los riesgos del alto rendimiento, eje del debate
ciclistas y médicos analizan los efectos de la máxima exigencia y el impacto sobre la salud
El polaco Pawel Poljanski, integrante del equipo alemán BoraHansgrohe, está lejos de la cima en el Tour de France, la carrera de ciclismo más popular y exigente del mundo, con un trayecto de 3540km. Ocupa el puesto 75º de la clasificación general y su especialidad es escalar. En la imagen que publicó en su cuenta de Instagram, luego de la etapa de anteayer, la 17ª, se aprecian sus piernas inflamadas, con las venas que parecieran estar a punto de estallar. La foto generó un debate en las redes en el que ya no están exentos los deportistas recreativos: ¿hasta dónde es saludable la actividad física llevada a los límites de la tolerancia humana?
“Es normal por la sangre que al correr tan rápido las venas se pongan así”, responde el ciclista Juan Curuchet, ganador de una medalla dorada en los Juegos Olímpicos Pekín 2008. La deshidratación y la poca grasa de los corredores –con 1,70m de estatura pueden llegar a pesar 53 kilos– son otros factores que provocan la imagen de las piernas de Poljanski, según describe el ex atleta. Curuchet no era un especialista en largas distancias, pero compitió en carreras de 1800 kilómetros y asegura que vivió la misma experiencia que Poljanski. “¿Si queda alguna consecuencia? Olvidate: no”, asevera.
Walter Pérez, campeón olímpico junto a Curuchet en la prueba Madison (pista), coincide en que es “normal” el estado de piernas que el ciclista polaco retrató. A su vez, presenta una problemática de los atletas de elite: “En todos los deportes el alto rendimiento es nocivo para el cuerpo porque pasás los límites de lo que podés dar”.
En el mismo sentido que Pérez, el doctor Pablo Pelegri, especialista en medicina del deporte, advierte que si bien “el deporte es salud”, realizar “muchísima actividad física no es salud”. “En alto rendimiento, deja de ser algo saludable y se transforma en trabajo”, señala. Diego Grippo, médico del seleccionado de básquetbol y director de la Organización Nacional Antidopaje (Onad), coincide con Pelegri: “Creo que en el alto rendimiento estamos en un punto de inflexión: algo va a pasar. El ser humano apunta a objetivos inalcanzables y no está preparado para eso”, señala. Y advierte en cuanto al deporte recreativo: “Hace 20 años se conformaban con correr 5 kilómetros; ahora corren ultramaratones. La pregunta es hasta qué punto es sana la actividad física después de determinados niveles”.
El otro tema que despertó suspicacias fue el doping, una cuestion en la que el ciclismo siempre estuvo en el centro de la escena. Tanto Pelegri como Grippo acuerdan en que es una tentación para una carrera que exige tanto al físico. Y Grippo, al igual que Curuchet y Pérez, sostiene en que desde que el pasaporte biológico irrumpió como herramienta de control, el riesgo de doping bajó notablemente respecto a las décadas del 90 y el 2000.
“Si trabajás lo suficientemente duro podés lograr lo que sea”, es la frase que Poljanski eligió para describir su personalidad en su perfil del equipo. Se trata de un lema que parece practicar a rajatabla.