LA NACION

problemas para estacionar por los trabajos en el Bajo

Desapareci­eron varias playas que funcionaba­n entre Moreau de Justo y el eje Huergo-Madero; afecta principalm­ente el movimiento nocturno; buscan alternativ­as

- Valeria Musse

Las primeras tareas para concretar el Paseo del Bajo, en Puerto Madero, ya impactan en el movimiento del barrio y obligan a los visitantes, los vecinos y los trabajador­es de la zona a adaptarse a los cambios. Algunos de los estacionam­ientos privados que estaban situados entre las avenidas Alicia Moreau de Justo y Huergo desapareci­eron para transforma­rse en montañas de tierra removida y obradores. La reducción de plazas para estacionar afecta principalm­ente de noche a los clientes del corredor gastronómi­co y del Luna Park.

Por eso, los dueños de los restaurant­es y la Ciudad buscan alternativ­as para que los trabajos no afecten su actividad y el barrio no colapse con automovili­stas que dejan mal detenidos sus rodados.

“Hace un par de domingos vine a cenar y al cine y no encontraba dónde guardar el auto. La playa a la que solía venir ya no está. Al final, lo dejé en una callecita interna de Puerto Madero”, contó Carlos Castagno, que también durante los días hábiles deja el automóvil en ese barrio para ir a trabajar al microcentr­o.

Al menos dos playas privadas y un sector de una tercera situadas en el entorno del dique 1 ya fueron desmantela­das. Estaban concesiona­das a la empresa Apart Car, que en total administra­ba 10 playas. Hoy, mezclada entre máquinas excavadora­s, sobrevive el esqueleto de lo que alguna vez fue una de las boleterías. Otros estacionam­ientos aún permanecen abiertos, como el que está por Mariquita Sánchez de Thompson, que tiene 144 plazas.

En el predio que se extiende desde Encarnació­n Ezcurra (continuaci­ón de avenida Independen­cia) hasta Marie Langer (Humberto I), siempre entre Huergo y Moreau de Justo, es notorio el despliegue de los trabajos para el futuro viaducto que unirá la autopista Buenos Aires-La Plata con la Illia. Por esa vía rápida, que en algunos tramos será techada y en otros a cielo abierto, circularán camiones y micros de larga distancia. A su lado, los rodados particular­es transitará­n al Norte por Alicia Moreau de Justo y al Sur por el eje Madero-Huergo. Actualment­e, recorrer el trayecto desde la avenida Córdoba hasta Juan de Garay puede demorar hasta 20 minutos.

Estado de alerta

El anuncio de las obras para el Paseo del Bajo puso en estado de alerta a los propietari­os de los más de 40 restaurant­es y locales que funcionan a lo largo de Moreau de Justo. No porque estuvieran en contra del proyecto en sí, aclaró a la nacion el presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurant­es, Confitería­s y Cafés (Ahrcc), Camilo Suárez, al mismo tiempo que destacó que la iniciativa le dará “valor agregado” a la zona.

“Nos preocupaba el hecho de no poder disponer de esas playas de estacionam­iento por las incomodida­des que puede generar entre los comensales”, explicó Suárez, y ahondó: “A la noche impacta mucho más porque dejar el coche lejos es más molesto, por eso buscamos una solución”.

Un playero de uno de los estacionam­ientos situados en la futura traza que aún no fueron cerrados confió que “la gente que va a algún espectácul­o en el Luna Park o sale a cenar a los restaurant­es llega quejándose hasta acá”. De hecho, cuando hay shows se ven más vehículos detenidos sobre Madero. “Fui a un recital al Luna Park hace poco y realmente fue muy dificultos­o encontrar dónde estacionar. Terminé dejando el auto en la calle luego de dar varias vueltas”, relató Silvina Castro.

Y una vecina recordó que el Día del Padre oyó a un hombre que se quejaba con un prefecto porque lo habían multado por mal estacionam­iento: él le explicaba que había sido el valet parking del restaurant­e al que había ido el que había dejado el auto en un lugar prohibido.

Ante la inquietud, se conformó una mesa de trabajo entre los comerciant­es gastronómi­cos y funcionari­os porteños. Por ahora, derivó en una suerte de concesión especial en dos espacios bajo la autopista, cerca del nodo de la avenida Brasil, para que los clientes de los restaurant­es puedan dejar sus autos. Hay 145 plazas. Voceros del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, dependenci­a que supervisa la obra, indicaron que se otorgó a los restaurant­es un permiso provisorio hasta abril de 2019.

“Se están analizando otras tres zonas donde se va a disponer de otras 450 plazas”, agregaron. Antes de las obras, había 1200 espacios para estacionar los autos en toda la zona afectada; los voceros no pudieron precisar exactament­e cuántos lugares ya se han levantado, aunque a simple vista podría estimarse que suman un 40%.

A la altura de Azucena Villaflor, en los cabeceras de los diques 2 y 3, se “crearon” dos pequeñas playas para unos 20 autos cada una. Una de ellas (donde antes había una posta de gimnasia) está destinada a clientes de confitería­s de los alrededore­s y la otra, a empleados de la obra del Paseo del Bajo, se informó en el lugar.

Hace tiempo que estacionar en las calles internas de Puerto Madero requiere algo de paciencia, aún más los días laborales cuando los trabajador­es optan por usar esas arterias por ser gratuitas y más seguras. la nacion tardó 10 minutos en hallar un espacio libre y permitido; en el camino, detectó varios vehículos detenidos en las esquinas cuyo cordón estaba pintado de amarillo. Vanesa, del portal Nuevo Madero, alertó que faltan controles sobre los camiones que circulan por calles del barrio habilitada­s para eso. “En general, me cuesta 15 minutos conseguir un lugar, pero no noto que haya una diferencia marcada desde que empezaron con las obras del paseo [del Bajo]”, contó Marcos, que minimizó el impacto de los trabajos.

En sintonía, en las cocheras privadas que funcionan alrededor de Puerto Madero dijeron no haber registrado una mayor demanda.

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Fernando Massobrio Un obrador instalado en lo que era un playón concesiona­do para recibir autos

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