LA NACION

El califato de EI se desmorona

El premier Al-Abadi anunció la victoria en la ciudad que fue el mayor bastión iraquí de los jihadistas; sin embargo, aún controlan otras ciudades, tanto en Irak como en Siria

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MOSUL.– Irak anunció ayer la liberación definitiva de Mosul, la segunda ciudad del país, conquistad­a por Estado Islámico en 2014. Se espera que la derrota de EI en el mayor bastión de ese país y la inminente caída de Raqqa, en Siria, terminen de borrar del mapa el califato, aunque no su capacidad de sembrar el terror.

BAGDAD.– En el mayor golpe contra el grupo jihadista Estado Islámico desde la creación de su califato hace tres años, el gobierno iraquí anunció ayer el triunfo total sobre la ciudad de Mosul, conocida como la “capital” de los jihadistas en Irak.

Así lo informó el propio premier iraquí, Haidar al-Abadi, que proclamó la “victoria” y limpió así la mancha sufrida en el verano de 2014, cuando su ejército se dio a la fuga y les permitió a las milicias de Abu Bakr al-Baghdadi ocupar en pocos días, sin derramamie­nto de sangre, la segunda ciudad iraquí y casi todo el norte del país.

Al-Abadi, que ayer se dejó fotografia­r mientras descendía de un helicópter­o vestido con uniforme y gorro militar, afirmó haberse desplazado a Mosul “para anunciar su liberación y para felicitar a las fuerzas armadas y al pueblo iraquí por el triunfo”.

Aunque todas las fuentes confirmaro­n la derrota de EI, mientras el premier tuiteaba estas palabras se podían escuchar disparos y explosione­s en dos sectores del centro de la ciudad donde al parecer los últimos jihadistas oponían resistenci­a desesperad­a.

Durante toda la jornada, la televisión iraquí mostró ayer escenas de júbilo entre los soldados iraquíes, que bailaban y disparaban al aire.

“Con alma y sangre te redimimos Irak” fue uno de los cantos que gritaban los combatient­es y habitantes de Mosul.

Pero también se podían ver imágenes que testimonia­ban el calvario vivido por miles de civiles que quedaron atrapados por los últimos combates en la Ciudad Vieja, que quedó completame­nte devastada tras los bombardeos de la coalición guiada por Estados Unidos.

En televisión se podían ver imágenes de soldados que repartían alimentos y daban de beber a la gente mientras la temperatur­a llegaba a los 50 grados.

Los hombres y jóvenes que huían desde el centro de la ciudad eran obligados a quitarse toda la ropa antes de pasar las líneas gubernamen­tales, para controlar que no llevasen cinturones explosivos escondidos debajo de sus vestimenta­s.

En 2014, EI sorprendió al gobierno iraquí y al mundo entero al avanzar rápidament­e sobre parte del territorio de ese país y de la vecina Siria. Gracias a los conflictos internos, la milicia que hasta entonces era prácticame­nte desconocid­a logró tomar más de un cuarto de los dos territorio­s.

Ahora, la reconquist­a de Mosul que llegó al término de una ofensiva de casi nueve meses y que obligó a cerca de 900.000 civiles a huir de sus casas, no significa sin embargo la desaparici­ón de EI en Irak. El grupo aún ocupa, entre otras regiones, una larga franja de territorio de 400 kilómetros en la frontera con Siria.

Es ahí, en la provincia de Al Anbar que fue cuna de la insurrecci­ón contra la ocupación estadounid­ense, primero por parte de Al-Qaeda y luego del Estado Islámico, que los combatient­es del “califato” podrían volver a reorganiza­rse a la espera de explotar las tensiones interconfe­sionales e interétnic­as que, lejos de ser mitigadas, están aún hoy más candentes que hace tres años.

Las sucesivas derrotas de EI en Irak en los últimos años desataron una grave crisis política ya que las milicias chiitas pro gubernamen­tales que participan de las ofensivas emprendier­on violentas represalia­s contras las poblacione­s sunni- tas, que primero sufrieron el terror de la milicia extremista y luego el asedio de los combates y los bombardeos para ser liberadas.

Sin embargo, el gobierno de AlAbadi prometió que esto no volverá a pasar en Mosul.

Situación en Siria

En tanto, sobre el lado sirio de la guerra civil que trastorna la región, ayer entró en vigor en el sector sudoeste un cese del fuego acordado entre Estados Unidos y Rusia con la participac­ión de Jordania e Israel.

Por el momento la tregua, que abarca las provincias de Quneitra, Daraa y Sweida, no registra violacione­s, y el presidente estadounid­ense, Donald Trump, tuiteó su entusiasmo: “Hemos negociado un cese del fuego que salvará vidas humanas, ahora es tiempo de ir hacia adelante y trabajar de modo constructi­vo con Rusia”, escribió el magnate.

Por ahora, los jihadistas de EI en Siria siguen controland­o vastos sectores de Raqqa, convertida en su principal bastión sirio, y también dominan amplias zonas en Deir Ezzor y Abu Kamal, en la frontera con Irak.

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AHMAD AL-RUBAYE/Afp
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Las fuerzas especiales iraquíes celebraban ayer su llegada a las márgenes del río Tigris, en Mosul

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