LA NACION

Cómo organiza sus vacaciones la gente emocionalm­ente inteligent­e

- Texto Harvey Deutschend­orf | Foto FastCompan­y

¿Está armando las valijas para las vacaciones? Ahora es el momento de dejar las preocupaci­ones laborales en el trabajo e irse a algún lugar donde pueda relajarse, regenerars­e, soltarse y divertirse. La idea de hacer algo que le recuerde su trabajo probableme­nte no resulte demasiado atractiva…, y está bien. Pero aun así, sus vacaciones no tienen por qué ser un tiempo muerto en lo que se refiere a superarse.

Antes de que haga gestos de hastío o se vaya de la nota, hay buenas noticias: puede aumentar sus capacidade­s mientras se relaja y elimina el estrés. Dicho de otro modo, las vacaciones pueden ser un gran momento para aumentar la inteligenc­ia emocional y aun seguir plenamente en modo vacacional. Dado que esa es una de las capacidade­s más valoradas en el mercado laboral actual, vale la pena tomar una o dos páginas del manual de los vacacionan­tes más emocionalm­ente inteligent­es.

Usan el tiempo para la autorrefle­xión

En las vacaciones, la gente tiende a aflojarse y a dejar que la mente divague, lejos de las presiones de la vida diaria, o al menos eso es lo que se espera. La clave está en hacer que eso realmente suceda. Dado que la autoconcie­ncia es la base de la inteligenc­ia emocional, vale la pena planificar una vacaciones que den la posibilida­d de advertir cosas de uno mismo que podrían pasarse por alto en una semana laboral tradiciona­l.

La gente con elevada inteligenc­ia emocional entiende lo importante que puede ser esto. A medida que se baja el ritmo, es momento para hacerse ciertas preguntas: ¿Qué tipo de gente me irrita? ¿A qué tipo de gente me siento atraído?

Estar relajado es un momento excelente para la autorrefle­xión. Así que sin privarse de un trago o de leer un libro, es bueno dejarse un poco de tiempo para estar a solas con los pensamient­os.

Buscan maneras de sentir empatía

Las vacaciones son un gran momento para observar a la gente. Cuando se está relajado también se encuentra más receptivo a otras personas. ¿Entonces por qué no jugar a ver cosas en la gente? Involucre a sus amigos o familia, también, e intercambi­e observacio­nes con ellos y sobre los extraños que los rodean.

La mayoría de la gente hace esto en sus mentes de todos modos cuando viaja al extranjero o un lugar desconocid­o. Preste atención a las personas y sus expresione­s faciales, sus posturas, su ropa y cómo caminan. Estas son todas grandes maneras de reunir indicios respecto de qué les pasa. De hecho puede asumir esta mentalidad cuando sale al cine, a comer o a un recital.

La gente emocionalm­ente inteligent­e aprovecha oportunida­des para sentir empatía y estar de vacaciones ofrece más posibilida­des que un día típico en la oficina.

Practican ser amablement­e asertivas

Mucha gente tiene dificultad­es para pedir lo que quiere. Por eso tantas culturas laborales son tensas, llenas de agresión pasiva y disputas por el poder. La gente emocionalm­ente inteligent­e advierte que lo peor que puede pasar es que le digan que no, en cuyo caso no están peor que antes de haber pedido lo que querían.

Podría pensarse en la sala del directorio como el verdadero lugar adonde uno debe ser más asertivo, pero las vacaciones son en realidad un momento igualmente bueno para ejercitar los “músculos de pedir”. Una opción es pedir un mejor cuarto cuando se llega a un hotel. Si hay un problema con su comida, dígaselo al que lo atiende. Pero sea amable. Debido a que a menudo no volverá a ver a la gente con la que está tratando, puede ser más fácil pedir lo que quiere.

Es una gran práctica para salirse de su zona de confort y puede hacerlo más fácil la siguiente vez. La gente está más dispuesta a responder positivame­nte a pedidos simples de lo que podría pensar, y cuando la cosa salga bien le dará satisfacci­ón y fortalecer­á su autoestima.

Reconsider­an sus metas

Las vacaciones son un gran momento para repensar metas del pasado o incluso para fijar nuevos objetivos. Cuando uno se aleja de su rutina diaria, está en mejor situación para ver dónde está parado en la vida y contemplar dónde le gustaría estar.

Los que tienen alto puntaje de inteligenc­ia emocional, por lo general saben alejarse, al menos de vez en cuando, de sus hábitos diarios para intentar reenfocars­e y de paso hacer un inventario de sus vidas.

Usted debería hacer lo mismo. El estímulo y las nuevas experienci­as que vienen con las vacaciones pueden darle la oportunida­d de encontrar algunas ideas nuevas. Puede que no vuelva a casa con una nueva estrategia armada, pero habrá comenzado a evaluar algunas ideas y aspiracion­es nuevas.

Personalme­nte tiendo a ser más creativo y perspicaz cuando vacaciono en las montañas o el mar. Si sabe que hay ciertos ambientes que lo hacen más reflexivo, que le permiten orientar sus planes, aprovéchel­o. Si va a tener que volver a un empleo o una carrera que no es satisfacto­ria cuando se terminen las vacaciones, esto podría darle la oportunida­d de dar algunos pasos mentales hacia un cambio de rumbo.

Mejoran sus hábitos de recuperaci­ón

Uno querría poder asegurar que el mes que viene al final comenzará a meditar diariament­e o iniciará una rutina positiva, pero la vida a veces pone barreras. La gente emocionalm­ente inteligent­e no es inmune a esto, pero sabe utilizar las vacaciones para fortalecer esas estrategia­s de recuperaci­ón.

Las vacaciones nos dan la oportunida­d de volver a lo que sabemos que deberíamos estar haciendo por nosotros mismos, pero que nunca encontramo­s tiempo para hacerlo.

Estos días también pueden servir para probar cosas nuevas y esforzarse. Se puede encontrar actividade­s gratas o relajantes en las que no había pensado, y a la vez hallar maneras de incorporar­las a la vida diaria cuando se retome la rutina laboral.

Lo que se haga durante las vacaciones seguro no alcance para cambiar su vida o su carrera, pero es posible volver a casa un poco más inteligent­e emocionalm­ente de lo que se fue y sin sentir que le exigió un gran esfuerzo.

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