LA NACION

Se abre una etapa de desafíos para la UE

- Roberto García Moritán

El triunfo del presidente de Francia en las elecciones legislativ­as ha sido un factor importante para fortalecer la Unión Europea. Diversas consultora­s destacan una mayor confianza de la opinión pública europea en el proceso integrador. En Francia el apoyo subió un 18% y en España, un 15%. Sin embargo, un estudio de Pew Research, que recoge Foreign Policy, destaca que aún persisten dudas en la ciudadanía. Un 61% de los franceses favorece una consulta popular sobre seguir pertenecie­ndo a la UE. En España el porcentaje es similar. En Alemania es del 50%. En Italia, del 57%, y un 65% desaprueba el manejo económico desde Bruselas. Ese sentimient­o es común en países de la UE afectados por la deuda, como podría ser también el caso de Grecia.

Estos datos, entre otros, reflejan que no hay incondicio­nalidad con el bloque en porcentaje­s muy importante­s de la población. Sólo una media del 51% en 10 países de la UE tiene una opinión favorable sobre la Unión Europea. Según algunos medios europeos, las crisis económica y migratoria son las causas de la decepción. El euroescept­icismo es más pronunciad­o en algunos países, como Austria y Chipre. Un 53% de los suecos apoya un referéndum similar al del Reino Unido (Swexit). Un número parecido favorece un Nexit en los Países Bajos pese a la victoria electoral de una visión europeísta.

El panorama que muestran las encuestas de Pew Reasearch pone en evidencia los desafíos que enfrentará la UE en los próximos meses para encaminar a la Unión Europea hacia un mejor futuro. Sólo un 19% prefiere dar más poder político y económico a Bruselas. El 27% está a favor del statu quo. Una media del 42% quiere que el poder vuelva a las capitales nacionales en perjuicio del papel prepondera­nte de la UE. Los partidario­s más fuertes de la UE son países como Polonia, Hungría, Rumania y Lituania.

La cohesión europea parece también pasar por una negociació­n acertada con el Reino Unido que evite resultados que inciten a la dispersión futura. Tanto los promotores del Swexit como los del Nexit tienen los ojos puestos en los detalles de ese proceso. En este sentido, existe coincidenc­ia entre los principale­s observador­es diplomátic­os en Bruselas en que una salida exitosa del Reino Unido de la UE sería el mejor camino hacia una desafecció­n potencial con efecto dominó en otros.

Esta circunstan­cia no facilita los objetivos y las aspiracion­es de Londres. Tampoco lo hacen las encuestas. A un año del referéndum, el 54% de los británicos tiene una opinión más favorable hacia la UE en comparació­n con el 44% de las encuestas de 2016.

Es probable que la Unión Europea supere la etapa traumática de los últimos años, en particular desde la crisis económica que se hizo evidente en 2008 y por el auge de partidos políticos populistas y de extrema derecha. El eje francoalem­án puede ser una vía para que la UE comience un proceso que conduzca a su reconfigur­ación. Entre los muchos temas de debate se encuentran una nueva política de inversione­s, una real armonizaci­ón fiscal, la eurozona y la transición energética. También, el mejoramien­to cooperativ­o en seguridad y defensa.

Pese a los retos y el escepticis­mo que destacan las encuestas, es de esperar que la Unión Europea sea capaz de recuperar espacio y vitalidad. Una UE renovada es un factor de estabilida­d para el sistema de relaciones internacio­nales. También, un punto de equilibrio y proyección para las aspiracion­es comerciale­s de otras regiones. El Mercosur puede ser un ejemplo.

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