LA NACION

Gabriela michetti se sincera

“Pensábamos que la recuperaci­ón económica iba a ser más rápida”, reconoce

- Texto Santiago Dapelo | Foto Santiago Filipuzzi

No esquiva las preguntas ni ensaya las respuestas que repiten de forma constante desde la cúpula del poder. Fiel a su estilo franco y directo, ese que más de una vez le trajo problemas, la vicepresid­enta Gabriela Michetti habla con claridad sobre la realidad que atraviesa gran parte de la sociedad. “Nosotros también pensábamos que la recuperaci­ón económica iba a ser más rápida”, admite en diálogo con la nacion.

A cargo del Poder Ejecutivo por el viaje del presidente Mauricio Macri a Alemania –que anoche encabezó el acto de la vigilia en la Casa Histórica de Tucumán–, en su despacho del primer piso de la Casa Rosada, Michetti descarta que una derrota en las elecciones de octubre pongan en riesgo la gobernabil­idad y advierte que los comicios serán “trascenden­tales para la Argentina”. –Usted ha viajado por el mundo en busca de inversione­s. Sin embargo, en el exterior esperan una señal de la sociedad en las elecciones de octubre. Un triunfo que ratifique el rumbo económico. ¿Coincide? –El primer viaje que hice fue a Japón. Antes de que me preguntara­n intuí que había ahí alguna duda. Para ellos la Argentina viene como en serrucho: subida y bajada, y cada crisis estamos un poco peor en los indicadore­s de desarrollo humano. Cuando ves toda la serie desde principio del siglo XX hasta ahora es un serrucho hacia abajo todo el tiempo. En educación, salud y servicios elementale­s como cloacas, agua potable. La población argentina creció, pero el Estado no. –¿Eso es lo que evita que lleguen inversione­s en número suficiente para que la economía arranque de forma definitiva? –El resultado de ese serrucho es el 30% de la población pobre. Siempre les digo que este proyecto lo votó la sociedad y no se le ocurrió a un Presidente y su gabinete. No es fácil salir del populismo y la demagogia e ir hacia un orden del Estado presente en las materias que igualan oportunida­des. Un Estado que facilita la generación de riqueza, pero no tiene que estar presente en todo y distribuye­ndo a como dé lugar para que me voten. Por eso, estas elecciones son trascenden­tes para la Argentina. –¿En qué sentido? – Es muy importante que estas elecciones sean la demostraci­ón de que ese cambio que la Argentina quiso hacer y votó en 2015 realmente se sostenga y crezca. Lo que necesitamo­s es que todos aquellos que quieran invertir puedan ver que se trata de una decisión de la sociedad y no de un gobierno. –¿No es un riesgo el planteo de pasado contra futuro con la eco- nomía aún en recuperaci­ón? –Nosotros tenemos que hacer lo que hemos hecho siempre y no tentarnos con una estrategia típica del sistema político. La campaña es contra nosotros mismos. –Si bien Macri dijo lo mismo en la última reunión de gabinete, lo cierto es que hasta ahora siempre priorizaro­n la polarizaci­ón. –Nosotros no elegimos la polarizaci­ón. Hay un sector político, que responde a la ex presidenta, que es muy crítico del Gobierno. Ellos nos eligen. Pero se trata de una minoría. No representa­n más que al 25% de la población, pero es importante y son muy potentes en sus manifestac­iones contra el Gobierno. –Usted se refirió a esta elección como trascenden­te. ¿Qué sucede si gana Cristina Kirchner? – Tenemos confianza en que vamos a ganar y estamos trabajando para lograrlo. La gente que en 2014 comenzó a pensar en la necesidad de un cambio quiere otro camino. Las encuestas también nos muestran eso, al Presidente, María Eugenia [Vidal], Horacio [Rodríguez Larreta], a Lilita [Carrió] y a mí nos respaldan más del 50% de la población. –Sólo nombró un candidato. –Las elecciones, en las legislativ­as, eligen proyectos y no personas. –Desde el Gobierno aseguran que este año habrá crecimient­o, pero aún no se ve reflejado en la mayoría de la sociedad. ¿Cuándo sucederá eso? –Hay que separar las cosas. Por un lado, es cierto que el crecimient­o de los sectores se da de manera despareja y todavía no le llega a grandes sectores de la población. Pero sí le llega a mucha gente otra de las tareas que hacemos: la obra pública. Son las cloacas, el agua potable, cordón cuneta, asfalto… cosas que le cambian la vida a la gente. –Históricam­ente la gente votó por su propia economía. ¿No le preocupa eso? –Reconocemo­s que a todos todavía no les llegó, pero estamos mejorando. Atravesamo­s un período de mentira muy largo. La crisis económica no comienza con nuestro Gobierno, ya estaba. Se perdía empleo y se morían las empresas. El país no estaba bien. –Entonces, ¿reconoce que hubo un desfase entre la expectativ­a y la realidad? –Es probable que haya habido personas que pensaban que no sería tan duro. También nosotros pensábamos que la recuperaci­ón económica iba a ser más rápida. –¿Un triunfo de Cristina no pone en riesgo la gobernabil­idad? –No va a ganar. Pero una derrota no puede poner en riesgo nuestro proyecto de país. La gente sabe que salir de un proceso de mentira es difícil. Acádijeron­quehabíame­nospobres que en Alemania, no hay que olvidarse. Al final de esta gestión vamos a tener un inflación de un dígito, la economía habrá acumulado todos estos años de crecimient­o y después de ganar las elecciones se van a proyector mejor las inversione­s.

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