LA NACION

Una joya con juguetes para estas vacaciones

- la vuelta al munDo en 80 Días Mónica Berman

El clásico relato de Julio verne vuelve a la escena. esta vez en el Maipo Kabaret. Fernán Cardama, un preciso y empático intérprete, propone una visita al universo del relato en una clave muy particular: convertir la narrativa en un universo de juguetes. ¿Cómo representa­r la historia de una vuelta al mundo en una época de aviones y de internet? ¿Cómo eludir la pregunta infantil esperable de “y por qué no se va en avión y vuelve”, “por qué no avisa al celular” o alguna intervenci­ón equivalent­e? Para que la historia funcione hay que trabajar con el tiempo. la pátina del pasado debe hacerse presente en todos los rincones. entonces la materialid­ad de lo antiguo, de lo previo, predomina y se arma un entorno verosímil para lo que se va a contar. la “mesa de operacione­s” sobre la que se jugará una parte importante de la representa­ción no es, definitiva­mente, del orden del presente. será el centro, el lugar de focalizaci­ón. A un costado se verá un contador para poder seguir la peripecia de las horas que transcurre­n. el terreno está preparado. Ahora toca el desafío de contar lo que le aconteció a Phileas Fogg en 43 minutos y 55 segundos, el tiempo del que dispone Passpartou­t, su mayordomo, para dar cuenta de la apuesta, del viaje, de las aventuras, de los recorridos y del resultado final de la travesía. Todo, mientras el señor duerme la siesta. Así que será imposible hacer mucho ruido, so pena de despertarl­o y hacerlo enojar.

Todos los objetos, juguetes autónomos o manipulado­s, son el centro visible de la propuesta. Que funciona de manera fantástica porque está enmarcado por un narrador y manipulado­r, que atrae con sus gestos y con su palabra. la obra es un mecanismo de relojería. Así como la vuelta al mundo juega temáticame­nte el apuro, las combinacio­nes, el superar los obstáculos y se comprende que el único modo de llegar a buen puerto es o que nada falle o construir una alternativ­a de manera veloz, la puesta reproduce lo tematizado, tanto en el trabajo con los juguetes-objetos como en la narración. Y logra una obra entretenid­a, con muchísimo ritmo, que busca construir empatía en el espectador, unido en el deseo de que llegue a tiempo al lugar desde donde partió.

la vuelta al mundo en 80 días se plantea profundame­nte artesanal. en el sentido más bello de la palabra, ese lugar donde se juega lo original, la combinació­n única que se produce. Claudio Hochman dirigió esta puesta que ha rodado mucho y que, a juzgar por la maestría de su planteo, debe seguir rodando mucho más para encanto de, preferente­mente, mayores de 6 años y todo el resto de las personas, sean familia o no.

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