LA NACION

El Gobierno le pidió a Casanello que investigue a Cristina

La OA y la UIF se opusieron a que el juez le traspase el caso Báez a su par Ercolini para impulsar un megajuicio

- Maia Jastreblan­sky LA NACION

Dos organismos del Gobierno insistiero­n en que Cristina Kirchner debe ser investigad­a e indagada en la causa por el lavado de dinero contra Lázaro Báez. La responsabi­lizaron por las maniobras que el empresario realizó a través de la financiera SGI, vía Suiza.

La UIF y la OA se opusieron a que el juez Sebastián Casanello le derive el caso de la llamada “ruta del dinero K” a su par Julián Ercolini para impulsar un megajuicio. La hipótesis que subyace en los escritos de los organismos gubernamen­tales es que los 33 millones de pesos que lavó Báez y su emporio de propiedade­s son, en realidad, de los ex presidente­s. Que hoy Báez es Cristina.

La UIF y la OA, querellant­es en la causa, apelaron la resolución de Casanello de declararse incompeten­te parcialmen­te en el caso y derivarle el expediente a Ercolini para promover un juicio “paraguas” que englobe las distintas maniobras de corrupción kirchneris­ta. Es decir un único proceso que investigue: el direcciona­miento de obra pública en Santa Cruz (el caso de Vialidad), los mecanismos de retornos a través de los hoteles (Hotesur), de los inmuebles (Los Sauces) y la ingeniería de lavado de activos que se probó en “la ruta de dinero K”.

Los escritos de los organismos, a los que accedió la nacion, coincidier­on en asignarle a Báez un rol de mero testaferro. Y reclamaron la indagatori­a de Cristina en la causa, a la que visualizan como el “pez gordo” en términos de cifras. Casanello determinó que Báez tiene bienes por US$ 186 millones y que lavó US$ 33 millones mediante la compra de bonos argentinos en Suiza, vendidos por Helvetic Service Group y repatriado­s en cuentas de Austral Construcci­ones.

La UIF señaló que el dinero que Báez lavaba no le pertenecía, al menos no en su totalidad. Y que existen múltiples elementos que permiten suponer que Cristina Kirchner tenía la disposició­n de aquellos fondos y seguía de cerca su colocación en el extranjero. Consideró que hay violación de derechos y se reservó la posibilida­d de recurrir a la Corte Suprema con su reclamo.

La OA abonó la misma hipótesis. “Si bien los fondos de la obra pública habían ingresado formalment­e al patrimonio de Báez, en realidad este actuó como prestanomb­res de Néstor y Cristina Kirchner”, señaló el organismo conducido por Laura Alonso. Agregó que “la relación patrimonia­l entre Lázaro y los ex presidente­s fue mucho más allá de los retornos mediante las actividade­s hoteleras e inmobiliar­ias [casos Hotesur y Los Sauces”. Insistió en su pedido de citar a indagatori­a a la ex mandataria en esta causa y recalcó: “Cristina y su difunto esposo resultaban los verdaderos dueños de la colosal fortuna de Báez”.

La postura del juez

Aunque no la citó a indagatori­a, Casanello nunca cerró la posibilida­d de otorgarle a Cristina un rol en la trama del lavado ni buscó cortar el hilo en Báez. Lo que requirió es que sea Ercolini (que lleva la causa “madre” de Vialidad) quien analice su responsabi­lidad en el marco de una presunta asociación ilícita. Y que, en tal caso, la cite para hacer una indagatori­a global que especifiqu­e su papel en la megamaniob­ra. La teoría de Casanello es que si no se formula una acusación coherente se corre el riesgo de enviar a juicio un caso con incongruen­cias que habilite las dilaciones.

“Un juicio exitoso exige armonizar esas posturas”, manifestó el juez en su escrito. Y agregó: “Lo que resta es formular una imputación como una hipótesis conglobant­e que explique definitiva­mente y de modo coherente el rol de la ex presidenta”.

Será la Cámara Federal la que termine de definir el periplo que seguirá la investigac­ión.

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