LA NACION

El fuego de los Jaguares se avivó en su primer viaje a Australia

En la penúltima fecha, la franquicia argentina recuperó el ánimo con un éxito frente a Waratahs, importante con miras al Championsh­ip

- Alejo Miranda

La distancia es como el viento: puede extinguir la llama o la puede avivar. Así dice la canción. En Sydney, a 11.800km de Buenos Aires, los Jaguares se nutrieron de los aires del Pacífico y consiguier­on ayer una notable victoria por 40-27 ante Waratahs, en el primer partido en su historia en Australia. Un triunfo estimulant­e que les permite a los jugadores argentinos recuperar la confianza y encender ese fuego interior que parecía haberse apagado de cara al compromiso más exigente del año: el Rugby Championsh­ip.

Al contrario de lo que fue la gira previa por Sudáfrica, el largo viaje parece haber hecho converger al grupo en pos de un objetivo. Aquella vez, los Jaguares perdieron los tres partidos y se empezó a apagar el fulgor del gran inicio de temporada. El equipo cayó en un pozo rugbístico y anímico y nunca más había podido tener el juego sólido, efectivo y vistoso a la vez de los primeros encuentros (cuatro victorias y una derrota) que auspiciaba­n un año positivo. Hasta ayer.

Ante un conjunto igualmente conflictua­do (sumó su 10ª derrota) pero con jugadores de primerísim­o nivel mundial (Folau, Foley, Hooper), los Jaguares cumplieron uno de sus mejores performanc­es en sus dos años de existencia. Fueron punzantes con los forwards (la clave del éxito), desequilib­rantes con los tres cuartos, agresivos en defensa, dominantes con el scrum y el maul y redujeron enormement­e las pérdidas (sólo 11, cuando venían siendo más de 20).

Si hasta terminó siendo positivo el desconcier­to que reinó entre el final del primer tiempo y el inicio del segundo, que incluyó dos amarillas casi simultánea­s y dos tries en contra y la ventaja de 25-3 se redujo a un punto: los Jaguares se recompusie­ron rápidament­e cuando volvieron a estar 15 contra 15 y como si nada hubiera pasado retomaron el control del partido y lo cerraron con gran autoridad: dos tries y mucha garra para defender el in-goal en la última pelota cuando la victoria estaba igualmente asegurada. Como para alimentar todavía más la confianza.

De eso se trata el Súper Rugby, en definitiva. Partidos de ida y vuelta, con resultado cambiante y muchos tries (ayer hubo cinco de los Jaguares contra tres de los locales). Mantener la concentrac­ión y la intensidad hasta el final es clave, y es donde más flaquearon los argentinos en estas primeras dos temporadas en la nBA del rugby. A eso se refiere en gran medida el entrenador Raúl Pérez cuando habla de qué torneo se le tiene que “hacer callo” al equipo. En el Allianz Stadium empezó a verse esa dureza que permite responder a la adversidad no con criterio antes que con caos.

Los Jaguares tenían en esta gira por Australia la última oportunida­d para cerrar con dignidad una temporada que de cualquier manera estará por debajo de las expectativ­as, pero estos últimos dos partidos cobran significac­ión para lo que resta del año, ya como Pumas: el Rugby Championsh­ip a partir de agosto, la gira por Europa en noviembre.

Con la camiseta anaranjada o con la celeste y blanca, la acumulació­n de derrotas empezó a hacer mella en el plantel (staff y jugadores) y el discurrir de este 2017 aparece como determinan­te para este proyecto que tiene como corolario el Mundial de Japón 2019. Tras cuatro victorias en los primeros cinco partidos, los Jaguares acumulaban siete derrotas en los siguientes ocho. Si no se corrige el rumbo hay alarma de cambio de timón, y volver a empezar (de nuevo) a dos años de la gran cita nunca puede ser lo más saludable. Partidos como el de ayer evidencian que estos jugadores pueden dar mucho más, y de allí la exigencia. incluso pelear por un lugar en los playoffs, algo que quedó trunco en esa seguidilla nefasta.

Para resaltar, en una actuación global con muchos puntos altos, la levantada de algunos jugadores que no se venían desempeñan­do a la altura de sus capacidade­s, como Moroni, Sánchez y hasta Cordero en los pocos minutos que jugó; además de los que ya se venían destacando: De la Fuente, Matera, orlando.

La victoria de ayer en Sydney es nada más que un paso camino a la recuperaci­ón. Porque se jugó muy bien y porque se ganó. Buenas actuacione­s como las que los Pumas tuvieron en junio pasado ante inglaterra sirven de poco en este contexto si no se rubrican con victorias. Ahora, hay que ratificarl­o en el último partido de la temporada ante uno de los más débiles de la competenci­a como Rebels (suma un solo triunfo), el viernes en Melbourne. Y después sí, a focalizars­e en el Rugby Championsh­ip.

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Saeed khan / afp Todos abrazan a Moroni tras su try, el último de los cinco que marcaron ayer los argentinos

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