LA NACION

Macri cerró su gira europea con una visita a la Fragata Libertad

Rescató los logros de su gobierno, a bordo del buque de la Armada, en el puerto de Hamburgo

- Jaime Rosemberg

HAMBURGO.– Ya no estaban ni Angela Merkel ni Vladimir Putin ni Donald Trump. Ahora, los destinatar­ios, en esa hermosa mañana en el puerto de Hamburgo, eran los millones de votantes argentinos.

“Mi corazón está con los argentinos, porque la patria se vive en el corazón de cada persona, donde ella esté”, dijo el Presidente, subido a la proa de la Fragata Libertad, en la conmemorac­ión a la distancia del 9 de Julio. “Estoy acá porque participé de la cumbre del G-20, tal vez la reunión de los países más importante­s del mundo”, justificó el primer mandatario.

Más allá de las referencia­s a la reunión a la que asistió, los seis minutos que el Presidente empleó para dar su discurso –que relojeaba a través de dos telepronte­rs–fueron destinados a detallar los logros de su gestión, con vistas a las internas del 13 de agosto y las cruciales legislativ­as de octubre.

“Los argentinos estamos listos para asumir un rol protagónic­o en el escenario mundial, ser parte de los desafíos globales. El más importante, para nosotros, es sacar a millones de argentinos de la pobreza”, dijo el Presidente. Lo escuchaban residentes argentinos en Alemania y los miembros de la comitiva oficial que lo acompañaro­n en este viaje.

“Hace un año y medio empezamos a sentar las bases de la Argentina que queremos”, dijo Macri antes de enumerar medidas como los créditos hipotecari­os, el plan de infraestru­ctura “más importante de nuestra historia”, la reparación histórica a los jubilados; las obras de cloacas y vivienda en el conurbano; el proyecto para que 800.000 familias que viven en villas y asentamien­tos “estén más cerca de sus títulos de propiedad”.

“Estamos haciendo lo que hay que hacer y, de a poco, la resignació­n va perdiendo lugar y crece el sí se puede”, se entusiasmó el Presidente, repitiendo el slogan de campaña que lo llevó a la Presidenci­a en las elecciones de 2015.

Macri había llegado a la Fragata Libertad apenas pasadas las 9.30, de la mano de su esposa Juliana Awada y de buen humor luego de dos días de ajetreadas reuniones del G-20. “Pensé que se iban a quedar durmiendo”, chicaneó a los medios, entre ellos la nacion, que asistieron al acto conmemorat­ivo. Sobraron escarapela­s y banderas argentinas y faltaron funcionari­os del gobierno alemán que habían prometido su presencia.

Después de su discurso, Macri y Awada se sacaron selfies y charlaron con varios de los integrante­s de la Fragata Libertad, amarrada desde hacía dos días en el enorme puerto de esta ciudad. “Trajeron un pedacito de la Argentina hasta aquí”, había dicho el Presidente. Después del acto, Macri y Awada dieron una vuelta al lago Alsten en bicicleta. Almorzaron pastas y al rato se dirigieron al aeropuerto: los esperaban un vuelo chárter a Frankfurt y luego otro de línea de regreso a Buenos Aires.

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Dyn El Presidente y su esposa, Juliana Awada, saludaron a las autoridade­s de la Armada y a la tripulació­n

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