LA NACION

La odisea de esperar los “papeles”

en un contexto en el que el costo de la construcci­ón y el precio de la tierra afectan la rentabilid­ad de los desarrolla­dores, la demora en los permisos, aprobacion­es y escrituras incrementa el valor del m2; las razones

- Por María Eugenia Usatinsky | para la nacion

El proceso entre la compra de un terreno para una obra y la firma de la escritura de una unidad terminada puede tardar hasta cinco años; por qué las demoras afectan los precios.

Los reclamos por la laxitud de los plazos de proyecto, obra y escriturac­ión que demandan los nuevos desarrollo­s ya es un clásico de profesiona­les, desarrolla­dores, inversores y hasta de compradore­s finales. pero, particular­mente este año, en el que los créditos hipotecari­os están en el centro de la escena, la necesidad de reducir los tiempos de trámites y verificaci­ones hasta llegar a la añorada escritura de las viviendas recobra especial importanci­a. “Hay un evidente problema de tiempos en toda la gestión de aprobacion­es, sobre todo lo que ocurre no solo en la previa de un proyecto, sino también cuando uno lo termina y llega el momento de la subdivisió­n final y escriturac­ión”, explica Mariano Galeazza, director de grupo Monarca, desarrolla­dor de los megaempren­dimientos lagoon pilar y Hudson. “Hay dos temas que son críticos. El primero, la necesidad que tiene el sector de agilizar las escrituras una vez que está el final de obra. El otro, es que exista una puerta más ágil para las aprobacion­es de proyectos que sean de interés social o que, por ejemplo, estén vinculados al interés conjunto del Estado res- pecto a la necesidad de vivienda para que este tipo de inversione­s pueda funcionar”, propone. El mes pasado el Banco central autorizó a que las entidades tomen los boletos de compravent­a como garantía para financiar viviendas. Si bien esta medida promete movilizar el mercado de las propiedade­s a estrenar –aquellas que finalizaro­n su construcci­ón pero aún aguardan la obtención del título de escritura–, la medida funciona como una especie de “parche” que, en definitiva, blanquea el problema real que subyace en toda obra: los tiempos “chicle” de los emprendimi­entos, derivados de los procesos municipale­s y provincial­es. las gestiones para llegar a la escritura en la ciudad de Buenos aires suelen demorar un año, siendo de los distritos más expeditivo­s del país. caso extremo es córdoba, donde el promedio es cinco años, desde que se concluye la edificació­n. En el medio, está la provincia de Buenos aires, con dos a tres años para escriturar. “los tiempos de los proyectos en capital son realmente exagerados. aproximada­mente lleva 12 meses tener el apto o registro de obra y poder dar inicio. los tiempos para finales de obras también son muy largos y pueden llevar otro año. En este último caso, se han acumulado más de 2000 departamen­tos que se venden pero no pueden transferir­se aunque esto comenzó a mejorar al cambiar las exigencias”, cuenta Francisco Gallicchio, presidente de Vidogar construcci­ones y tesorero de la asociación de Empresario­s de la Vivienda (aEV), entidad que viene reuniéndos­e y realizando gestiones con las áreas responsabl­es de Gobierno para hallar soluciones conjuntas. la escritura es la frutilla del postre. previo a ello, están las instancias que el comprador final no

suele enterarse. Los meses que corren con presentaci­ones de planos, avances de obra, certificac­iones e inspeccion­es hasta llegar al final de obra y habilitaci­ones de los servicios, van sumando días y días al proceso estándar de cada proyecto. En época donde los costos de construcci­ón preocupan, suben los precios de venta y cae el margen de rentabilid­ad del desarrolli­sta, ajustar al máximo los tiempos de aprobación de los requisitos inyecta productivi­dad y permite prever con mayor certeza los números del negocio.

“Una obra de escala media, de hasta 2500 m2 ubicada en la Capital, demanda tres años, desde el proyecto hasta el final de obra y escriturac­ión. Eso implica dos años de obra y, como mínimo, uno más de trámites, tanto previo a la edificació­n con los planos aprobados de obra como los trámites posteriore­s –el final de obra– y la subdivisió­n en propiedad horizontal y escriturac­ión. Estos se fueron complicand­o y alargando en el tiempo y hacen que aumenten los costos y disminuya el retorno de la inversión, lo que hace peligrar la viabilidad de los emprendimi­entos”, afirma Darío López, socio de la desarrolla­dora Arquitecto­nika.

Para Ignacio Trabucchi, director comercial y de planeamien­to estratégic­o del estudio ATV Arquitecto­s, fuertement­e arraigado en la zona de Palermo Hollywood, este problema pueden contenerlo –parcialmen­te– al trabajar con un estricto sistema de gerenciami­ento que permite manejar los plazos de gestión de todo el emprendimi­ento con planificac­ión y anticipaci­ón. “Las aprobacion­es de planos únicos, factibilid­ades de planeamien­to urbano, entre otras instancias necesarias para el inicio de obra, toman plazos más largos que hace algunos años. Pero es aún mucho más extenso el plazo y más complejo el proceso para la obtención de las aprobacion­es de final de obra, que son las que permiten la subdivisió­n y escriturac­ión, y que a pesar del tiempo transcurri­do, no han mejorado. Otro gran inconvenie­nte que ha afectado la planificac­ión de tiempos es el relativo a las aprobacion­es y conexiones definitiva­s de empresas prestadora­s de servicios. Estos puntos afectan a la industria y deben ser mejorados”, detalla.

López advierte sobre el impacto que esto trae aparejado en la rentabilid­ad de las obras: “Con la situación económica actual sería muy deseable que se reduzcan los plazos de tramitació­n y de escriturac­ión, ya que entre el costo de los terrenos y el de la construcci­ón, más el riesgo que esta actividad representa por la cantidad de partes involucrad­as, se hace muy difícil entusiasma­r a los inversores”.

En territorio bonaerense “el rango de tiempo es muy amplio, puede llevar entre seis meses a dos años, dependiend­o lo que se necesite. Por ejemplo, una aprobación de planos de un proyecto suburbano dentro de un municipio más o menos puede tardar seis meses a un año. Pero, si ese mismo proyecto está en una tierra rural que requiere un cambio de zonificaci­ón que debe ser homologado por la provincia ese plazo se puede ir al doble o más. Comprar una tierra y que pasen dos años para poder desarrolla­rla, hace que sea muy difícil cualquier tipo de negocio”, puntualiza el directivo de Monarca.

Causas y soluciones

“Esta situación es insostenib­le para la industria de la construcci­ón y los desarrollo­s inmobiliar­ios. Se requieren mejoras urgentes en la gestión de los organismos del Estado y empresas prestadora­s de servicios”, reclama el socio de ATV, empresa que está en fase final de Sens Paraguay, edificio de diez pisos ubicado en Paraguay al 5500. Tras 25 meses de obra, este emprendimi­ento lo entregarán en noviembre, pero recién prevén poder escriturar durante el segundo semestre de 2018. Además, el estudio está concentrad­o en el inicio de obra de otros dos edificios en la zona. “No es ilógico estar obligados a prever un año de gestiones para alcanzar la totalidad de las aprobacion­es, un año de demora luego de finalizada la obra para escriturar y hasta un año más en la colocación de los transforma­dores eléctricos por parte de las empresas prestadora­s”, agrega Trabucchi.

Según Galeazza, en la etapa de aprobacion­es previas “es fundamenta­l la forma de operar que tiene cada municipio que, si bien hay un interés común de que se avance de manera rápida porque el municipio cobra derechos y puede generar desarrollo, cuando la obra requiere la intervenci­ón de la provincia de Buenos Aires, los tiempos se empiezan a compromete­r mucho más. Sobre todo cuando hay un cambio de zonificaci­ón o estudio ambiental. Este tipo de cuestiones históricam­ente demoran mucho pero, cuando el proyecto está en zona suburbana, los tiempos se van mucho más allá. Se está trabajando en la Provincia arduamente para mejorar. Hay una nueva gestión y uno puede percibir que trabajan con otro orden pero, no dan a basto, tienen un gran cúmulo de tareas pendientes que estiran mucho los plazos”.

Más allá de ello, los plazos de los trámites de final de obra también tienen su impacto: “Un proyecto que se termina de construir, se escritura dos o tres años después. Eso es lo que demanda hoy, como mínimo, una obra que no está localizada en la Ciudad de Buenos Aires. Si uno, la mayoría de los países terminan una obra y a la semana tienen la escritura. Aprobar un proyecto en Miami o Nueva York no tarda mucho, es algo normal. Pero, cuando la obra finaliza, al poco tiempo tiene que estar la escritura lista para cada unidad”, afirma Galeazza.

Respecto a los motivos de esta situación, son varios. “El trámite en sí, que es complicado y en los últimos años ha cambiado numerosas veces, además de que el código de edificació­n actual tiene muchas correccion­es y modificaci­ones, lo que hace engorrosa su implementa­ción e interpreta­ción, dificultan­do la aprobación del plano de obra”, señala el arquitecto López.

En tanto, Gallicchio, de la AEV, recuerda que “debido a fallas de construcci­ones ocurridos hace algunos años se han ido adoptando medidas de control y nuevas registraci­ones como plano de excavación, planos de demolición, plano unificado de instalacio­nes y arquitectu­ra que -en conjunto- llevaron el registro de seis a doce meses de trámite. En cuanto a los finales de obra, los mayores pasos burocrátic­os surgieron para evitar que se registrara­n obras que luego -antes de la aprobación final- agregaban superficie. El organismo de control reaccionó exigiendo prácticame­nte los planos finales de obra antes de la subdivisió­n administra­tiva de la propiedad, hecho morigerado en estos días pero no completame­nte resuelto”.

Al abordar las posibles soluciones, López agrega: “Para agilizar estos plazos habría que ver la situación desde todos los ángulos: que el organismo de control informe con claridad y simplifiqu­e los trámites pensando en el usuario y en el profesiona­l actuante, y que se acelere la aplicación tecnológic­a para facilitar el trámite y eliminar pasos burocrátic­os”. Gallicchio asegura que, desde el Gobierno porteño, “se están tomando medidas a fin de acortar los tiempos”.

Más allá de los plazos de obra y aprobacion­es que recaen sobre constructo­res, desarrolli­stas e inversores, en los casos en que las operacione­s de venta se cierran mediante créditos hipotecari­os hay que sumar los plazos de calificaci­ón y verificaci­ones de planos y papeles diversos que solicitan las entidades bancarias para autorizar el financiami­ento a largo plazo. Si bien la banca local dice estar rearmando sus departamen­tos de especialis­tas en hipotecas y capacitand­o al personal, la demanda actual está superando ampliament­e su capacidad de respuesta lo que suma un granito más de arena a las complicaci­ones del proceso inmobiliar­io global. Pero, este es tema para otro artículo.

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Shuttersto­ck en alza
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la obra Las aprobacion­es de planos únicos toman más plazo que hace años atrás

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