LA NACION

L ¡Cris-ti-na!

- Graciela Guadalupe

“Hoy, los niños dicen Cristina antes que mamá.” (De Hebe de Bonafini.)

os padres esperan ansiosos las primeras palabras del bebe. Lo acomodan en su sillita e intentan, por enésima vez, que imite el movimiento de sus labios. “ma…má; pa…pá”. Nada. Los adultos insisten. El bebe, mudo. De pronto, el éxtasis: abre su pequeña boquita todavía desdentada y lanza un sonoro y clarísimo “¡Cris-ti-na!”. Primer capítulo del relato fantástico que escribe Hebe de Bonafini bajo el título: “Hoy, los niños dicen Cristina antes que mamá”.

Queda así planteado el modelo de familia exclusivo dispuesto por la mujer más equilibrad­a y amorosa del planeta. Ni monoparent­al, ni con padre y madre, ni con dos madres, ni con dos padres. El modelo no se discute: Cristinode­pendiente y punto.

Como todo unicato, el arquetipo es determinan­te, influyente y prebendari­o. Si la primera palabra que dice el bebe es Cristina, soñará acunado por los cuentos compartido­s de la abuela Hebe; su primer trencito será chatarra del galpón de Jaime y jugará a la guerra con los soldaditos del bueno de César.

Festejará el primer añito con el cotillón que le sobró al tío Guillermo y la propia Hebe le enseñará a dejar los pañales en el altar de la Catedral. Llevará al jardincito su primera mochila marca López e irá a la primaria con valijita “By Antonini”.

La adaptación a clases la hará con Lorenzino, por si se quiere ir, y el primer ahorro se lo guardará la tía Florencia en la Rosadita. Para las vacaciones, mamá y papá usarán aviones de Mariano, lo llevarán a las Seychelles y ocuparán hoteles pagados por un tal Báez.

Su primer carnet deportivo será de Hinchadas Unidas Argentinas. Aprenderá lucha libre con Moreno, protocolo con D’ Elía y oratoria con la abuelita abogada exitosa. Se caerá en la escuela pública de Mauri pensando en Harvard, una vez que haya entendido lo que lee en la secundaria de las pruebas PISA.

Tendrá todo disponible y sin mucho esfuerzo: ropa de La Salada, garrafas solidarias, luz gratis, una “qunita” de chiquito y plan catrera de grande. Recibirá una compu sin Internet, un camión odontológi­co sin aparatos ni médicos que le cuiden la sonrisa y jugará al Estanciero con los billetes de Boudou.

Eso, si es nene. Para una beba, el modelo familiar incluye más parientes: Rominita, de Riachuelo Tours; Diana, la eterna; Felisa, la tacaña; Katya, la derrochona; Juliana, la tatuadora y Milagro, la broker de la Pachamama. Todas, custodias de los secrets de la gran Victoria.

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