La visita dejó inquietud por la seguridad
Fue a raíz de los choques callejeros en Hamburgo; la Argentina será sede de dos cumbres mundiales
HAMBURGO.– Mauricio Macri no puede disimular su bronca por lo que califica como “el desastre” provocado por los grupos anarquistas que convirtieron en un verdadero infierno esta bella ciudad portuaria durante la cumbre del G-20. “Nada justifica la violencia. Esos jóvenes que vinieron a violentar las calles de Hamburgo, que llegaron a enfrentarse con la policía, a tirar piedras, no hace falta que lo hagan para que uno se dé cuenta que hay que aumentar las posibilidades de igualdad”, dice el Presidente desde el segundo piso del hotel Le Meridien, mientras los demás mandatarios comienzan a volver a sus países y el sonar de ambulancias y helicópteros amaina de manera abrupta.
Además de quejarse por los trastornos que le ocasionaron las protestas –que obligaron a suspender encuentros clave como la reunión bilateral con el francés Emmanuel Macron e influyeron en la suspensión del encuentro con la británica Theresa May–, el Presidente relativiza lo que en el Gobierno es ya una indisimulable preocupación por la seguridad en las próximas y grandes citas que organizará la Argentina: la cumbre de la OMC, en diciembre, y la próxima reunión del G-20, pautadas para fin de 2018, también en Buenos Aires.
“(La organización del G-20) la vamos a hacer solos, como corresponde en ese aspecto. En la organización vamos a estar con Alemania y Japón, que será el país que nos suceda”, afirmó el Presidente.
De inmediato, envió un mensaje a los grupos “locales” que con gusto colaborarían con los manifestantes antiglobalización que protagonizaron los incidentes aquí. “Los argentinos tenemos que entender que (el G-20) es una oportunidad para mostrar lo maravilloso que es nuestro país. No podemos recibir a los principales mandatarios del mundo y pasar episodios como los que pasaron aquí. Tenemos que aprovechar eso, somos un país que necesita nuevos socios, que somos inteligentes, creativos, afectuosos, además de tener los mejores vinos y la mejor carne”, advirtió Macri.
Puertas dentro y fuera de micrófono, en la delegación se mostraron sorprendidos por la ferocidad y coordinación de los grupos violentos que se enfrentaron a más de 20.000 efectivos y, por momentos, los desorientaron con ataques sorpresivos. “Es cierto que hay que tomar medidas, pero hay cosas que no se pueden evitar”, afirmó a la nacion un miembro de la delegación argentina con algo de resignación.
Es un secreto a voces que la ciudad elegida para la cumbre del G-20, al igual que la de la OMC, que se hará en el próximo diciembre, tendrá como sede a Buenos Aires, ya que ninguna otra ciudad del país tiene la capacidad de albergar (y cuidar) a tantos presidentes y funcionarios importantes. Para algunos miembros del Gobierno, la distancia será una ventaja por sobre Alemania a la hora de enfrentar protestas. “Buenos Aires es lejos, y muy caro llegar allí. No creo que sea lo mismo”, coincidieron miembros de la organización alemana en relación con el próximo encuentro.
Mientras deslizan críticas a la organización del encuentro y el lugar elegido (el centro de una ciudad con un gran arraigo de las ideas anarquistas), en el Gobierno piensan en extremar los cuidados el próximo diciembre, cuando lleguen los representantes de los países que componen la OMC. “No van a ser presidentes, pero va a haber que estar muy atentos”, prometen cerca del Presidente.