En su nuevo disco, la pianista colombiana Tatiana Castro Mejía combina el jazz de vanguardia con textos literarios
En su nuevo disco, la colombiana incluyó textos de Rainer Maria Rilke, Olivero Girondo y María Gómez Lara
desde su llegada a Buenos aires, hace 12 años, la pianista colombiana tatiana Castro Mejía se ha posicionado como una de las mejores instrumentistas de la escena del jazz de vanguardia porteña. el flamante
Giro y vuelvo giro (La Croqueta Records) propone como novedad la aparición de la palabra en su obra, con un peso tan importante como el musical. “La escritura siempre ha estado presente en mí, en un principio de manera más íntima, a manera de diario, de autorreflexión, pero siempre preocupada por las formas”, dice la artista. “Hace tal vez unos cinco años empecé a generar una relación más comprometida a nivel expresivo, tanto así que me cuestioné el quehacer artístico: ¿música? ¿escritura? Y un poco el disco es el reflejo de esa búsqueda, de ver cómo crear desde ambas, de buscar un lugar donde puedan coexistir.”
el contrabajista Juan Bayón, el baterista andrés elstein y la cantante y narradora Rocío Luz Mehtce grabaron, en apenas una jornada, este álbum junto a Castro Mejía. además de sus poemas, el disco incluye textos de Rainer Maria Rilke, oliverio girondo y María gómez Lara. dice tatiana: “dentro de esa vivencia de la escritura, hace parte importante el leer a otros, y en medio de mi búsqueda literaria aparecieron estos tres escritores. Los tres son parte de ese período en el que voy un poco más profundo con la palabra. Rilke, con sus Cartas a un joven poeta, fue un salvavidas en un momento de tristeza profunda. Con María fue encontrar a una joven mujer colom-
biana que hace magia con la palabra, con la cual me sentí muy identificada. Y girondo es el juego, es el sonido en la palabra, es una relación con mi argentina, es esa otra parte de mí. ellos tres hacen parte de mi voz al mismo tiempo”.
Giro y vuelvo giro no fue concebido como un álbum conceptual. “es más bien bastante intuitivo y azaroso. La improvisación, que es de carácter fundamental en mi vida, es un juego constante entre el poder del instante y el poder creativo del que improvisa. Y desde ahí, yo estoy en el camino de permitir que la percepción, cada vez de manera más amplia, sea un motor importante en mi quehacer artístico. desde ahí no hay una decisión de linealidad conceptual”, sostiene tatiana. sin embargo, el agua en sus diversas formas no sólo aparece a lo largo del disco, sino también en la portada y el bellísimo arte de tapa, realizado por Julieta toledo Windensky. “Creo que el líquido es un hilo conductor que se generó de manera inconsciente, y se empoderó en el transcurso del proceso creativo”, dice la pianista. “este disco es el reflejo de casi tres años de trabajo. Fue un proceso creativo, que aunque sabía que tarde o temprano iba a terminar en un registro sonoro no buscaba una temática de conexión. La búsqueda por un lado fue desde el sonido y la interacción improvisada, buscando desde esa sonoridad de trío que aunque es muy tradicional en el jazz yo nunca había abordado. Y luego se vio atravesada por la palabra”, explica.
La improvisación es central en el arte de Castro Mejía, que ya lleva publicados tres álbumes como solista, además de otros en colaboración con el trombonista Francisco salgado (revisitando obras de thelonious s. Monk), como miembro del Cuarteto Instantáneo (junto a un referente del free jazz local, como el cornetista enrique Norris, Francisco salgado y el contrabajista guillermo Roldán). “este disco tiene mucho de improvisación, pero hay temas escritos, composiciones pensadas como detonantes para generar espacios de improvisación. al estudio entramos con un año de estar tocando, lo cual genera un nexo importante entre los músicos, un nivel de confianza en cada músico y en la música que permite ese nivel de vértigo. el trabajo vino por ese lado.”
del Cuarteto Instantáneo al ensamble de Improvisación abierta Cobra, que desarrollaba el método ideado por el saxofonista neoyorquino John Zorn, la obra de tatiana Castro Mejía parece ir en dirección a una música sin concesiones, con el riesgo como factor común. “Yo diría, más bien, que estamos ante un accionar creativo que asume una dinámica constante. Que acepta a un otro y a un espacio circundante activo. está atento a ese movimiento tanto interno como externo y es consecuente con eso. Por eso voy de la mano de la improvisación. Por eso me gusta dejarme sorprender por el otro y también, en momentos fantásticos, hasta me sorprendo de mí misma. Creo que el riesgo para mí sería congelarme, no moverme.”