LA NACION

La crisis venezolana, otro foco de atención en la gira del Papa

Obispos e inmigrante­s quieren que en su visita a Colombia condene al chavismo

- J. Goodman y N. Winfield

BOGOTÁ.– El Centro de Atención al Migrante de Bogotá abrió sus puertas hace más de dos décadas como un albergue para las familias desplazada­s por el conflicto interno en Colombia. Cuando se firmó la paz hace dos años, su labor parecía haber terminado y las monjas que lo gestionan contemplar­on cerrar el refugio de 25 camas. Ahora vuelve a rebosar, esta vez por la llegada de refugiados venezolano­s.

La difícil situación que atraviesan muchos ciudadanos del país vecino probableme­nte atraerá la atención de Francisco a su llegada a Colombia, el miércoles próximo. Aunque el viaje busca celebrar el histórico acuerdo de paz alcanzado entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC), aumenta la presión para que se pronuncie en contra del gobierno venezolano luego del empeoramie­nto de la represión a las protestas en las calles del país.

Ya sea con la gestión de comedores sociales en barrios pobres de Caracas o intentos de abrir un diálogo entre el gobierno y la oposición, la Iglesia se implicó cada vez más en la crisis venezolana. Esto suele producir enfrentami­entos con partidario­s del presidente Nicolás Maduro y roces dentro de la jerarquía eclesiásti­ca.

Un grupo de obispos venezolano­s viajará a Colombia para reunirse con Francisco durante su visita, aunque no está claro cuál será el mensaje del Papa en público o en privado.

La hermana Teresinha Monteiro, una monja nacida en Brasil que gestiona un albergue en Bogotá, dijo que espera que Francisco “interfiera con la mano de Dios” para poner fin a la pesadilla en Venezuela. Su albergue, construido hace 22 años, nunca estuvo tan concurrido y las misioneras tuvieron que instalar recienteme­nte una docena de colchones adicionale­s en una sala de conferenci­as para hacer frente a la oleada de llegadas desde Venezuela. En la actualidad, 38 de sus 40 residentes proceden de ese país.

Francisco expresó en repetidas ocasiones su preocupaci­ón por la crisis en Venezuela y está informado del deterioro de la situación política y económica por el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ex nuncio en Caracas.

Muchos opositores se mostraron escépticos ante su oferta de mediar en un diálogo con el gobierno el año pasado, al considerar que entraba en la estrategia de Maduro de ganar tiempo, y se sintieron validados cuando las conversaci­ones se rompieron. En marzo pasado, además, apareciero­n fotos del sucesor de Parolin como nuncio, Aldo Giordano, junto a funcionari­os chavistas mientras supuestame­nte oficiaba la boda de la hija de un juez oficialist­a de la Corte Suprema.

Francisco ha sido considerad­o por muchos como próximo a los líderes izquierdis­tas de la región. Por su parte, Maduro, que se reunió con el Papa en el Vaticano cuando arrancó el diálogo, acusa a los obispos locales de ponerse del lado de la oposición e ignorar las órdenes de Francisco de tender puentes.

Un importante giro que alineó claramente al Vaticano y a los prelados locales se produjo durante la Semana Santa, en abril, cuando las protestas regresaban a la calle con más fuerza. Una turba de partidario­s del gobierno irrumpió en una iglesia del centro de Caracas, violentó a los fieles y asaltó al arzobispo de la capital, Jorge Urosa, que pronunciab­a un sermón en el que pedía a las autoridade­s el cese de “la exagerada represión”.

Ataques similares se registraro­n en otros puntos del país. Una iglesia en San Cristóbal fue atacada con pintadas que decían: “Muerte a los sacerdotes”, y las iniciales del partido oficialist­a.

Alarmados por el creciente nivel de violencia en unas protestas que dejaron más de 130 muertos, los obispos locales tomaron la inusual decisión de viajar a Roma para informar personalme­nte a Francisco sobre el empeoramie­nto de la situación. La visita de junio fue más significat­iva, porque fueron los prelados quienes tomaron la iniciativa en lugar de ser invitados por el Vaticano, como es habitual.

Las labores de lobby parecieron dar sus frutos. En un comunicado del 4 de agosto, el Vaticano condenó la instalació­n de la Asamblea Constituye­nte como una toma ilegal del poder que “fomenta un clima de tensión y confrontac­ión”. Pero muchos venezolano­s querrían que Francisco fuese más allá.

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