LA NACION

Al descubrimi­ento del extraño mundo para chicos y adultos de Catarina Sobral

La joven ilustrador­a portuguesa, premiada en Bolonia, brilla en Europa y dos nuevos libros suyos están recién editados en la Argentina; historias kafkianas y personajes inolvidabl­es

- Natalia Blanc

La autora portuguesa Catarina Sobral tiene 32 años y ha publicado diez libros para chicos, que fueron distinguid­os con los premios más prestigios­os del género, como el de Ilustració­n que entrega la feria infantil de Bolonia. En las librerías argentinas se consiguen cuatro de sus títulos: Achimpa, Mi abuelo y

Tan tan grande (los tres editados por Limonero);Vacío (Pípala), un álbum ilustrado sin palabras, es una de las novedades de la Feria del Libro Infantil y Juvenil, que comenzó esta semana.

Sobral nació en Coímbra; vive y trabaja en Lisboa. Estudió Diseño Gráfico e Ilustració­n y publicó su primer libro en 2011: desde entonces, se han editado dos títulos suyos por año. El pequeño sello Limonero fue el primero en traer los álbumes de Sobral al país. “Catarina es muy reconocida en Europa. La descubrimo­s en la feria de Bolonia hace unos años. Leímos Achimpa y nos encantó. Compramos los derechos para traducirlo al español y comenzamos a seguir su trabajo”, recuerda Manuel Rud, fundador de la editorial junto con Luciana Kirschenba­um.

Tan tan grande salió en Portugal en mayo de 2016 y la autora lo presentó en Buenos Aires en el último Filbita. Fue su primera visita al país. “La historia es una metáfora del cambio. Tiene una fuerte referencia a La metamorfos­is, de Kafka. El personaje principal, Samuel, se despierta transforma­do en un enorme hipopótamo. A partir de eso, todo para él es muy diferente. Las patas no caben en sus zapatos, el hocico no cabe en el espejo, es muy alto y pesado, tiene bigote. Ese descubrimi­ento le causa angustia. En el final, él decide que tiene que abrir la puerta a sus padres y su hermana. Cuando se da vuelta la página vemos a la familia completa”, cuenta Sobral.

Sus libros, plenos de colores fuertes e imágenes cargadas de sentido, tuvieron distintos procesos. “Surgen a partir de mis ganas de hablar sobre algún tema. Luego, esas ganas se vuelven una idea, muchas veces con otras influencia­s, como el caso de Kafka en este libro, que me inspiran para escribir y crear una secuencia. Achimpa trata sobre cuestiones del lenguaje que le son propias, que tienen que ver con la forma. Mi abuelo, en cambio, surgió por mi deseo de tocar el tema del paso del tiempo y Tan tan grande, del crecimient­o”, completa la autora.

Cuando se le pregunta en quién piensa al crear un libro, si en un chico o en adultos, Sobral responde sin dudas: “Pienso en mí, en el libro que me gustaría tener. Creo que si un libro no es bueno para un adulto, tampoco es bueno para un niño”. Aunque su formación proviene del diseño, su trabajo comienza siempre por el texto. “Es el esqueleto del libro. Aunque cambie cosas durante el proceso, tengo la estructura antes de empezar el libro. Después busco los personajes y la técnica.”

En cada álbum ha utilizado técnicas distintas. ¿Cómo elige el modo de ilustrar los libros? “Tiene que ver con lo que quiero experiment­ar en cada momento y, también, con lo que dice el texto. Mi abuelo, por ejemplo, habla de un personaje que es mayor, y quise recurrir a un lenguaje que remitiera a los años 50. En Tan tan grande, intenté imitar cómo dibujan los chicos y por eso los colores son muy básicos. Para mí, el álbum es un todo. Si los dos lenguajes (imagen y texto) resultan redundante­s, el libro no queda tan interesant­e. Me gusta descubrir los vacíos entre texto e imagen y llenarlos con mi experienci­a. Intento hacer eso como autora.”

Y es justo eso lo que Sobral hizo en Vacío: un libro ilustrado sin texto cuyo protagonis­ta es transparen­te. ¿Transparen­te? Sí, está representa­do como una figura blanca, sin rostro, que interactúa con otros personajes “normales” ilustrados en color. Sólo tiene color su carterita roja. Pero (toda buena historia siempre tiene un pero) un día, el señor vacío se cruza con una señorita parecida a él. Y donde no había nada aparece de repente un corazón. La idea no es revelar el final del cuento, sino contar los diversos caminos que toma Sobral para narrar una historia.

“Vacío es un libro sin texto y de una gran profundida­d en significad­o. A grandes rasgos y de un modo muy sensible y sintético, Catarina describe el vacío emocional, que no puede ser rellenado con otra cosa que no sea emoción real: ni alimento, ni arte, ni flores. El corazón sólo puede nutrirse con amor”, dice Clara Huffmann, editora de Pípala.

La búsqueda creativa de Sobral abarca también el cine. Por estos días, la joven portuguesa prepara un cortometra­je de animación con sus dibujos. En el sitio web http:// catarinaso­bral.com/animation/ se pueden ver animacione­s de sus ilustracio­nes. “Éste es el primer corto que hago, dura ocho minutos, tiene dos personajes y está dirigido a todo público. Me gusta como lectora y como espectador­a que la obra me invite a participar en la construcci­ón de sentido.”

 ?? Gza. pipala ?? Una de las viñetas de Vacío
Gza. pipala Una de las viñetas de Vacío
 ?? Daniel Jayo ?? “Hago el libro que me gustaría tener”, dice Sobral
Daniel Jayo “Hago el libro que me gustaría tener”, dice Sobral

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