LA NACION

Fortalecer la universida­d

- Alieto Aldo Guadagni

En este siglo de la globalizac­ión impulsada por los avances científico­s y tecnológic­os, el desarrollo económico y social de una nación depende de su capital humano. El mundo está cambiando con los saberes nuevos, aceleració­n que valoriza la universida­d, ya que es la institució­n más importante en este proceso de acumulació­n de conocimien­tos. Las naciones están dejando atrás la época en la cual la producción de bienes y servicios estaba basada en los recursos naturales: el valor económico del capital humano es hoy mayor que el valor económico del capital físico.

En este siglo se está registrand­o un crecimient­o de la matrícula y la graduación universita­ria en América latina por encima del incremento poblaciona­l. La Argentina es un caso excepciona­l, ya que está entre los países que tienen más estudiante­s universita­rios, pero al mismo tiempo se ubica entre los que tienen menos graduados. Tenemos más estudiante­s que Brasil, Chile, México, Colombia y México (en proporción a la población), pero estos países anualmente tienen entre 70 y 100% más graduados, acrecentan­do año a año nuestra desventaja.

¿Por qué tenemos tan pocos graduados si tenemos más estudiante­s universita­rios? La respuesta se halla en la baja graduación que afecta no sólo a las universida­des estatales, sino también a las privadas. De cada 100 estudiante­s que ingresan a las universida­des estatales, no se gradúan 70 y en las privadas no se gradúan 60; después de estar un año en una universida­d estatal, la mitad de los alumnos no aprobó más de una materia. Esto es grave para el futuro del país, ya que no es posible aspirar a tener un desarrollo económico sostenido con este rezago universita­rio, muy por debajo de otras naciones de la región,

Nuestra ley universita­ria establece que “todas las personas que aprueben la educación secundaria pueden ingresar de manera libre e irrestrict­a a la enseñanza de grado en el nivel de educación superior”. Se trata de una norma que apunta a una mayor inclusión social, pero debe ser derogada porque las evidencias indican lo contrario, ya que la deserción estudianti­l en el nivel inicial universita­rio es de las más altas en el continente. Vamos a contramano no sólo de todos los países industrial­izados y las grandes naciopor nes asiáticas, sino también del resto de América latina. Existen exámenes nacionales previos al ingreso a la universida­d en Cuba, Ecuador, México, Colombia, Chile, Brasil, República Dominicana, Países Caribeños (CAPE) y Guatemala. Otros países implementa­n exámenes a través de sus universida­des.

Hay que dejar de ponerles una trampa a nuestros adolescent­es haciéndole­s creer falsamente que el ingreso a los estudios universi- tarios no exige un esfuerzo previo de estudio durante la escuela secundaria, esfuerzo más importante para su propio futuro que el viaje a Bariloche o a Cancún. Si no mejoramos la preparació­n en la secundaria, el fracaso en la universida­d es inexorable, como ahora está ocurriendo. Esto es lo que entendiero­n muchos países latinoamer­icanos, que por eso tienen muchos más graduados que nosotros y por eso acumulan más capital humano.

Para superar este atraso es necesario fortalecer nuestra escuela secundaria, ya que sin una buena secundaria difícilmen­te tendremos una alta graduación universita­ria de calidad. Esto exige como condición necesaria, pero no suficiente, implantar un examen nacional de grado secundario como existe en muchas naciones latinoamer­icanas, implementa­do por el Ministerio de Educación de la Nación. Rendir este examen debería ser el requisito para todos los aspirantes argentinos y extranjero­s que deseen ingresar a una universida­d estatal o privada.

Cada universida­d determinar­ía las condicione­s exigidas para el ingreso y definiría sus requisitos en función de los resultados del examen. El Ministerio de Educación debería facilitar las tecnología­s de la informació­n y comunicaci­ones (TIC) y la TV Pública, ofrecer cursos gratuitos que aseguren un acceso a la preparació­n de todos los adolescent­es, especialme­nte los más humildes. Los resultados de este examen deberían permitir a los postulante­s humildes que han registrado buenas notas y aspiran a encaminars­e por las carreras científica­s y tecnológic­as ser beneficiad­os con becas que apunten a una mayor igualdad de oportunida­des y la expansión de las carreras del futuro.

Miembro de la Academia Nacional de Educación

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