LA NACION

Promover el impacto social

Proyecto de ley. En Diputados avanza una iniciativa para darles un “ropaje” especial a las firmas con propósito; hay marcos legales en Italia y Estados Unidos

- Silvia Stang la NacioN

Avanza en el Congreso un proyecto de ley para darles identidad a las empresas con efectos sociales y medioambie­ntales; qué efectos tendría

En el congreso de la Nación avanza un proyecto de ley que les daría identidad propia a las empresas que, más allá de su objetivo de una ganancia económica, tienen como propósito generar con su actividad impactos positivos sociales y medioambie­ntales. la iniciativa, enviada por el Poder Ejecutivo en noviembre del año pasado, obtuvo dictamen de la comisión de legislació­n General de la cámara de diputados en junio último, y ahora espera su tratamient­o en el recinto.

El texto del proyecto no busca disponer una nueva forma jurídica para las unidades de producción o de prestación de servicios. las empresas (nuevas o existentes) que adhieran al régimen que propone la iniciativa, seguirían adoptando alguna de las figuras hoy existentes (como, por caso, ser una sociedad anónima) y sumarían un “ropaje” como referencia de una identidad que deberá reflejarse en la manera en que hagan sus negocios.

¿Para qué serviría ese reconocimi­ento? Quienes promueven este proyecto –que surgió de organizaci­ones de la sociedad civil– dicen que hay al menos tres objetivos que pretenden lograr con la aprobación de la ley: dar visibilida­d a los emprendimi­entos que, sin dejar de lado su objetivo económico, tienen metas concretas en lo social y ambiental; blindar esos propósitos, dando protección a las decisiones de negocios que valorizan factores que van más allá de la rentabilid­ad tradiciona­l, y compromete­r de forma visible a los responsabl­es de tomar decisiones en las compañías.

a las empresas con estos compromiso­s se les identifica­ría con el nombre de “sociedades de beneficio de interés colectivo” (Bic).

El proyecto llegó al Poder legislativ­o junto con el que en marzo pasado se transformó en la ley de emprendedo­res y que, entre otros puntos, permite crear una empresa en un día y prevé facilidade­s para el financiami­ento de la actividad. Esa normativa, de todas formas, todavía no está instrument­ada, algo que ocurriría entre fines de este mes y principios del próximo, según estimó el secretario de Pymes, Mariano Mayer. la puesta en marcha depende de cada jurisdicci­ón, ya que los registros públicos de sociedades funcionan en cada provincia y en la ciudad de Buenos aires.

“Mientras que la ley de emprendedo­res era una deuda pendiente, la iniciativa de empresas Bic es algo innovador; seremos punta de lanza en la región”, señala Francisco Murray, director ejecutivo de Sistema B en la argentina, una comunidad de carácter global que otorga certificac­iones a firmas de triple impacto. El nombre de “empresas B” proviene de la designació­n como Benefit corporatio­n de este tipo de compañías en Estados Unidos, donde algunos estados tienen una legislació­n propia para este segmento de la actividad económica (también italia tiene su marco normativo). En el caso de EE.UU., había tomado especial relevancia la necesidad de dejar en claro las responsabi­lidades de los directores frente a los accionista­s, porque se entiende que tomar decisiones en función de metas sociales podría entrar en conflicto, en algunos casos, con el objetivo de maximizar ganancias económicas.

Según Murray, hoy en el mundo hay unas 2100 empresas certificad­as con el sello B, en tanto que a nivel local son medio centenar (y otro tanto tiene su solicitud en trámite). la certificac­ión B, de todas formas, no es una equivalenc­ia a la “personalid­ad legal” que la identifica­ción Bic les daría a las empresas. ambas cuestiones, de hecho, correrían por vías separadas.

Compromiso­s

Según apunta Soledad Noel, una de las abogadas que participó de la elaboració­n del proyecto de ley, para ser considerad­a sociedad Bic y según busca disponer el proyecto, la empresa deberá hacer constar en el contrato social cuál es el impacto “positivo y verificabl­e” que se autoxige generar en la sociedad y en el ambiente. además, la iniciativa prevé que se requerirá de una adhesión del 75% de los socios con derecho a voto para poder modificar el objeto y los fines sociales del emprendimi­ento.

las firmas quedarían además obligadas a elaborar un reporte anual con una descripció­n de las acciones llevadas a cabo para cumplir los objetivos autoimpues­tos. Ese informe deberá ser auditado por “un profesiona­l independie­nte matriculad­o, que esté especializ­ado en los ámbitos en los que se pretenden provocar los beneficios sociales y ambientale­s”. El reporte deberá ser de acceso público y ser presentado dentro de los 6 meses posteriore­s al cierre de cada ejercicio.

El proyecto no considera el otorgamien­to de ningún incentivo fiscal para las empresas que voluntaria­mente decidan ser Bic. Durante las presentaci­ones que referentes del sector hicieron ante legislador­es el año pasado en el congreso, se señaló que tomar tal tipo de medidas desnatural­izaría el objetivo buscado con un marco normativo. Entre los consideran­dos del texto en estudio se menciona que se pretende promover una forma de hacer negocios que tienda a lograr “una sociedad integrada y sostenible” en el tiempo.

Entre las empresas B que operan hoy en la argentina hay algunas locales y otras que son las filiales de firmas multinacio­nales.

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En la Patagonia, la empresa B Ovis21 se propone regenerar pastizales

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