Prisión perpetua para un chatarrero que prendió fuego y acuchilló a su esposa
Miguel Ángel Pastorutti mató a Romina Saavedra el 9 de diciembre de 2013
ROSARIO.– Romina Saavedra había denunciado dos veces por violencia de género a su marido, el chatarrero Miguel Ángel Pastorutti, un hombre que casi la doblaba en edad. Nadie la escuchó y ahora está muerta: el 9 de diciembre de 2013 su pareja la prendió fuego y, luego, le asestó 25 puñaladas en la ciudad santafecina de San Lorenzo.
Ayer, el tribunal integrado por Ismael Manfrín, Julio Kesuani y Edgardo Fertita condenó a Pastorutti, de 60 años, a prisión perpetua.
La fiscal Cristina Herrera, que había pedido esa misma sentencia, señaló: “Se ha condenado a Pastorutti a la pena de prisión perpetua por los delitos de homicidio calificado por ser la víctima su pareja, por alevosía y ensañamiento y por femicidio, es decir, por violencia contra la mujer, con amenazas coactivas previas proferidas contra Romina”.
Aquella mañana de diciembre Romina, de 32 años, salió por última vez desucas a para tramitarlos documentos de sus hijos cuando fue interceptada por su ex pareja, que la agarró de los pelos y la arrastró hasta su casa.
La encerró en su casa de Neuquén al 900, en San Lorenzo, trabó puertas y ventanas y abrió el gas. Desde afuera los vecinos escucharon los gritos desesperados de Romina: “¡No, Miguel! ¡Basta, Miguel!”.
Se produjo una explosión en el in- terior de la vivienda y, entonces, los vecinos lograron ingresar, a pesar de que Pastorutti había bloqueado la entrada con una heladera. Adentro encontraron a la mujer con la parte superior de su cuerpo quemada. La agarraron de los pies para intentar rescatarla, pero Pastorutti se abalanzó sobre ella y le asestó 25 cuchilladas que, finalmente, le provocaron la muerte.
Días antes del crimen Romina había tomado la decisión de terminar la relación que mantenía con su pareja, un hombre casi 30 años mayor que ella y a quien ya había denunciado. Fue sólo cuando logró conseguir la Asignación Universal por dos de sus hijos que se animó a dejar la casa que compartían para irse a vivir con su padre.
La fiscal Herrera, que había pedido la pena de prisión perpetua, acusó al hombre de 60 años de homicidio calificado por varios motivos: por la relación de pareja previa, por la alevosía (consideró que había aumentado el sufrimiento de la víctima al someterla a un estado de indefensión) y por tratarse de un caso de violencia de género. Todos esos supuestos prefiguraban la pena de prisión perpetua. Eso es lo que Pastorutti recibió.