méxico: El desafío de vivir En El límite
La realidad de uno de los países más afectados por la política inmigratoria de Estados Unidos se refleja en las imágenes de Miguel Calderón, Pablo López Luz y Alejandro Cartagena
Cámara en mano, Miguel Calderón, Alejandro Cartagena y Pablo López Luz, tres destacados fotógrafos mexicanos de la generación de 1970, indagan diversos aspectos de la sociedad en la que viven. Desde los cambios urbanos que provoca la construcción de viviendas populares en los suburbios de una megalópolis como México hasta el vínculo que se establece entre el ave y el hombre o el valor simbólico que se le asigna a un auto.
México contemporáneo, la muestra curada por Pablo Cabado que se exhibe hasta el 13 de agosto en la Fototeca Latinoamericana (FOLA) reúne fotografías, una videoinstalación y fotolibros de estos tres artistas, que hablaron con LA NACION sobre sus obras.
Miguel Calderón
“La fotografía es parte de mi esencia. Es mi forma de ver el mundo”, dice Calderón, que logró comprar su primera cámara Polaroid cuando era chico. Ya en 1991, junto con un grupo de artistas mexicanos que estaban en desacuerdo con el sistema de legitimación que promueven las galerías, creó La Panadería, un espacio de arte y de experimentación que funcionó durante diez años. “No me gusta doblegarme ante el sistema burocrático”, sostiene el artista.
Para esta muestra seleccionó fotografías fundamentales de su producción. Si bien sus imágenes en ocasiones surgen de experiencias personales, tienen la singular capacidad de evidenciar, al mismo tiempo, prácticas sociales.
Con una serie de fotos que encontró en el edificio donde vivió su abuelo, en Acapulco, y también a partir de las escenas que vio en esas playas que alguna vez fueron glamorosas, Calderón hizo la serie Best Seller. Muestra mujeres tomando sol y tapándose el rostro con los libros que estaban leyendo; en todos los casos,
best sellers. Acapulco 79 es, para el fotógrafo, una especie de mal augurio que pesa sobre esa ciudad. “Me entristece no poder llevar a mis hijas. Fui recientemente. Hay mucho crimen, está manejada por el narcotráfico”, señala.
A veces el azar juega un papel central en las decisiones que toma Calderón. Cuando lo invitaron a hacer una intervención en el Museo Nacional de Historia en México, no imaginaba el giro que iba a tomar su trabajo.
“No se podía entrar a muchas de las salas para ver las pinturas y las esculturas. En los múltiples y obsesivos viajes que hice al museo, apenas pude observar a los empleados que pulían los pisos de mármol y lustraban los pasamanos de cobre. De tanto saludarnos, empezamos a conocernos”, recuerda el fotógrafo, que realizaría su obra “en colaboración con ellos”.
En la azotea del museo, les pidió que le contaran cómo eran esas obras que estaban en las salas y cuyo acceso estaba vedado. Mientras ellos le explicaban cómo eran con palabras, gestos y movimientos corporales, les tomó una serie de inolvidables fotos que integran la serie
Empleado del mes, expuesta en el museo en lugar de la intervención.
Caída libre es un video que Calderón hizo con un cetrero, con el que convivió durante 24 horas. Junto a la pared donde se proyecta se exhiben varias “perchas”, dispositivos que construyen los cetreros para sus aves con hierro soldado y trozos de pasto sintético. “Revelan el vínculo afectivo que establecen los cetreros con sus aves; parecen esculturas conceptuales”, comenta Calderón.
De adolescente, Calderón cuidó durante un año a un halcón. El vínculo con ese ave, asegura, dejó huella. Recuerda que aquel halcón, que lo atacó varias veces con sus garras, le hizo comprender aspectos propios. “Las situaciones que te ponen al límite –opina– te permiten aprender más que las zonas de confort.”
Pablo LÓPEZ luz
El fotógrafo alquiló un helicóptero Robinson R44 Raven II en Estados Unidos para recorrer más de dos mil kilómetros de la frontera con México. “Desde allí, miré y fotografié la frontera desde la misma perspectiva que las personas que trazaron esa línea limítrofe en un mapa”, dice López Luz.
De la serie de fotos que tomó a ambos lados de la frontera, resulta casi imposible distinguir si se trata de México o Estados Unidos. Sus imágenes ascéticas parecen simples tomas aéreas; no exhiben las cicatrices del grave conflicto social latente. “Lo único que diferencia los territorios es la separación geopolítica que creó el hombre; lo que se atribuye a un lado y al otro de la frontera, la connotación que se le da”, señala el fotógrafo.
Para realizar la serie Pyramid, también expuesta en FoLa, se propuso “investigar las huellas de la identidad prehispánica en la arquitectura contemporánea”. Como un antropólogo, buscó reinterpretaciones arquitectónicas y simbolismos del mundo prehispánico en las calles de México.
Encontró edificios (muchos de la década de 1940) decorados con serpientes emplumadas; monumentales cabezas olmecas de fibra de vidrio ubicados en halls y en el parque de la Universidad Iberoamericana; diseños de rejas que parecen vistas cenitales de pirámides e incluso la pared de una estación de subte decorada con un diseño del códice. “Con estos elementos –señala– asumí que la identidad prehispánica sigue viva.”
alejandro Cartagena
Suburbia mexicana es un ensayo fotográfico realizado en Monterrey, que refleja el nacimiento de la nueva periferia a partir de 2001, con la aprobación de la ley que permitió la división de terrenos comunitarios en México. “Esta ley provocó un boom inmobiliario: se llegaron a construir 500.000 casas por año, pero no se realizó una planificación urbana adecuada para estos cambios”, dice Cartagena. Y agrega: “Leo e investigo mucho sobre teoría urbana para hacer mi trabajo de campo”.
El transporte tardó en llegar a los suburbios, y muchos no podían comprarse un auto. Viajaban a diario a la ciudad en el automóvil de algún vecino; compartían el gasto del combustible. Desde el puente peatonal de Monterrey que conecta con una avenida de cuatro carriles el Norte con el Sur, López Luz capturó, a partir de 2011, cómo viajan en las cabinas de las camionetas los trabajadores (en su mayoría, obreros de la construcción) que viven en las afueras y van hacia la ciudad. Con una cámara de gran formato, tomando fotos a alta velocidad, logró registrar sin movimiento esas escenas magníficas que condensan historias de vida.