LA NACION

Masivo reclamo de justicia por Emma

Con la inextingui­ble consigna #NiUnaMenos; con el fervor y el sentido de pertenenci­a universita­rios; con mucho dolor y reclamos. Ése fue el espíritu de la masiva marcha en la capital bonaerense de estudiante­s de la Universida­d Nacional de La Plata y organ

- Rosario Marina

LA PLATA.– Miles de estudiante­s caminaban ayer por las calles de esta ciudad; lloraban a su compañera. Era de noche, el frío calaba los huesos, pero nadie se detenía. Pedían justicia por María Emma Córdoba, que tendría que haber estado rindiendo un parcial de Dermatolog­ía, que hacía las prácticas de medicina en el hospital Cestino, de Ensenada, donde hoy está internada su amiga, víctima del mismo femicida.

El sábado, a las 3.30, Emma salió a cerrar el portón y a entrar a sus perros en su casa de Punta Lara, cuando la interceptó un vecino que las atacó a ella y a su amiga A.L. Las ató, las violó y después intentó prenderlas fuego para evitar un reconocimi­ento posterior.

“Es la primera vez que nos matan a una compañera. Sí se sabía que él era violento, entonces esto era evitable”, dijo en la marcha Pierina Marzocca, consejera superior estudianti­l de la Facultad de Ciencias Médicas. “El dolor lo tenemos metido en el alma todos. Tenemos miedo, pero tenemos mucha más bronca”, agregó. La bronca es porque nadie frenó a ese vecino irascible antes de que consumara el femicidio.

Ayer, los compañeros decidieron no rendir Dermatolog­ía y marchar para pedir justicia. Con mucho dolor y bronca, gritaron: “¡María Emma Córdoba presente, ahora y siempre!” Pero, sobre todo, hicieron silencio. Y lloraron.

La Universida­d Nacional de la Plata (UNLP) decretó un día de duelo, pero dejó que las distintas cátedras decidieran si dictaban clases o no. Los compañeros de Emma se reunieron en la facultad desde las 7 para pasar aula por aula pidiendo que no se dictaran clases ni se tomaran parciales.

La UNLP anunció su apoyo a la marcha que se inició ayer en la Facultad de Ciencias Médicas, en 60 y 120, y terminó cerca de las 20 en la plaza San Martín, frente a la gobernació­n, donde han confluido ya una decena de marchas bajo la consigna #NiUnaMenos.

“Es la segunda compañera que perdemos por violencia de género en un año”, lloró Verónica Cruz, secretaria de Derechos Humanos de la universida­d, intentando terminar la frase al micrófono. El llanto y los abrazos fueron parte de esta movilizaci­ón mucho más que en otras. No fue una marcha política ni hubo divisiones partidaria­s entre quienes caminaron por un carril de las calles céntricas.

Los estudiante­s realizaron durante el día asambleas e intervenci­ones para discutir cómo prevenir las violencias desde su profesión. Luego, pasadas las 17, desde el bosque hasta el centro de la ciudad se recorriero­n calles y veredas. Algunos salían de sus trabajos y se sumaban a las columnas. El ambiente era estudianti­l: había mochilas y bicicletas, jóvenes que por momentos cantaban y en otros sólo podían abrazarse y llorar.

Discursos encendidos

“Los estudiante­s visibiliza­ron anticipada­mente esta problemáti­ca. Esto se puede prevenir, se puede anticipar”, dijo Verónica Cruz frente a la gobernació­n, e insistió: “Tenemos que llegar antes”.

“La angustia y la bronca nos cierran el pecho y la garganta. Emma era una compañera siempre alegre a pesar de las adversidad­es, siempre con una sonrisa para compartir; una compañera profundame­nte solidaria que siempre tenía palabras de aliento para los demás”, dijo Rocío Olazar, vicepresid­enta del Centro de Estudiante­s de Ciencias Médicas.

Emma fue, durante los últimos años, ayudante–alumna de la Cátedra de Biología, y se preocupaba para que los compañeros de primer año entendiera­n la materia. “Nos duele profundame­nte que nos hayan arrebatado la vida de una compañera de una manera tan impune”, insistió.

El acusado, Ariel Osvaldo Báez, de 23 años, se negó a declarar ante la fiscal Virginia Bravo. Continuará detenido, acusado de los delitos de “privación ilegal de la libertad, abuso sexual agravado, homicidio doblemente calificado por ensañamien­to y por mediar violencia de género y tenencia de estupefaci­entes para su comerciali­zación”.

A Emma le gustaba rescatar perros de la calle. Por eso en la marcha también hubo amigos y compañeros que llevaron a sus mascotas, de cuyos collares colgaban carteles que pedían justicia.

Entre velas y llantos hablaron los que pudieron hacerlo. Luego de leer las adhesiones de centros de estudiante­s de todas las facultades y de las agrupacion­es políticas y sociales de distintos partidos, anunciaron que en la Facultad de Ciencias Médicas se hará un mural para recordar a Emma.

La marcha terminó con un aplauso de un minuto .“Porque no queremos recordar la en silencio, sino alegres como ella nos demostró”, dijo una de sus compañeras, y el aplauso pareció durar un siglo.

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Santiago hafford
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santiago hafford Con banderas y carteles, miles de estudiante­s se movilizaro­n por las calles del centro platense

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