LA NACION

El estado de la deuda pública: lo que debe saber el Presidente para planificar el gasto

- Julio Piekarz PARA LA NACION El autor es economista y ex gerente general del Banco Central

Trascendió que el equipo económico le explicó a Mauricio Macri que la deuda pública en 2019 llegará a “sólo” 36% del PBI, y que ese índice es bastante inferior al de muchos otros países, incluso de la región. Creo que el Presidente tiene que saber más. Para empezar, que esos países tienen mercados financiero­s y de capitales de un tamaño muy superior al de Argentina, y un déficit menor.

Y luego, ¿cómo tendremos deuda por 36 % del PIB, si a fines de 2016 era de 54,2 % (sin contar los cupones PBI por hasta US$ 13.000 millones), si hubo nuevas emisiones, si hasta 2019 seguiremos con déficit y si el producto crecerá a no más del 3 o 3,5 % anual?

La respuesta es que ese 36% no incluye la deuda intra sector público, sino sólo la deuda con acreedores privados y organismos internacio­nales. El equipo económico desestima la primera, porque la considera sin riesgo de refinancia­ción. No tiene en cuenta que el uso de sus recursos para financiar al Tesoro puede afectar las funciones específica­s de esos entes públicos. No es de extrañar, siendo que se está financiand­o con los ingresos del blanqueo, destinados a la demorada reparación histórica con los jubilados.

Y no se incorpora el hecho de que, por financiar al Tesoro, esos entes pueden estar endeudándo­se con el sector privado, tomando implícitam­ente deuda “por cuenta del Tesoro”. El caso paradigmát­ico y mayor es el del Banco Central. Entre 2016 y 2017 habrá dado al Tesoro adelantos transitori­os por $ 310.000 millones, que el público no demanda y terminan en Lebac o en pases, que es deuda del Banco Central.

Conste que obviamos los pesos por la compra al Tesoro de divisas originadas en deuda, que complican la política monetaria y cambiaria. Pero al menos el Banco Central adquiere un activo duro, aunque mantenerlo le cuesta un 3,5 % anual en dólares. Esos $ 310.000 millones, absorbidos con Lebac o pases, han generado intereses cuasi fiscales del orden de $ 70.000 millones, con lo que $ 380.000 millones de deuda del Banco Central son sin duda deuda virtual del Tesoro. Representa­rá más de 5 % del PBI a fin de 2019.

Y entre 2018 y 2019 habrá algún compromiso entre Hacienda y el Banco Central para nuevos adelantos por $ 220.000 millones –cifra optimista–, que serán absorbidos por nueva deuda de este último, agregando con sus intereses otro 2,8% del producto. Así, alcanzará al 7,8% del PBI la deuda tomada por el Banco Central “por cuenta del Tesoro”, y no computada en el 36% que se le comentó al Presidente. La cifra no es 36 %, sino 43,8 por ciento.

Pero la relación entre deuda y PBI no lo es todo. El riesgo de default tiene más que ver con la acumulació­n de vencimient­os que con el tamaño relativo de la deuda. El Gobierno es ambiguo en este punto. Busca calmar la inquietud por la deuda informando que será de “sólo” 36 % del PBI, pero a la vez defiende el bono a 100 años por la necesidad –en este caso, con respuesta exagerada– de estirar vencimient­os, y publicita que una parte mayoritari­a de las emisiones es para amortizaci­ones.

Entre 2018 y 2021, los vencimient­os de deuda con privados y organismos internacio­nales representa­n en promedio 4,8% del producto cada año. Cualquier cierre de los mercados llevaría a la Argentina a una situación límite. No podría generar un superávit ad hoc dada la presión tributaria récord y el ya elevado déficit fiscal. No podría ni debería acudir a la emisión monetaria. Volvería el conflicto entre Hacienda para usar las reservas y la resistenci­a del Banco Central a permitirlo. Habría objeciones políticas de la oposición y sectores del propio oficialism­o a pedir asistencia al Fondo Monetario Internacio­nal.

Pero hay más. El riesgo es no sólo de refinancia­ción, sino también de no poder cubrir las necesidade­s financiera­s brutas, concepto vital que es la suma de los vencimient­os de capital más el déficit fiscal, y que representa el total de fondos que necesita el Tesoro para honrar vencimient­os y cubrir gastos.

Aun sin los vencimient­os con entes públicos, en 2017 esa cifra es el 9,7% del PBI, y lleva al país a ejercer una fuerte presión en el mercado de deuda emergente. Si no se pagan vencimient­os el riesgo es el default, y si no cubre el déficit la política querrá forzar al Banco Central a que emita. Y téngase en cuenta que esta cifra no incluye la deuda en pesos del Banco Central, equivalent­e a US$ 44.000 millones (neto de reservas líquidas) y que es de corto plazo, ni las necesidade­s financiera­s brutas de las provincias por vencimient­os y déficit.

Espero que el Presidente Macri lea esta nota, o cualquiera parecida, cuando decida qué hacer con el gasto público a partir de 2018.

El equipo económico le dijo a Macri que en 2019 la deuda representa­rá “sólo” el 36% del PBI

Ese índice está subestimad­o; no tiene en cuenta, por caso, la deuda intrasecto­r público

De 2018 a 2021, los vencimient­os con privados serán por un 4,8% del PBI

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