LA NACION

Entre el PJ y la necesidad de amplitud

- Gabriel Sued LA NACiON

Cristina Kirchner bajó del escenario y el público que colmó el estadio de Atenas ya no se contuvo más. Desde las tribunas y el campo empezaron a cantar la marcha peronista. Verónica Magario, que estaba en el escenario, dio un paso al frente y arengó a la militancia. El canto se sintió fuerte en todo el estadio.

Fue así como el primer gran acto pos-PASO se convirtió en un acto peronista. El primero. Nunca antes en esta campaña se había cantado la marcha con Cristina Kirchner en el escenario.

Hasta un minuto antes, la ex presidenta había mantenido al público a raya. Una y otra vez durante su discurso interrumpi­ó a los militantes cuando intentaron cantar el grito de guerra kirchneris­ta: “A volver/ A volver/ vamos a volver”. Ella, en cambio, propuso una “campaña ciudadana”, en línea con el objetivo de llegar a un electorado más amplio, por encima de las barreras partidaria­s. Por eso pidió: “Gritemos Argentina”. Su gente accedió: “Argentina/ Argentina”. Esa tensión permanente marcó el ritmo de todo el acto. Un conflicto entre la mística militante y la asepsia ciudadana. Fue un juego de contrastes que encuentra su explicació­n en la estrategia que la ex presidenta piensa aplicar en esta segunda etapa de la campaña: lograr una combinació­n entre un fortalecim­iento de la base propia y un acercamien­to al electorado que se resiste a votarla.

La clave para los estrategas radica en replicar el escenario previo al ballottage de 2015. Ellos explican que la mística fue tal que hizo que la militancia inorgánica, silvestre, saliera a la calle para conseguir que el mensaje llegara a la mayor cantidad de lugares posibles. En definitiva, hay que tocarles el corazón a los propios para que salgan a convencer a los ajenos.

Este juego de contrastes se vio también en el acceso al escenario: ya no hubo lugar para los ciudadanos de a pie, que en la campaña previa a las PASO habían sido protagonis­tas. Ayer estuvieron los intendente­s y los candidatos. Fue una forma de mostrar poder y ratificar la sociedad de Cristina con los jefes comunales. Durante su discurso, Cristina mantuvo el espíritu conciliado­r y varias veces frenó cantos de su gente contra el Gobierno. Les pidió construir “con amor”, pero también se mostró combativa. Prefiere las cámaras de TV a la gestión, dijo sobre María Eugenia Vidal, una contendien­te a la que decidió no escaparle.

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