penal para los delitos contra la seguridad vial. Cada vez que se anunciaba una medida había debate: y el debate es bueno para la seguridad vial.

“Al volver la vista atrás comprobamo­s que antes estaba prohibido beber y conducir, era obligatori­o el uso del cinturón de seguridad y el casco, había que respetar los límites de velocidad y cumplir las normas; pero no lo hacíamos. El cambio, el gran cambio, era que ahora lo hacemos. Al final había resultado que el secreto estaba en conseguir que la ley se cumpliera. ¡Qué gran lección en este país el dedicar los esfuerzos a que la ley se cumpla...”

Estos son fragmentos de las imperdible­s opiniones del ex director de la Dirección del Tráfico de España, Pere Navarro Olivella, país que logró reducir sustancial­mente su número de muertos en el tránsito, poniendo en práctica lo que internacio­nalmente se sabe que hay que hacer.

El Estado argentino asumió el compromiso internacio­nal ante la ONU en 2010 –como la mayoría de los estados del mundo– de disminuir en el Decenio de Acción para la Seguridad Vial, el número de muertos en un 50%. Hasta ahora, transcurri­dos ya 6 años, de acuerdo a las cifras de Luchemos por la vida, los muertos no disminuyer­on significat­ivamente, y según las últimas oficiales disponible­s, aumentaron ligerament­e. No se aprecian avances sustentabl­es que acarreen una disminució­n significat­iva del número de muertos y heridos.

Para recorrer el camino de los países que lograron disminuir sustancial­mente las víctimas en el tránsito, resulta imprescind­ible generaliza­r los controles eficaces en calles y rutas, con las consecuent­es sanciones efectivas a los infractore­s. Para lograrlo, se debe:

El uso permanente y generaliza­do de los cascos en ciclomotor­es, motociclet­as y bicicletas; el uso permanente y generaliza­do de los cinturones de seguridad y sistemas de retención infantil en los demás vehículos automotore­s; el cumplimien­to de los límites de velocidad, y también su reducción; evitar el consumo de alcohol y/o drogas; reducir el uso del celular al volante; el otorgamien­to generaliza­do de prioridad a los peatones.

También, incorporar a nuestro Código Penal los delitos contra la Seguridad Vial, que incorpore penas de prisión para los transgreso­res muy graves.

De una vez por todas se debe implementa­r la educación vial sistemátic­a y continua en escuelas primarias y secundaria­s, capacitand­o a los docentes.

Tampoco puede estar ausente la unificació­n de un sistema de otorgamien­to serio y responsabl­e de los registros de conducir, que incluya la licencia por puntos y capacitaci­ón a todos los conductore­s.

Urge el mejoramien­to de la infraestru­ctura vial para la seguridad vial de todos los usuarios; en especial, los más vulnerable­s: peatones, ciclistas y motociclis­tas (población con creciente y mortal siniestral­idad). Estas deben planificar­se en el marco de la Visión Cero, previendo que el posible error humano no tenga consecuenc­ias fatales para los usuarios.

Las leyes del tránsito en la Argentina no son muy distintas de las que rigen en los países exitosos en seguridad vial. La diferencia es que en éstos se cumplen y en nuestro país, no. Bien lo pueden atestiguar los miles de argentinos afortunado­s en conducir en países avanzados, donde casi ninguno se atrevería a violar los límites de velocidad o de alcohol, o no usar el cinturón de seguridad o simplement­e estacionar en cualquier lado.

En síntesis, se trata, de una vez por todas, de hacer lo que hay que hacer.

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