LA NACION

El rol de Juliana Awada en los viajes no queda librado al azar

Personal de Presidenci­a atiende su agenda y los detalles del vestuario

- Maia Jastreblan­sky y Agustina López

La agenda de Juliana Awada no da lugar a la improvisac­ión. Ningún detalle está librado al azar. Sobre todo durante las giras internacio­nales del Presidente, donde la primera dama adquiere un rol relevante y está bajo permanente­mente escrutinio público. Desde la agenda hasta el vestuario, todo se analiza con sumo cuidado.

Para las misiones oficiales, el personal de Ceremonial coordina la visita con la esposa del Presidente y cuida el protocolo y aspectos de su presencia, mientras que el equipo de comunicaci­ón oficial se ocupa de difundir sus mejores fotos en las redes sociales.

Si bien no se trata de una funcionari­a pública y no cobra un suel- do del Estado, parte del equipo de Presidenci­a se dedica a asesorarla y a garantizar su seguridad. Hay algunas normativas que la esposa del Presidente debe cumplir, como ciertos puntos de la ley de ética pública y la prohibició­n de recibir obsequios.

Según informaron en la Casa rosada a la nacion, en la Dirección General de Ceremonial hay 14 funcionari­os y empleados dedicados a la labor de protocolo de Presidenci­a y, entre sus funciones, deben organizar la agenda de Awada, coordinar sus reuniones y prepararla para las misiones oficiales y los encuentros de trabajo con sus pares.

“Antes de cada viaje, el equipo se reúne con Awada, planifican sus actividade­s y le explican la agenda que envió el otro país”, señalaron. Ademas del staff de Ceremonial, las actividade­s bilaterale­s de la primera dama son coordinada­s con la Secretaría de Asuntos Estratégic­os de Fulvio Pompeo.

Dentro del equipo de Casa rosada, María reussi se dedica full time a acompañar a Awada. Amiga de la esposa del Presidente y parte del equipo de Pro desde sus orígenes, fue designada asesora de Presidenci­a con rango de subsecreta­ria y un sueldo de $ 90.000, según figura en el Boletín oficial. Además de acompañarl­a, se dedica a levantar el perfil de la primera dama en las redes sociales. Si bien se mostró interesada por la ayuda social, Awada sostiene un perfil bajo y casi no habla en público. En la gira de Hamburgo participó de todas las actividade­s con los cónyuges de los mandatario­s y se la vio animada con Melania Trump y Brigitte Macron.

En lo que hace a la imagen, suele echar mano del peinador y la maquillado­ra que integran el staff de Presidenci­a. Cuando viaja, no tiene asistentes propios. Su guardarrop­as, en cambio, se mantiene en una esfera privada. “Juliana compra sus conjuntos, toda la ropa la paga de su bolsillo”, aseguraron fuentes oficiales.

Dos diseñadore­s que vistieron a Awada confirmaro­n que es ella la que se ocupa de ir a las tiendas o talleres, selecciona­r las prendas y abonarlas. La línea entre lo privado y lo público, en el caso de Awada, fue estipulada por la oficina Anticorrup­ción. Así, se determinó que sólo puede aceptar estos regalos cuando son por cortesía o por costumbre diplomátic­a. Todos esos obsequios deben informarse en un registro oficial y si supera los $ 4000, el objeto debe pasar al patrimonio del Estado.

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