LA NACION

Macri deslizó su disgusto porque el juez no pidió la detención de De Vido

“Hay que acordarse de que su cuñado se fugó”, comentó en referencia al hermano de la esposa del ex ministro

- Jaime Rosemberg

HAMBURGO.- Como ocurre con esos sueños hermosos de los que uno no quisiera despertar nunca, el Presidente se resiste a volver a hablar de la realidad que enfrentará mañana en su regreso al país. Una coyuntura bastante menos idílica que la continua catarata de elogios que recibe de todas partes del mundo cada vez que sale del país, incluida la cumbre del G-20 que finalizó ayer.

“Hay una diferencia, ustedes mismos se sorprenden. Desde (la visita de Barack) Obama para acá, todos los presidente­s que han llegado o que nos han recibido han elogiado el cambio que hemos hecho: los presidente­s de Italia, Francia, China, todos…el mundo entero felicita a la Argentina por el cambio”, dice el Presidente.

En Argentina, claro, están los gremios que piden aumentos y se quejan por los despidos, prosigue la tensión social y la renovada figura de Cristina Kirchner aparece en el centro del ring, como candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires.

El Presidente no disimula que ganar esa elección, con Esteban Bullrich y Gladys González a la cabeza, es crucial para el futuro de su gobierno y de su proyecto político, pensado para ocho años.

“Es muy importante que los argentinos ratifiquen que ese es el camino que queremos. Esta no es una elección contra alguien, sino contra nosotros mismos. Es decidir si queremos vivir con la verdad, ser parte del mundo, tener un Estado que trabaje para la gente. O si queremos volver a un Indec que nos diga que somos los mejores del mundo… ¡cuando es mentira!”, se enfervoriz­a el Presidente en su encuentro con medios nacionales, entre ellos la nacion. El kirchneris­mo

Macri no habla de “grieta”, pero parece visualizar como oposición únicamente al kirchneris­mo.

“En Argentina hay por suerte una mayoría que cree que hemos tomado un buen camino, que cree que no se construye un país en 18 meses, y otros que creen que el modelo anterior y los valores anteriores eran los correctos. Espero que los argentinos sigan apoyando este proceso, porque estoy acá por decisión de ellos, no mía”, se esperanza el mandatario.

El Presidente calla en relación con uno de los temas de la semana: la causa judicial que involucra al ex ministro de Planificac­ión kirchneris­ta, Julio de vido. “¿Hizo bien o no Rodríguez?”, preguntó horas atrás el Presidente a sus colaborado­res, intentando entender por qué el juez federal luis Rodríguez decidió no avanzar con el pedido del fiscal Carlos stornelli para pedir el desafuero y la detención del actual diputado nacional.

“si el argumento es que no hay peligro de fuga, hay que acordarse de que su cuñado se fugó”, comentó en privado el Presidente, recordando que Claudio Miniccelli está prófugo desde hace meses, vinculado a la “mafia de los contenedor­es”.

El comentario presidenci­al no es casual: no son pocos quienes, como la diputada del Parlasur Mariana Zuvic, señalan a Miniccelli como el presunto testaferro de De vido.

Cristina y De vido forman parte del “pasado” que Macri quiere dejar atrás con un triunfo en las próximas elecciones, pero los gremios docentes también integran el grupo al que llegan los dardos del primer mandatario.

“En Argentina es importante el rol del diálogo. los que más se oponen a los cambios son los gremios docentes, y es inentendib­le. sólo tres de cada diez chicos que terminan la secundaria comprenden matemática y van a conseguir un mejor trabajo. Y te encontrás con gremios que rechazan las pruebas, las descalific­an y dicen que no tienen nada que cambiar. Eso es terrible”, concluyó el Presidente.

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