LA NACION

“Pido que nos respeten, que nos apoyen como empleadore­s”

- Violeta Massey.

Recuerda su infancia en la cocina, junto a Meme, la señora que ayudaba en su casa, que le enseñó sus habilidade­s en la pastelería y “el amor que se transmite a los demás cuando se les ofrece delicias dulces”, según dice. Violeta Massey, más tarde y ya casada, se fue a vivir a Bariloche, y durante las interminab­les nevadas que impedían cualquier actividad extramuros, puso sobre la mesada todos los ingredient­es necesarios para cocinar, con la fascinació­n, aún latente, de una niña a la que le dejan meter mano en la alquimia de la harina, manteca, huevos, chocolate, vainilla...Hoy, después de 35 años, su nombre, Violeta, es una marca.

Fue un camino “pasito a pasito”. Sus tortas, ya famosas aunque todavía no comercialm­ente, tuvieron rápida salida una vez que empezó a “testearlas” en una hostería llamada Nahuel Malal, donde también empezaba como primer chef Francis Mallmann. El negocio se dio de una manera natural y junto a él, nuevas creaciones producto de mucho ensayo y error, imaginació­n y creativida­d. De ahí pasó a vender sus tortas “a todo al pueblo”. Volvió a Buenos Aires y comenzó a hacer los postres en la parrilla de La Vaca Zavalía, en San isidro, “y al poco tiempo, en vez de un restaurant­e, tenía veinte”, recuerda. “Hacía 20 tortas por día y entregaba las 20 todos los días”. Más tarde llegaron los locales, que hoy suman 3, en Lomas, en Martínez y uno flamante en pleno centro, en Quintana 171.

La hermana pastelera del chef Pablo Massey tiene un impulso que no cesa, y relata los sabores de un camino que la apasiona. Pero también los sinsabores que viven miles de pymes en el país en el cual quisieran crecer, pero en el que se ven atadas por costos laborales e impositivo­s en sus diversas especies.

Horario de trabajo “Es un oficio muy duro”

“Llegué a trabajar hasta 16 horas por día. Es un oficio muy duro, porque no hay sábados y domingos, no hay feriados, pero yo descubrí que era un medio de vida que me podía servir en lo económico y además era, es, mi pasión. Sin darme cuenta, llegué hoy a lo que llegué. Sin darme cuenta...se convirtió en una empresa. Pasamos de las tortas hechas en casa, a los locales, una empresa con 15 empleados”.

Por otro lado, también dice que a nivel familiar “para mis 4 hijas tener una mamá que está afuera todo el día, todos los días del año, fue difícil”.

A todas las personas que estudian pastelería les diría que “no tienen horario de oficina porque los feriados son los días en los que más se vende”.

El país, en 35 años “Fue mucho esfuerzo”

“Viví muchos gobiernos, buenos y malos momentos en estos 35 años. Fue mucho esfuerzo, hubo que poner el cuerpo. Sobreviví. Ahora estoy empezando a crecer nuevamente con nuevos proyectos, pero no es fácil. El país fue muy difícil y fue muy duro en muchísimos momentos”.

Costos laborales “Los últimos años se han convertido en un infierno”

“Fue el tema más difícil de todos. Los últimos años se han convertido en un infierno, porque el país no protege el empleador sino al empleado, que a su vez puede actuar mal, o no cumplir, pero siempre tiene razón, y eso es muy duro. He tenido juicios laborales, por supuesto. Al principio no dormía, hasta que te das cuenta de que tenés que empezar a convivir con eso porque forma parte de tu vida empresaria”.

Empleadora “Tiene que haber justicia para poder seguir creciendo y dando trabajo”

“No le tengo miedo al país, voy por mas, voy para adelante”, dice Violeta cuando se le pregunta por el presente. “No me paralizo”.

Como empresaria, pide “que se considere a las personas que empezaron a trabajar hace tantos años. Si yo fuera nueva en el negocio, duro dos años. No lo podría sostener. Tiene que haber justicia para poder seguir creciendo y dando trabajo. Hay muchas familias que dependen de mi. Hay que pensar que nosotros, las pequeñas empresas, somos los que más damos trabajo”.

Agrega que “si la persona cumple con su trabajo, puede haber un compromiso del empleador para que pueda estar bien, tenga un buen sueldo y pueda venir feliz a trabajar. Yo pido que nos respeten, que nos apoyen como empleadore­s. Algo tiene que cambiar”.

En concreto, necesita “que bajen o quiten los impuestos y los costos en general de los productos y servicios. La inflación nos mata. Tiene que bajar para que el empleador pueda sostener a la empresa”.

Los insumos “Tengo que hacer magia”

“Tengo que sacar nuevas recetas de la galera para reinventar­me cuando faltan insumos. Este año se complicaro­n mucho los lácteos porque trabajo con alta gama y no la puedo reemplazar”.

Gratificac­ión “Soy la primera en decir «yo llevo el postre»”

“Las cosas más lindas de esta profesión son la gratificac­ión personal que tenés. Estás dándole a la gente sabores y los acompañás en sus momentos importante­s. Se reciben halagos muy lindos”. ¿Siempre tiene que llevar algo cuando va a un té o a un asado? “Sí, soy la primera en decir “yo llevo el postre”.

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