Hacia un Estado facilitador
Con una demanda de créditos hipotecarios que fue récord en junio con $ 3717 millones otorgados, casi 7 veces más que en el mismo mes de 2016, la noticia del lanzamiento de la nueva línea que suma un subsidio de $ 50.000 para gastos de escritura genera una mayor accesibilidad a la clase media de adquirir su techo propio, en un país en el que 12 millones de argentinos tienen problemas con su vivienda. En la Argentina, faltan 1,3 millones de casas y otras 2,7 millones tienen que ser refaccionadas o no cuentan con la infraestructura básica.
En este contexto, los esquemas de cooperación entre el Gobierno y los bancos que permiten cuotas bajas y plazos de hasta 30 años en préstamos son claves y están en línea con una política habitacional que busca pasar de un Estado netamente “constructor” a uno “facilitador”. Con $ 25.000 millones en el presupuesto para la Secretaría para la Vivienda, y considerando una inversión de $ 1 millón por casa, solo se podrían construir 25.000 viviendas. Por eso, la forma de apalancar esas inversiones es que se subsidie la demanda y que el sistema financiero participe con préstamos a largo plazo.
Un dato interesante es que de los $ 3717 millones que se otorgaron el mes pasado, las entidades públicas concentraron la mayor participación: en conjunto, los bancos Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad prestaron el 64,6% de ese total ($ 2403 millones), y el resto correspondió a bancos privados. El propio ministro Rogelio Frigerio, en una reunión del Consejo Nacional de la Vivienda, destacó el relanzamiento del Procrear para quienes ganan entre dos sueldos básicos y cuatro salarios mínimos. Agregó que “para las familias que tienen más de cuatro sueldos mínimos, el sistema financiero, a partir de la baja de la inflación, también está encontrando respuestas que se traducen en este crecimiento exponencial del crédito hipotecario”.
Las líneas ajustadas por la Unidad de Valor Adquisitivo, un coeficiente que actualiza el capital y las cuotas del crédito hipotecario a la inflación son las más demandadas. Se financia hasta un 75% del valor de la vivienda y se cobra una tasa que varía entre el 3,50% y el 7%, según la entidad bancaria. Este tipo de crédito generó accesibilidad a las personas que no podían tomar líneas a tasa fija por la diferencia entre el valor de la propiedad y los salarios. Y además generan previsibilidad gracias a una cláusula que obliga a los bancos –si así lo solicitara el cliente– a extender el plazo y refinanciar hasta un 25% del crédito en el caso de que la inflación superara por 10 puntos al salario.